Desde hace un siglo, la OIT lucha por mejores condiciones laborales en el mundo. En entrevista con DW, el jefe de la Confederación Alemana de Sindicatos (DGB), Reiner Hoffmann, aboga por fortalecer dicha organización.
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Desde hace un siglo, la OIT lucha por mejores condiciones laborales a nivel mundial. En entrevista con DW, el jefe de la Confederación Alemana de Sindicatos, Reiner Hoffmann, aboga por fortalecer dicha organización.
DW: La Organización Internacional del Trabajo (OIT) celebra actualmente sus 100 años de existencia y es hoy una de las mayores organizaciones especiales de la ONU. ¿Cómo sería el mundo sin la OIT?
Reiner Hoffmann: En su siglo de historia, la OIT ha contribuido en forma determinante a que los buenos salarios y la seguridad social se hayan hecho realidad en muchos países.
¿Cómo influye la labor de la OIT en la forma en que hoy se trabaja globalmente?
Por ejemplo, las normas medulares de la organización han sido ratificadas por casi todos los países del orbe. Eso ya constituye un progreso. Pero no se cumplen en todas partes, por ejemplo en lo tocante a cuestiones importantes, como la prohibición del trabajo infantil. Recordamos también las imágenes de la industria textil en Bangladés, donde murieron personas. Desgraciadamente, el mundo sigue sin estar en orden, también en el plano laboral.
La OIT afirma que "la paz mundial solo se puede construir a la larga sobre la base de la justicia social”, y lucha por la libertad sindical y la igualdad de condiciones para hombres y mujeres. Sin embargo, sigue habiendo discriminación, existe la esclavitud moderna y condiciones laborales desastrosas. ¿Es ineficaz la OIT?
La crítica es justificada. Por eso, pensamos que se debe fortalecer la Organización Internacional del Trabajo. No basta con que la comunidad internacional, al alero de la ONU, llegue a acuerdos sobre estándares. Lo que importa es que sean implementados y que, de ser necesario, se apliquen sanciones. Por ejemplo, no puede ser que en Alemania seamos clientes de empresas que no cumplen las normas laborales de la OIT.
¿Qué implica eso concretamente?
Por ejemplo, se trata de que las empresas que invierten o mantienen relaciones comerciales con el exterior también contribuyan a que los acuerdos laborales sean respetados en esos países. Estamos adelantados unos pasos en eso, pero también experimentamos que muchas cosas no siempre resultan con el principio de la voluntariedad. Por eso necesitamos compromisos vinculantes y también mecanismos de sanción cuando se vulneren las normas laborales de la OIT.
Pero la disposición a la colaboración internacional no ha aumentado precisamente en vista del creciente nacionalismo…
El multilateralismo está magullado. Vemos que se aplican políticas nacionalistas en sectores de Europa y también en Estados Unidos. Y tenemos sistemas capitalistas autoritarios, como en Rusia o en China, donde las normas de la OIT tienen poca o ninguna importancia. Incluso un país tan rico como Estados Unidos no ha reconocido hasta ahora importantes normas de la Organización Internacional del Trabajo. Es tiempo de que eso acabe; de que, en el futuro, la Unión Europea, por ejemplo, solo selle acuerdos comerciales con países en que se cumplan las normas de la OIT.
"El trabajo no es una mercancía”, afirma la OIT. Pero en el mundo digitalizado ¿no se está volviendo acaso una mercadería?
Hay un gran peligro de que con la digitalización y la globalización tengamos una nueva generación de jornaleros; que los que ofrecen plataformas se nieguen a asumir su responsabilidad social. La OIT acaba de elaborar un informe en que se abordan temas importantes: necesitamos un ambicioso contrato social global. Allí deberá aclararse quién es el empleador que debe asumir la responsabilidad. Por eso, la OIT tiene hoy en día una función tan importante como hace 100 años.
¿Por qué abriga la esperanza de que, pese a todos los reveses, las normas laborales de la OIT sean aplicadas algún día en el mundo entero?
La gente necesita un ingreso laboral sólido para que aquello que se produce pueda ser también consumido. Muchos millones de personas no tienen hoy esa posibilidad. Corresponde al interés de las economías capitalistas -si no quieren sucumbir-, que las condiciones salariales se estructuren de manera que funcionen con justicia. Entretanto, en sus encuentros anuales en Davos, también algunos capitalistas plantean inquietudes acerca de la capacidad de supervivencia de la economía capitalista. Si esas reflexiones desembocan en políticas reformadas, eso daría motivo para el optimismo.
