Éxodo venezolano: ¿cómo viven los inmigrantes en Lima?
Margot Desautez
6 de marzo de 2018
La migración masiva de venezolanos a la capital Lima pone a prueba la fraternidad venezolano-peruana.
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Huir resulta ser la única solución para miles de venezolanos que se oponen al régimen de Nicolás Maduro. Antes de arribar a Argentina, Brasil, Colombia, Chile o Ecuador, numerosos venezolanos hacen escala en la capital peruana, donde las recientes reformas migratorias facilitan su llegada. Según la Superintendencia Nacional de Migraciones, más de 100 mil venezolanos encontraron en el Perú un lugar para vivir. Esta ola migratoria pone a prueba la histórica fraternidad venezolano-peruana.
El Grupo de Lima y sus repercusiones
"Considerando la actual situación en Venezuela, mi gobierno ha decidido que la presencia del presidente Maduro en la VIII Cumbre de las Américas, ya no es bienvenida", tuiteó el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, hace unas semanas. Los próximos días 13 y 14 de abril, los catorce países del Grupo de Lima manifestarán su descontento respecto a la política de Nicolás Maduro, excluyéndolo de las negociaciones diplomáticas y comerciales continentales. La decisión de PPK posicionó al Perú como el líder regional de la estrategia de oposición a Maduro.
La aprobación del Permiso Temporal de Permanencia para los refugios venezolanos a principios de enero de 2017 regularizó la situación de miles de migrantes venezolanos, que pueden ahora trabajar legalmente, abrir una cuenta bancaria o alquilar un departamento durante un año en el Perú, antes de pedir el muy codiciado Carnet de Extranjería o de mudarse a otro país.
Una situación de la cual se felicita Martha Fernández, directora ejecutiva de la ONG Venezolanos en el Perú: "Estos programas permiten disminuir el número de trabajadores informales e impide que los empresarios se aprovechen de la situación de los inmigrantes. La mayoría de los venezolanos que llegan al Perú tienen menos de treinta años y el 60 por ciento de ellos son profesionales, muchas veces diplomados, que trabajan en comercios, en restaurantes, para conseguir dinero lo más rápidamente posible. (...) No se trata solamente de que el peruano acepte al venezolano, sino que también el venezolano se integre". Perú y Venezuela comparten una larga historia migratoria: más de 110 mil peruanos emigraron a Venezuela durante la dictadura fujimorista, hoy la inmigración va en la dirección contraria.
"El socialismo nos ha dividido por la necesidad"
El albergue de San Juan de Lurigancho, en las afueras de Lima, es un ejemplo de la solidaridad venezolano-peruana. En el local del empresario peruano René Cobeña, cuya capacidad inicial es de veinte personas, viven ahora más de 90 venezolanos. "La mayoría de los venezolanos han sido ayudados por peruanos. Todos conocemos este video viral del metropolitano limeño pero en la realidad la situación es muy diferente. La xenofobia hacia los venezolanos existe pero se limita a situaciones muy particulares, exacerbadas por los medios de comunicación", explica Julio, limeño desde hace cinco años.
La integración es aún más fácil para los venezolanos que deciden no vivir en la capital. Según Martha Fernández, el verdadero choque viene con la desilusión limeña. "Los venezolanos llegan aquí agobiados y muchas veces sin nada. Son impacientes, y les cuesta a los que tienen diplomas aceptar trabajos poco cualificados, es lo que suele pasar con cualquier migración forzada.
"Después de dos, tres meses en el Perú se oxigenan y regresan a la oficina siendo totalmente diferentes", agrega. Esta desilusión la experimentó Pablo, un expolicía que consiguió trabajo en una tienda de ropa y cumple un mes en Lima: "No pienso quedarme en Lima. La situación es muy diferente de lo que me imaginaba, aquí también está la delincuencia, la violencia, pero por ahora lo más importante es mandar dinero a mi familia". Si los barrios "chamos" se multiplican en la capital, todavía no se ha generado una verdadera comunidad venezolana. Iván, un mes en Lima, confiesa a DW: "En Venezuela la situación es tan difícil que, por necesidad, te vuelves individualista. Cuando llegas aquí te das cuenta de que no existe una verdadera ayuda mutua venezolana. Es el socialismo el que nos ha dividido".
