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Éxodos latinoamericanos, asunto cumbre

21 de noviembre de 2018

Las crisis humanitarias derivadas de migraciones masivas y descontroladas son un tema recurrente en las cumbres presidenciales de Latinoamérica, pero la desconfianza en la capacidad de respuesta de sus líderes es grande.

Guatemala 26. Iberoamerika-Gipfel
Foto de grupo en Antigua, Guatemala, con motivo de la Cumbre Iberoamericana. (16.11.2018)Imagen: picture-alliance/dpa/M. P. Joachin

Ecuador, uno de los países más pequeños de Sudamérica, acogió a 1.200.000 ciudadanos venezolanos entre 2014 y 2018. De ese contingente, entre 230.000 y 250.000 estaban viviendo en su territorio hasta el 31 de octubre pasado. Por eso no extraña que sus autoridades hayan organizado ya dos congresos en lo que va de año con miras a encontrar la forma más efectiva de responder a ese desafío demográfico. 

La II Reunión Técnica Internacional sobre la Movilidad Humana de Ciudadanos Venezolanos en las Américas se realizará el 22 y 23 de noviembre en Quito con la participación de Eduardo Stein, quien fue nombrado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) como su Representante Especial Conjunto de cara a la cuestión del éxodo venezolano.

Expertos en la materia cruzan los dedos para que esa cita arroje resultados más concretos que la XXVI Cumbre Iberoamericana, que concluyó el viernes pasado (17.11.2018) en Antigua, Guatemala, con un vago comunicado sobre los conflictos sociales, las tensiones políticas y los aprietos económicos que están causando los migrantes venezolanos en Sudamérica, y los millares de centroamericanos enrumbados hacia el norte del continente.

Quince jefes de Estado y de Gobierno firmaron la declaración final, clamando por una migración ordenada y regular, condenando toda muestra de racismo y xenofobia, y pidiendo abordar estos asuntos de manera integral. Pero, ¿cómo evitar que a esas palabras se las lleve el viento? “¿Dónde está el plan de acción para la cooperación regional?”, se pregunta la politóloga Indi Carolina Kryg, de la Universidad de Hamburgo.

Ágoras sin voto de confianza

“Fue desconcertante que esos mandatarios hablaran de crisis humanitaria como si ACNUR, Médicos sin Fronteras, Amnistía Internacional y otras organizaciones no llevaran años tratando en vano de llamar su atención hacia ese tema. Hizo falta que la prensa y la opinión pública mundial se percataran de las ‘caravanas de migrantes’ para que esos políticos latinoamericanos dejaran de hacerse los ciegos”, lamenta Kryg.

La investigadora de Hamburgo no espera mucho de consultaciones como la de Antigua. “¿Cómo se suponía que llegarían a consensos para frenar los éxodos y atenuar sus secuelas si los presidentes de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Venezuela, los países de origen de los flujos migratorios más grandes, se rehúsan a admitir que tienen problemas?”, acota. Los líderes de Nicaragua y Venezuela ni siquiera asistieron a la cumbre.

Daniel Ortega (izq.) y Nicolás Maduro.Imagen: Juan Barreto/AFP/Getty Images

“No me sorprende que la desconfianza en la capacidad de respuesta de la clase política sea tan grande”, agrega Kryg. Luicy Pedroza, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), comparte esa opinión: “Yo estaba en México cuando la primera de las grandes ‘caravanas de migrantes’ llegó a la capital y debo decir que, aunque el Gobierno no se mostró apático, fue la sociedad civil la que se portó a la altura de las circunstancias”.

Pedroza comprende el escepticismo que despiertan cumbres presidenciales como la de Guatemala. “En lo que respecta al caso venezolano, la discordia entre Ejecutivos de izquierda y centro-derecha impide buscar soluciones en los distintos foros americanos”, esgrime. “En lo que concierne a los mandamases de El Salvador, Honduras y Nicaragua tengo más esperanza”, admite, contando con la presión diplomática del hemisferio. En una reunión u otra, sus vecinos terminarán obligándolos a rendir cuentas por la situación de sus países y la huida masiva de sus compatriotas, explica la especialista del GIGA.

El beneficio de la duda

Sebastian Huhn, del Instituto para la Investigación de la Migración y los Estudios Interculturales (IMIS), adscrito a la Universidad de Osnabrück, les da a esas cumbres el beneficio de la duda. “Yo veo disposición a cooperar en materia migratoria”, asegura.

A juicio de Huhn, las iniciativas individuales y las asociaciones civiles de pequeña escala que apoyan a los migrantes venezolanos y centroamericanos en sus respectivas odiseas ya cumplieron su cometido al divulgar la magnitud de estos fenómenos de masas y propiciar debates políticos que ponen coto a los discursos populistas racistas y xenófobos. Ahora es tiempo de que los políticos de alto rango hagan su aporte. 

Su colega Frank Wolff, historiador en el IMIS de Osnabrück, celebra que en la reunión técnica de Quito, donde se abordará la tragedia venezolana, estén involucrados organismos de la talla de ACNUR y la OIM. “Aunque los Estados deciden cómo se implementarán determinadas políticas migratorias, es importante que éstos acepten recomendaciones, deleguen responsabilidades y transfieran competencias a entes como los citados”, señala.

La próxima cita es en la capital ecuatoriana, Quito.Imagen: Imago/Zuma Press/P.R. Bravo

“Organizaciones como la Cruz Roja o Médicos sin Fronteras gozan de mayor aceptación entre los migrantes que los representantes estatales, que suelen ser uniformados con armas. Por otro lado, el visto bueno de la ONU en todo lo relacionado con las cooperaciones es decisivo porque no todas las organizaciones no gubernamentales tienen fines humanitarios; algunas asumen un talante represivo al tratar con migrantes”, advierte Wolff.

Todo sobre la mesa

Algunos analistas sostienen que los proyectos de la Unión Europea para el fomento de la democracia en países africanos son dignos de ser estudiados por los Gobiernos latinoamericanos en sus cumbres, y emulados con miras a mitigar la corrupción, la pobreza, la violencia criminal y los otros factores que motivan las emigraciones descontroladas en su vecindario. Sebastian Huhn, del IMIS de Osnabrück, no está del todo de acuerdo.

“Abonar el suelo para que las democracias prosperen es loable, pero esperar resultados rápidos, como el cese inmediato de la migración africana, no es razonable. Con frecuencia, Europa pretende resolver ecuaciones complejas limitándose a ofrecer auxilios económicos y cooperación para el desarrollo, a cambio de que se le permita erigir campamentos de refugiados en el Magreb y externalizar el proceso de concesión de asilo”, dice.

Huhn: “Esperar el cese inmediato de la migración no es razonable”.Imagen: Reuters/K. Kyung-Hoon

“No es así como se soluciona este tipo de cosas”, enfatiza Huhn. No obstante, es evidente que las reuniones multilaterales se prestan para evaluar ideas que funcionaron o no en otras latitudes. Con eso en mente, Kryg comenta: “Será interesante ver si la comunidad iberoamericana puede aplicar políticas migratorias sin que Estados Unidos se oponga y la obligue a discutir sus iniciativas en la Organización de Estados Americanos”.

La politóloga de Hamburgo añade que, en este ámbito, Washington ya dejó claro que no comparte los intereses de sus hermanos al sur del Río Bravo, al retirarle su apoyo al Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular. Se trata de “un documento propuesto por la ONU que contiene herramientas potencialmente útiles para lidiar con los retos migratorios de América Latina y el Caribe”, subraya Kryg.

Evan Romero-Castillo (ERS)
 

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