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Áreas naturales latinoamericanas desprotegidas

Judit Alonso
29 de mayo de 2021

Aunque la cobertura de áreas naturales protegidas terrestres ha aumentado en la última década, menos del 8% está protegida y conectada a la vez. Una cuestión que afecta tanto al planeta como a América Latina.

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Imagen: picture alliance /dpa/Prisma

El mundo cuenta con 22,5 millones de km² de ecosistemas terrestres y aguas continentales y 28,1 millones de km² de aguas costeras y el océano dentro de áreas protegidas y conservadas según el informe 'Planeta Protegido 2020' del Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente (PNUMA-WCMC) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), elaborado con el apoyo de la National Geographic Society. 

La edición de este informe se ha centrado en evaluar la Meta 11 de Aichi, objetivo sobre diversidad biológica establecido por el Convenio de Biodiversidad Biológica (CDB), en las áreas protegidas y conservadas en todo el mundo. Así, aunque de los datos recopilados se desprende un aumento de más de 21 millones de km² desde 2010, también muestra que faltan esfuerzos para garantizar la calidad de estas áreas: un tercio de las áreas clave para la biodiversidad no lo están. Igualmente, menos del 8% de la tierra está conectada y protegida al mismo tiempo.

Esta situación mundial se extrapola a América Latina, que por primera vez ha contado con un informe específico sobre la región. "El documento identifica retos y oportunidades e integra recomendaciones puntuales de los expertos", explicó a DW Mónica Álvarez, coautora del informe cuyo objetivo es "que sirva como línea base para facilitar la toma de decisiones del post 2020".

América Latina y el Caribe cuentan con más de la mitad de los países y territorios tienen más del 17% de su superficie terrestre protegida, el objetivo marcado por la CDB. Martinica, Guadalupe, Venezuela y Guayana Francesa se posicionan como líderes con más del 50% de su superficie terrestre protegida. No obstante, el resto  no alcanza a tener protegido el 17% de su superficie y 13 de ellos no llegan a tener el 10% de su superficie terrestre protegida.

"La conectividad en la Amazonía solo es posible por los pueblos indígenas y comunidades locales", asegura Maretti que destaca el parque colombiano del Chiribiquete (foto) como buen ejemplo de área protegida. Imagen: picture-alliance/dpa/Colpensa

Amazonía en la mira

"En los décadas de 1990 y del 2000 hemos tenido un crecimiento muy importante en las áreas terrestres por el crecimiento de la protección de la Amazonía", aclaró a DW Cláudio Maretti, vicepresidente de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) que considera al "caso de Chiribiquete en Colombia y del Parque Nacional de Montañas de Tumucumaque en Brasil como muy significativos y emblemáticos".

Colombia, Brasil, Perú, Chile, Argentina, México han sido los países que más áreas naturales terrestres han protegido en estos últimos años, según Maretti que también ha participado en el informe latinoamericano.  

"Los 58 autores de hasta 40 organizaciones del informe fueron escogidos por su experiencia y conocimiento regional en las temáticas desarrolladas", puntualizó Álvarez. Entre estos se encuentra la mexicana Renata Cao que subrayó la importancia del mismo más allá de la cobertura, es decir, de los kilómetros cuadrados de las áreas protegidas. "Los países están intentando llegar a la meta, pero no están siguiendo una lógica funcional ecológica", dijo a DW.

La desconexión de áreas protegidas rompe el flujo ecológico que tendrían que tener, perjudicando a especies migratorias y animales que necesitan grandes extensiones para vivir como los jaguares.

No solo una cuestión de extensión

Se trata de los llamados criterios cualitativos. "No es solo la conectividad sino también la efectividad de manejo, la representación ecológica, la gestión equitativa, esos son los calificativos que sí hacen la diferencia para que una área sea significativa y resulte positiva para los objetivos del plan estratégico global", consideró Maretti.

Así, el informe apunta que el 43,8% de las 2.300 áreas claves para la biodiversidad de la región se encuentran sin ningún tipo de protección. "Las áreas protegidas deben proteger la biodiversidad. Se identifican donde hay plantas y animales endémicos, especies en peligro de extinción o sitios con altos valor biológico", recordó Cao agregando que si estas áreas no contienen estos elementos "no están protegiendo lo importante". Por este motivo abogó por "tratar de proteger las especies que son clave", así como "conservar la gran gama de biodiversidad que tenemos" de manera que se logre una mayor representatividad.

"Tenemos áreas pero nos hace falta mejorar estructuralmente" reconoció Cao teniendo en cuenta que una tercera parte de la superficie protegida en América Latina y El Caribe no está bien conectada. "Tenemos islas de conservación que no pueden conectarse las unas con las otras y dejan de ser funcionales", aseguró señalando a la agricultura, ganadería y urbanización como causas de dicha situación.

"En algunos casos hay buena conectividad terrestre porque hay muchas áreas protegidas asociadas a territorios indígenas de otras comunidades tradicionales como es el caso de la Amazonía", recalcó Maretti abogando por el reconocimiento de la contribución que realizan los pueblos indígenas. Y es que su tarea es indispensable para la conservación de la biodiversidad. "Se hace esfuerzo para proteger lo más representativo, pero si no lo haces de manera colaborativa con las comunidades, no funciona", agregó Cao. "En América Latina no podemos pensar en áreas protegidas sin pensar en la gente que viva en ellas", sentenció la experta mexicana.

Igualmente, se necesitan recursos financieros y personal capacitado para la buena implementación del manejo de las áreas protegidas en la región. "Para lograrlo necesitamos acercarnos más a la sociedad, abrir más nuestras áreas protegidas a la gestión más inclusiva mirando hacia la equidad", concluyó Maretti.

(lgc)

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