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Ícono alemán de la dirección de ópera: Hans Neuenfels en Bayreuth 2010

24 de julio de 2010

El Festival de Bayreuth abre con una nueva producción de “Lohengrin”. La dirige Hans Neuenfels, que a sus 69 años debuta en esta celebración de la obra de Richard Wagner, la más renombrada fiesta de la ópera en el mundo.

Hans Neuenfels: escritor, guionista, director de teatro y ópera.Imagen: picture-alliance/ ZB

DW-WORLD: “Nunca me preguntarás” es la oración central en Lohengrin. Pero el recién fallecido director del Festival de Bayreuth, Wolfgang Wagner, solía pedir a sus directores y preguntaran una y otra vez a su abuelo, Richard Wagner. ¿Con qué preguntas se acercó usted a “Lohengrin”, la única nueva producción de esta 99 edición del festival?

Hans Neuenfels: Con la pregunta, por ejemplo, sobre qué es lo que nos dice directamente este cuento, lleno de mitos y exigencias increíbles, cargado también de la historia alemana. ¿Qué significa para mí? ¿Cómo puedo interesarme nuevamente por él? ¿Cuál es la pregunta central? La respuesta está para mí en la historia entre el hombre y la mujer, que llega al punto de que un hombre pide a la mujer que le pertenezca por completo y ceda su propia identidad.

¿Quiere usted decir entonces, con esta puesta en escena, que este “nunca me preguntarás” impuesto entre Lohengrin y Elsa es sólo hipotético?

Esa es la primera pregunta. Y la primera premisa es: “eso no puede ser”. Es una tesis con antítesis y lamentablemente sin síntesis. La síntesis es la destrucción, la renuncia, el fracaso. Pero es muy importante, creo yo, la irritación social que está en la base. No tenemos más proyectos, no tenemos más temas ni más tesis. Tenemos material: el material de los pensadores, tenemos a Mao Zedong, a Jesús, Marx. Pero no hay nada fuera de nuestro “yo”, que determine nuestra vida de un modo tal que tengamos la sensación de que debemos seguirlo. Y por eso encuentro tan perturbador que alguien lo haga: ¿qué preguntas quedan abiertas que nos puedan interesar?

Neuenfels presenta nueva producción de Lohengrin: "¡Nunca me preguntaréis, ni os molestaréis en saber, de dónde vengo, cómo me llamo o cuál es mi tierra de origen!" (Foto: otra producción de la Ópera Estatal "Unten den Linden", Berlín, 30.03.2009).Imagen: picture-alliance/ dpa

Usted está por primera vez en Bayreuth como director. Todos aquí hablan de un “mito”. ¿Cómo lo ha vivido usted? ¿Existe ese mito?

Sí, yo pienso que existe un mito que consiste en que uno siente aquí los recuerdos, recuerdos de todas las cosas, de la historia. Este es un lugar cargado de historia. Pero yo no siento el mito como una carga o una obligación. Yo pienso que es un lugar de trabajo, lleno de concentración, con muchos debates, rupturas, contradicciones. Y no soy del criterio, en absoluto, de que todo debería quedarse aquí como está. No me dejo esclavizar ni asfixiar por el mito.

Usted recibió su encargo aún de manos de Wolfgang Wagner. Los directores tenían sus roces con él, para expresarlo positivamente, pero podían también captar mucho de su experiencia con la obra de Richard Wagner. ¿Cómo ha sido en su caso? ¿Con quién ha tenido sus roces?

Yo los tengo con las dos mujeres. Una es muy joven, Katharina, y la otra mayor, Eva, y tenemos nuestros roces. Como soy el mayor en este trío, los puntos de roce son variados. Yo diría que la fricción ha permanecido, aunque un poco desplazada.

Las dos tataranietas de Richard Wagner, sucesoras en la dirección del festival: Katharina Wagner (izq.) y su medio hermana Eva Wagner-Pasquier (der.)Imagen: AP

¿Sobre qué asuntos han disputado?

Sobre posturas, frases, actitudes, perspectivas; sobre expresarse, comportarse; sobre generaciones (mis asistentes, por ejemplo, son muy jóvenes), sobre incomprensiones; y también sobre conversaciones con los padres, entre generaciones, sobre conversaciones que nada tienen que ver con la música de Wagner.

El público aquí en Bayreuth es un público especial. Vienen a menudo con la idea fija: ‘¡Ah, la dirección! Mejor cierro los ojos y así al menos puedo disfrutar la música’. ¿No le molesta eso?

Sí, me molesta porque creo que la música con que Andris Nelsons y yo experimentamos está bien ligada al conjunto. Creo que el ritmo, la rapidez o la viveza, la rudeza y la impulsividad están, en parte, ópticamente condicionadas. Y también el director de orquesta comparte este criterio. Él tiene que aprobar la puesta en escena, entenderla, para hacer lo que hace, para querer hacerlo. Por lo tanto, existe un consenso entre nosotros, lo cual no es obvio, pues él tiene 31 años de edad y yo 69.

Autor: A. Boutsko / H.Ch. von Bock / R. Muñoz Lima

Editor: Pablo Kummetz

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