Margot Desautez (VT)
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Cúcuta: el desbordamiento del éxodo venezolano
Miles de venezolanos cruzan la frontera con Colombia. Muchos se instalan en Cúcuta, mientras que otros trabajan para ahorrar dinero y continuar su viaje hasta Ecuador, Perú o Chile.
Imagen: DW/A. Sáez
Un éxodo incalculable de venezolanos
Por el Puente Internacional Simón Bolívar que separa Cúcuta (Colombia) y San Antonio del Táchira (Venezuela) cruzan a diario numerosos venezolanos. Unos 5.000 se quedan en Colombia o siguen su viaje hacia otros países.
Imagen: DW/A. Sáez
Hacer la compra en la ciudad vecina
La mayoría de los miles de venezolanos que cruzan a Cúcuta suelen hacerlo semanalmente para realizar la compra de la cesta básica que no pueden obtener en su país y regresan el mismo día. Muchos viven en las ciudades venezolanas limítrofes, aunque cada vez vienen de más lejos y hasta hacen trayectos de un día.
Imagen: DW/A. Sáez
Cada vez más maletas
DW estuvo en mayo pasado en el mismo puente fronterizo y el flujo de personas con varias maletas era escaso y se limitaba a grupos de jóvenes, mientras que ahora es común observar un notable tránsito de maletas y familias con niños.
Imagen: DW/A. Sáez
La primera de muchas filas
El primer paso para un venezolano que desea quedarse en Colombia o seguir su viaje es pasar por el puesto migratorio para sellar el pasaporte, un trámite que hace pocos meses no se contemplaba. La primera fila en territorio colombiano se acumula en la misma frontera, donde centenares de venezolanos aguardan entre cuatro y seis horas su turno.
Imagen: DW/A. Sáez
Maletas al aire
El kilómetro que separa ambos accesos fronterizos (315 metros de puente más el ingreso) obliga a los venezolanos a cargar alzadas sus maletas para evitar deteriorar sus ruedas. Decenas de jóvenes aguardan tras los controles migratorios de ambos países para ofrecer carretillas o cargar los bultos a hombro por apenas 2.000 pesos (0,7 dólares).
Imagen: DW/A. Sáez
La venta ambulante copada por los venezolanos
Los venezolanos han copado la venta ambulante en los primeros metros de la frontera colombiana, en La Parada. La pérdida del valor del bolívar ha provocado que sea más rentable vender directamente en pesos. Los vendedores suelen ganar unos 25.000 pesos diarios (9 dólares). Eso ha disparado el microcontrabando de carne. Entre 150 y 200 kilos requisan a diario las autoridades aduaneras.
Imagen: DW/A. Sáez
Dos comedores sociales en toda la ciudad
La mayoría de los recién llegados pasan varios días en Cúcuta para lograr el dinero suficiente para continuar su viaje. Muchos llegan en condiciones de malnutrición, como cuenta Fabiola Ruíz, voluntaria de uno de los dos comedores sociales que han abierto las parroquias locales.
Imagen: DW/A. Sáez
Desnutrición
David Andrade, de 49 años, perdió 50 kilos en el último año debido a los problemas para conseguir alimentos en Venezuela. Vino desde Valencia hace un mes para poder seguir su viaje a Ecuador, pero antes espera recuperar algo de peso y ahorrar el dinero necesario.
Imagen: DW/A. Sáez
Obstáculos para dar comida gratis
El comedor de Diócesis de Cúcuta atiende a unas 500 personas diarias. Hace un año daban comida a más de 1.500 pero los vecinos se quejaron y tuvieron que limitarse a los más vulnerables. El alcalde de la ciudad, César Rojas, dijo que planteó la posibilidad de abrir un comedor municipal pero varios organismos internacionales le advirtieron que tal iniciativa requería de una preparación extensa.
