La variante B.1.1.529, registrada por primera vez en Botsuana, tiene 32 mutaciones en la proteína de espiga y por eso a nuestras células inmunitarias les resulta más difícil combatirla.
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A lo largo del verano nórdico se escuchó relativamente poco acerca de nuevas variantes del SARS CoV-2. La variante delta, altamente contagiosa, y la subvariante AY.4.2 (también conocida como delta +), se impusieron en muchas partes del mundo sobre otras mutaciones.
Ahora, el verano nórdico ha quedado atrás, y la tasa de contagios se ha disparado en estas latitudes. Pero, en el hemisferio sur, donde el verano recién comienza, las infecciones deberían en realidad reducirse o permanecer estables, debido a las temperaturas más altas.
Los primeros casos
Sin embargo, en Sudáfrica los contagios aumentan rápidamente en la actualidad. Sobre todo en la región de Gauteng, donde se encuentra Johannesburgo, la incidencia es de más de 1.000.
Eso podría -aunque no necesariamente es así-, tener relación con una nueva variante, registrada por primera vez el 11 de noviembre en Botsuana, al norte de Sudáfrica.
Entretanto, la nueva variante B.1.1.529 también fue detectada en Sudáfrica y en Hong Kong, en el caso de un viajero que había estado previamente en territorio sudafricano. Esta nueva variante preocupa a los investigadores porque presenta un "número extremadamente alto de mutaciones”. Concretamente: 32 mutaciones en su proteína de espiga.
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¿Más contagiosa?
Debido a estas múltiples mutaciones, esta nueva variante es más difícil de combatir para el cuerpo, porque se escabulle de la respuesta inmunitaria del organismo. Y eso podría desencadenar nuevas olas de enfermedad, aunque eso no necesariamente tenga que ocurrir.
Las mutaciones existentes dan pie a una gran preocupación, según indicó el miércolesRavi Gupta, profesor de microbiología en la Universidad de Cambridge. Ya en el mes de febrero, Gupta había logrado comprobar en los primeros análisis de laboratorio que dos de las mutaciones ahora detectadas también en la variante B.1.1 529 incrementan el potencial de contagio del virus y reducen la capacidad de los anticuerpos de reconocerla.
"Yo esperaría de todos modos que los anticuerpos neutralizadores la reconozcan peor, en comparación con las variantes alfa o beta”, dijo al Science Media Center el profesor Francois Balloux, director del Instituto de Genética del University College London (UCL).
Bajo observación
No obstante, todavía no se dispone de datos epidemiológicos realmente sólidos con respecto a cuán contagiosa es efectivamente esta variante. Y eso es lo determinante.
En este momento, resulta "difícil predecir cuán contagiosa es”, apuntó Balloux. Explicó que la nueva variante debe ser observada atentamente y analizada, pero "no hay motivo para preocuparse exageradamente, a menos que la frecuencia de contagios aumente en un futuro cercano”.
La gran cantidad de mutaciones de la variante, al parecer, se produjo de una vez, lo que daría indicios de que podrían haberse desarrollado en el marco de una infección crónica en una persona con un sistema inmunitario debilitado, posiblemente en un paciente de sida sin tratamiento, según Balloux.
(ers/ms)
Coronavirus, SARS y otros virus, bajo el microscopio
Utilizando microscopios electrónicos, científicos lograron imágenes sorprendentes del SARS-CoV-2. También otros virus fueron fotografiados. Una mirada a los patógenos que causan enfermedades como el COVID y el MERS.
Imagen: Peter Mindek/Nanographics/apa/dpa/picture alliance
El virus coronado
Así se imagina el SARS-CoV-2 Andrej, un niño ruso de 10 años Este coronavirus, causante del COVID-19, mantiene al mundo en vilo desde hace casi dos años. El nombre de coronavirus, que designa a un tipo de patógenos, se empleó por primera vez en 1968 y alude a las proteínas de espiga en la superficie del virus.
Imagen: Andrej
La imagen real
Así se ve en realidad el nuevo coronavirus. Cada partícula de SARS-CoV-2 tiene un diámetro de aproximadamente 80 nanómetros y contiene ARN, el código genético del virus. Este es protegido por las proteínas de espiga, que recubren su superficie. El SARS-CoV-2 es un miembro de la familia de los coronavirus, entre los que se encuentran también los causantes de los brotes de SARS y MERS.
Imagen: Peter Mindek/Nanographics/apa/dpa/picture alliance
Transmisión por el aire
Las partículas de SARS-CoV-2 se transmiten por medio de los aerosoles que exhala una persona infectada. Por eso, las mascarillas son un elemento importante para evitar la propagación. No obstante, también pueden propagarse a través de superficies contaminadas. Por esta razón, es fundamental lavarse las manos meticulosamente.
Imagen: AFP/National Institutes of Health
El ataque a las células
Las proteínas de espiga se fusionan con una proteína de la membrana de la célula afectada (en verde en la foto). Eso desencadena reacciones químicas, lo que permite al virus penetrar en la célula, donde se replica su ARN. Una única célula puede reproducir decenas de miles de nuevas partículas del virus (aquí, en color lila), que luego infectan a otras células del cuerpo.
Imagen: NIAID/ZUMAPRESS.com/picture alliance
Primer contacto
También esta imagen de una célula (en azul) infectada con partículas de SARS-CoV-2 (en rojo) fue captada con un microscopio electrónico. El virus que ha originado la pandemia no es muy diferente de aquellos que provocan una gripe o un resfriado. Pero antes de 2019, el sistema inmunitario humano nunca había entrado en contacto con el SARS-CoV-2, razón por la cual nadie había desarrollado inmunidad.
Imagen: NIAID/Zuma/picture alliance
SARS-CoV-1: el primer brote de coronavirus del siglo XXI
La primera confrotación de la humanidad con un coronavirus en este siglo se produjo en China, en 2002. En marzo de 2003 hubo tantos casos que la Organización Mundial de la Salud lanzó una advertencia global de una gripe atípica. El SARS (severe accute respiratory syndrome) se propagó en unos 30 países. No en todos hubo muertos. En julio de 2003, la OMS declaró que la pandemia estaba controlada.
Imagen: picture-alliance/dpa/Center of Disease Control
MERS-CoV, otro coronavirus
En 2012, investigadores descubrieron un nuevo coronavirus: el MERS-CoV (en amarillo).
Las muestras correspondían a pacientes que sufrían una nueva enfermedad similar a la gripe, que luego se conoció como MERS (Middle East respiratory syndrome) por la región en que surgió por primera vez. El MERS es menos contagioso que el COVID-19. Suele propagarse en las familias o centros de atención sanitaria.
Imagen: picture-alliance/AP/NIAID-RML
VIH: La otra pandemia
El VIH ataca, entre otras, las células T del sistema inmunitario (en azul). Como el SARS-CoV-2, es un virus basado en el ARN. Sin tratamiento, debilita el sistema inmunitario hasta que no puede defenderse de infecciones. El VIH se transmite a través de fluidos corporales, como el semen o la sangre. No hay vacuna, pero sí medicamentos que reducen la carga viral e impiden que el SIDA se manifieste.
Imagen: Seth Pincus/Elizabeth Fischer/Austin Athman/National Institute of Allergy and Infectious Diseases/AP Photo/AP Photo/picture alliance