20 años de la ampliación de la OTAN: esperanzas fallidas
Bartosz Dudek
12 de marzo de 2019
Los países que se incorporaron a la Alianza Atlántica se han beneficiado de ello. Pero no todo lo que soñaban hace 20 años se ha vuelto realidad, opina Bartosz Dudek.
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El 12 de marzo de 1999 marcó el término simbólico de una era. Ese día, los ministros de Relaciones Exteriores de Polonia, la República Checa y Hungría entregaron al gobierno estadounidense los documentos de ratificación que sellaron el ingreso de estos antiguos satélites de la Unión Soviética a la OTAN.
El escenario de la ceremonia fue la ciudad de Independence, en Misuri. ¿Podría haber habido una localidad con un nombre más apropiado? Independence es el lugar de origen del expresidente estadounidense Harry S. Truman, en cuyo período de gobierno se inició la Guerra Fría. Allí, en la biblioteca que él mismo fundó, tuvo lugar el acto simbólico de la emancipación de las naciones sojuzgadas por la Unión Soviética después de la II Guerra Mundial. Para esos pueblos fue un acto de justicia histórica.
Entusiasmo perdido
El entusiasmo imperante hace 20 años se disipó hace ya tiempo. Precisamente en Estados Unidos, Hungría, Polonia, y también en Turquía, "antiguo” miembro de la OTAN, han llegado entretanto al poder políticos que apuestan por egoísmos nacionales, división y agitación, que consideran "enemigos del pueblo” a los medios de comunicación críticos y socavan el estado de derecho. Si la OTAN aspira a ser no solo una alianza militar, sino una comunidad basada en valores democráticos compartidos, los últimos años han sido desilusionantes.
Dos décadas después de ceremonia de Independence, las palabras del expresidente Truman que se citaron entonces resuenan como una advertencia dirigida no tanto a Rusia, sino a su propio sucesor en funciones. "La seguridad y el bienestar de cada miembro de esta alianza depende de la seguridad y el bienestar de todos. Ninguno de nosotros puede lograr su prosperidad económica ni su seguridad militar por sí solo. Ninguno de nosotros puede garantizar la libertad solo”.
¿Fue la ampliación hacia el este un paso correcto desde el punto de vista actual? La decisión del entonces presidente estadounidense, Bill Clinton, fue controvertida en el ámbito interno. Un grupo no pequeño de políticos estadounidenses argumentó en esa época que la ampliación de la OTAN debilitaría a las fuerzas reformistas de Rusia y fortalecería a las reaccionarias. Los políticos de Alemania, que se consideraba defensora de la ampliación de la alianza hacia el este, tenían una visión diferente, dado que la seguridad de los vecinos orientales corresponde a los intereses del gobierno alemán. También los buenos negocios de empresas alemanas con los países del este de Europa tuvieron algo que ver en el asunto.
Seguro de vida
Es un hecho que ningún miembro de la OTAN sido jamás blanco de un ataque militar ruso. Sí lo ha sufrido en cambio Ucrania, que no pertenece a la alianza. No sorprende entonces que sobre todo Polonia y los países bálticos presionen tanto por contar con la presencia de tropas de Estados Unidos o de la OTAN en sus territorios. Para ellos, es un seguro de vida. Y la historia enseña que funciona: Berlín Occidental solo pudo sobrevivir como isla democrática en el mar de la dictadura comunista gracias a que soldados estadounidenses estaban emplazados allí.
El 12 de marzo de 1999 marcó el fin de una época y el comienzo de algo nuevo. Los países que se integraron a la OTAN obtuvieron más estabilidad y seguridad. No se cumplió en cambio la esperanza que expresó el entonces ministro de Relaciones Exteriores polaco, Bronislav Geremek: que la pertenencia a la OTAN también contribuyera a fortalecer la democracia, los derechos humanos y la solidaridad internacional.
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(er/el)
¿Guerra Fría recargada?
Con la suspensión del tratado nuclear INF, una de las principales iniciativas de desarme de los años 80 ha sido archivada. Este acuerdo fue un mérito de la diplomacia y del movimiento por la paz. Aquí una revisión.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Zinken
Rearme verbal y material
EE. UU. suspendió primero su participación en el tratado nuclear INF durante seis meses, y un día después, lo hicieron los rusos. Por el momento, estas decisiones ponen fin a una fase de tres décadas de entendimiento y desarme entre las principales potencias. Los militares y los políticos participaron en este pacto, igual que la sociedad civil, que se movilizó masivamente en los años ochenta.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Zinken
Arsenal del terror
El INF fue uno de varios tratados diseñados para frenar el terrorífico arsenal atómico creado por el rearme de la Guerra Fría. Aquí hay un misil Pershing II de EE.UU. equipado con una cabeza nuclear en la base estadounidense Mutlangen, en Baden-Württemberg (Alemania).