Imagen: DW/A. Sáez
Más mujeres solas con niños
Leyvis Dorante, de 28 años, pasó de 65 a 40 kilos en los últimos meses por los problemas alimenticios. Acaba de llegar a Cúcuta sola con sus dos hijos, Junior de 12 y Zairi de 4, para buscar un trabajo en Colombia. Cada vez se observan más mujeres solas con niños que en muchos casos emprenden el viaje para reencontrarse con el marido que abandonó Venezuela meses antes para instalarse en otro país.
Imagen: DW/A. Sáez
Un trámite, una fila interminable
Las colas de venezolanos han copado el paisaje urbano de Cúcuta. Una de las más comunes se encuentra frente a la Registraduría, donde centenares de venezolanos aguardan hasta cinco días y pernoctan en la entrada para solicitar la doble nacionalidad colombiana. La ciudad se ve desbordada por esta llegada masiva y apenas se producen mejoras en la atención de la crisis.
Imagen: DW/A. Sáez
Las calles de Cúcuta, un albergue a cielo abierto
Tras el desalojo a finales de enero del llamado ‘hotel Caracas’, unas canchas donde pernoctaban unos 500 venezolanos, la mayoría buscó hostales baratos o casas particulares donde hospedarse, pero muchos otros malviven por las calles.
Imagen: DW/A. Sáez
Se dispara la prostitución
La necesidad ha llevado a decenas de jóvenes venezolanas –muchas son menores de edad– a vender sus cuerpos. Ofrecen sus servicios por 25.000 pesos (9 dólares), un precio cada vez más bajo. Algunas recaudan lo necesario para continuar su viaje, mientras que otras vienen por temporadas para ahorrar lo suficiente para regresar a Venezuela y mantener a sus familias.
Imagen: DW/A. Sáez
Entran materiales de construcción y sale comida
Durante la noche se cierra el paso peatonal por el Puente Simón Bolívar y se inicia el transporte de carga. Según datos de las autoridades aduaneras colombianas (Dian), en el mes de enero ingresaron 239 camiones con carga desde Venezuela, una media de unos ocho diarios. Casi todos transportan materiales de construcción. Los camiones colombianos que cruzan a Venezuela suelen llevar alimentos.
Imagen: DW/A. Sáez
Pernoctar en la misma frontera
Centenares de venezolanos duermen en la misma frontera colombiana de La Parada, una imagen inusual hace unas semanas. Algunos son vendedores que prefieren evitarse el trajín de ida y venida a Venezuela, mientras que otros lo hacen por falta de dinero para pagarse un alojamiento en el centro de Cúcuta, donde la policía los desalojará de parques y aceras.
Imagen: DW/A. Sáez
Aumenta el peligro en la frontera
En lo que va de año han sido asesinados, al menos, 20 venezolanos en varios puntos fronterizos. En varias ocasiones fueron hallados con signos de tortura. Las autoridades manejan la hipótesis que se deba a ajustes de cuentas entre las bandas que proliferan en esos lindes o bien acciones de grupos sucesores del paramilitarismo que controlan las trochas fronterizas ilegales.
Imagen: DW/A. Sáez
Una terminal dormitorio
Durante toda la jornada, centenares de venezolanos se aglomeran en la terminal de autobuses de la ciudad. La mayoría tiene que esperar al menos un día hasta lograr su pasaje y deben pernoctar en la terminal, uno de los lugares más seguros ya que están custodiados por agentes policiales.
Imagen: DW/A. Sáez
Bogotá o Rumichaca, los destinos predilectos
La mayoría de los venezolanos que aguardan en la terminal se dirigirán hacia Bogotá, la ciudad con mayor migración venezolana, o hacia Rumichaca, el paso fronterizo con Ecuador, que en los últimos meses comienza a presentar las mismas aglomeraciones que Cúcuta. Los principales destinos del éxodo venezolano terrestre: Colombia, Ecuador, Perú y Chile, en este orden marcado por la distancia.