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20 de julio: un símbolo de la lucha contra las dictaduras

José Ospina Valencia20 de julio de 2004

Hace 60 años, un grupo de militares rebeldes y civiles liderados por el teniente Claus Schenk Graf von Stauffenberg quiso parar el horror. El plan falló y Europa terminó en ruinas.

En Berlín el ministro de Defensa rinde homenaje a los golpistas del 20 de julio de 1944.Imagen: AP

Acabar con Hitler y la devastadora guerra mundial. Éstos eran los objetivos de los militares que decidieron volar por los aires a Adolf Hitler en Wolfschanze, la central de los nacionalsocialistas en Prusia Oriental, el 20 de julio de 1944. Tras el asesinato del Führer los rebeldes tenían planeado asumir el poder, arrestar a los líderes de la dictadura nazi, ocupar los campos de concentración, parar el Holocausto y negociar la paz.

Pero a pesar de que la bomba colocada por Stauffenberg estalla a poca distancia de Hitler, el dictador sobrevive con heridas leves. Esa misma noche son ejecutados varios organizadores del complot: Claus Schenk Graf von Stauffenberg, Werner von Haeften, Albrecht Ritter Merz von Quirnheim, Friedrich Olbricht y Ludwig Beck. Más tarde, otros sospechosos e incluso inocentes fueron detenidos y asesinados.

El oficial alemán Claus Schenk Conde de Stauffenberg.Imagen: dpa

El poder no puede basarse en el crimen

Aquél 20 de julio era un caluroso jueves de verano en Alemania. En la Wolfschanze tendría lugar al mediodía la reunión habitual a la que asistiría Adolfo Hitler. El mismo líder de la acción, von Stauffenberg, lleva la bomba en el maletín portafolios y se encarga de activar el dispositivo detonador. Von Stauffenberg era un idealista pero también un hombre de hechos. Ya en 1943 había perdido en combate en África su ojo izquierdo, su mano derecha y dos dedos de la derecha. “Una hegemonía no debe ni puede basarse en el crimen”, era el argumento rector de los "golpistas".

Ejemplo humanista

Placa de conmemoración en Bendlerblock, Berlin.Imagen: AP

La resistencia contra la dictadura nazi “es un gran legado alemán”, expresó hoy el canciller, Gerhard Schröder, durante las actividades de conmemoración del fallido atentado contra Hitler. “Quienes se opusieron a la dictadura del terror nos demostraron que no se traiciona a la patria cuando se ataca la violencia dictatorial que atenta contra la humanidad y la nación propia”, resaltó Schröder. Pero no siempre estos “defensores de los principios humanistas y cristianos” han sido vistos como héroes.

Muchos esperan aún ser rehabilitados

El conservadurismo alemán de la posguerra en la segunda mitad del siglo pasado miró siempre con recelo a aquellos que quisieron atentar contra el Estado, así éste fuera terrorista. Prueba de ello es que hasta hoy, 20 de julio de 2004, Alemania no ha rehabilitado totalmente a los soldados que desertaron de las fuerzas armadas nazis. Sus familiares, viudas o huérfanos nunca recibieron una condolencia, amén de una justa indemnización.

Contra la agresión militar

“La lucha por la libertad y la justicia y contra las dictaduras y las agresiones militares son el fundamento de la unidad europea”, concluyó el canciller alemán aludiendo a la resistencia en Polonia, Francia y otros países y guerras.

La central nazi de operaciones "Wolfsschanze", en Gorlitz, tras el atentado del 20 de julio de 1944.Imagen: DHM

Pero Alemania no siempre ha ganado las luchas por el bien. A la una y 10 de la tarde del 20 de julio de 1944, el general Erich Fellgiebel, jefe de informaciones del ejército e implicado en el complot contra el Führer, envía una lacónica noticia desde la Wolfschanze a Berlín: “Ha sucedido una catástrofe. ¡Hitler vive!”

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