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Schrader
Brindis por el entendimiento
El avance hacia el tratado INF fue logrado por el entonces presidente de EE. UU. Ronald Reagan (izquierda) y el líder soviético Mijail Gorbachov (derecha) en diciembre de 1987. Tras su firma en Washington, ambos políticos presionaron para un nuevo comienzo en las relaciones Este-Oeste.
Imagen: picture-alliance/dpa
Línea directa
Una de las grandes preocupaciones durante la Guerra Fría fue que las dos grandes potencias podrían declararse la guerra entre sí por un simple error de comunicación. Es por eso que los ingenieros de ambos países establecieron la llamada "línea directa" en 1963: una conexión directa entre Washington y Moscú. Esta imagen muestra un télex en el Pentágono en 1963.
Imagen: picture-alliance/ dpa
Entre dos frentes
Durante la Guerra Fría, el Telón de Acero corrió por el centro de Alemania. La República Federal de Alemania (RFA) estaba vinculada a Occidente, y la República Democrática Alemana (RDA) a la esfera de influencia oriental. En el caso de una guerra nuclear, el Gobierno federal tenía su propio búnker cerca de Ahrweiler, en su sede ubicada en Bonn.
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Gobierno subterráneo
En caso de una guerra nuclear, el Gobierno de Alemania Occidental debía continuar trabajando. Por lo tanto, el búnker estaba equipado con todo lo necesario. En el subsuelo también había una sala de reuniones con colores cálidos que supuestamente aliviaban el horror del búnker.
Imagen: DW/Maksim Nelioubin
¿Guerra nuclear? No, gracias
El temor a una posible guerra nuclear también impulsó a gran parte de la población a manifestarse. A fines de la década de 1970 surgió un movimiento por la paz que durante años exigió desarme y entendimiento. Aquí hay un pin correspondiente a una de las reuniones celebradas en Bonn, en octubre de 1981.
Imagen: HDG
Demostración histórica en el Hofgarten
El 10 de octubre de 1981, alrededor de 300 mil personas se reunieron en Bonn, entonces la capital de la República Federal, para protestar contra el armamento nuclear. La última reunión en el Hofgarten de Bonn se convirtió en una de las manifestaciones más impresionantes de la historia del movimiento alemán por la paz.
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"Reunión de los valientes..."
"...no de los temerosos". Así describió el político del SPD Erhard Eppler, uno de los actores clave en el movimiento por la paz, al mitin de Bonn. Las palabras de Eppler se referían a que justamente quienes expresaban temor a la guerra eran valientes por ello.
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Bloqueo por la paz
En septiembre de 1983, los opositores a las armas nucleares bloquearon el depósito de armas de EE.UU. en Mutlangen. Entre ellos estaban el Nobel de Literatura Heinrich Böll y su esposa, Annemarie. Böll dijo que estaba allí "porque sería muy fácil defender algo tan primordial solo desde mi escritorio. También deseo solidarizarme con todas aquellas personas que tanto se sacrifican".
Imagen: picture-alliance / dpa
Críticas desde las Fuerzas Armadas
Uno de los opositores al rearme más famosos fue el general de división Gert Bastian. Junto con la política Petra Kelly, protestó contra el despliegue de misiles nucleares de mediano alcance en Europa. En 1983, ambos fueron de los primeros políticos del partido ecologista Los Verdes en ser electos para ingresar al Parlamento alemán.
Imagen: AP
Objetivos comunes en Occidente y Oriente
Muchas personas también tomaron las calles en la parte oriental de Alemania. "Espadas en arados" fue el lema del movimiento por la paz allí. Fue inventado en 1980 por el joven pastor Harald Bretschneider. Desde las filas de los activistas por la paz de Alemania oriental también surgió un movimiento de protesta contra el sistema político de la RDA.
Imagen: DW/W. Nagel
Logro I: desarme en el Este
El tratado INF llevó el desarme masivo del potencial nuclear a ambos lados del Telón de Acero. Esta foto de 1989 muestra una serie de misiles soviéticos SS-20 destruidos.
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Logro II: desarme en Occidente
Los estadounidenses también retiraron sus armas nucleares de Europa. En 1988 abrieron el depósito de Mutlangen para la prensa internacional. Luego se llevaron los cohetes Pershing II a EE.UU., donde fueron desarmados. El peligro de que Europa pudiera convertirse en el escenario de una guerra nuclear parecía haber acabado.