(er/el)
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El trabajo infantil, lejos de desaparecer
La tendencia es clara: el trabajo infantil disminuye en general en el mundo. Sin embargo, en algunos países la explotación infantil van en aumento. Un balance de la situación en fotos.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/M. Alam
Asia: disminución del trabajo infantil
Estos niños trabajan en una fábrica de ladrillos en Narayangani, Bangladesh, por apenas dos dólares por día. Si bien el número de niños que trabajan disminuyó en la región de Asia Pacífico, más de un 7 por ciento de todos los niños que viven allí se ven obligados a ganar dinero. Son más de 62 millones de niños en total.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/M. Alam
Myanmar quiere proteger mejor a los niños
También las niñas deben realizar tareas muy duras, como esta, de Myanmar. Ese país elevó la edad mínima para el trabajo infantil en fábricas y comercios a 14 años y prohibió los empleos de tiempo completo a niños por debajo de los 16 años. Además, el gobierno debate una ley que prohibiría a menores llevar a cabo tareas pelgrosas.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/T. Chowdhury
Trabajo infantil: aún lejos de ser erradicado
Se considera trabajo infantil a aquellas actividades que son peligrosas para los niños, perjudican su desarrollo o impiden que asistan a la escuela. Es decir: les roban su infancia. En todo el mundo, el trabajo infantil está disminuyendo. Pero el objetivo de erradicarlo por completo hasta 2025 parece aún inalcanzable.
África. uno de cada cinco ñiños debe trabajar
La mayoría de niñas y niños que tienen que trabajar viven en África. En total, son 72 millones. En los países al sur del Sahara, el trabajo realizado por menores de edad incluso ha aumentado. Cuando los adultos ya no pueden sembrar los campos debido a catástrofes naturales, guerras y desplazamientos internos, son los niños los que traen el dinero a casa.
Imagen: Getty Images/AFP/I. Sanogo
Coser en lugar de ir a la escuela
En todo el mundo hay 60 millones de personas que huyen de las guerras y del hambre. La mitad de los refugiados son niños y adolescentes. Como este niño refugiado sirio, que escapó a Turquía. Cuanto más se prolonga su estadía, mayor es la posibilidad de que tengan que trabajar en lugar de ir a la escuela. Sin educación, generaciones enteras están amenazadas por la pobreza, advierte UNICEF.
Imagen: Getty Images/C. McGrath
Agricultura infantil
Casi un 70 por ciento de los niños trabajan en la agricultura. En general, casi un 67 por ciento de los menores que trabajan lo hacen participando del negocio familiar, casi siempre, en la agricultura. Como aquí, en la recolección de flores de loto, en Bangladesh.
Imagen: DW/Muhammad Mostafigur Rahman
Cosecha de algodón en Egipto
En todo el mundo, casi la mitad de todos los niños trabajadores tienen entre 5 y 11 años. La mayoría de ellos se desempeña en la agricultura. Según expertos, el trabajo se desplazará sin embargo cada vez más del campo hacia las ciudades, donde también trabajarán cada vez más menores.
Imagen: picture alliance/NurPhoto/H. Elsherif
Trabajos peligrosos para los adolescentes
La industria y la construcción están interesados en el trabajo de adolescentes de 15 hasta 17 años. Por eso, en esos sectores de la economía, la mayoría de los que realizan tareas peligrosas, como estos dos jóvenes en Indonesia, tienen esas edades.
Imagen: picture alliance/M. Norz
La seguridad y la salud deben ser prioridad
Como los menores de edad sufren más accidentes que los adultos, más experimentados, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) pone el foco en la seguridad y la salud de los menores en el Día Contra el Trabajo Infantil. Como aquí, en una mina de Bolivia, los niños a menudo son los que hacen las tareas más arriesgadas.
Imagen: Aizar Raldes/AFP/Getty Images
Las peores formas de explotación infantil
Según UNICEF, los que hacen los peores trabajos son los niños-soldados, los niños que entregan drogas, así como los que realizan trabajos forzados y otras tareas que dañan y hasta destruyen la salud, la seguridad y la psiquis de los menores de edad.
Imagen: Getty Images/AFP/S. Glinski
Trabajo doméstico, una zona gris
Especialmente las niñas trabajan a menudo en tareas domésticas. La mayoría de esos trabajos son mantenidos en secreto. Se estima que, en todo el mundo, cerca de 15 millones de niños y adolescentes se desempeñan en la limpieza, cocina, lavado de ropa y otras tareas en hogares privados. Algunos incluso viven en situaciones de esclavitud.
Imagen: picture-alliance/Godong
Sindicato infantil en Bolivia
Desde 2014, Bolivia cuenta con una ley que permite, en casos excepcionales, trabajar ya a los niños de 10 años. Es una ley polémica, pero los mismos niños la exigieron. Se unieron en un sindicato, la Unión de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores de Bolivia (UNATSBO), que también representa a los limpiabotas, como este niño de La Paz.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Karita
La pobreza fomenta el trabajo infantil
Cuanto menor es el ingreso promedio per cápita de un país, mayor es la cantidad de niños que trabajan. Si bien muchos tratan de asistir a clases, nunca tienen tiempo para estudiar. Las ofertas educativas para los niños deberían ir acordes con la lucha contra la pobreza, que es la causa por la cual tienen que salir a trabajar. En la foto, una escuela en Afganistán para niños que vivían en la calle.