2.000 migrantes han muerto en el Mediterráneo en 2018
6 de noviembre de 2018
ACNUR lamentó que la ruta sea la más peligrosa en todo el mundo. La cifra de personas que han llegado a Europa por esta vía ha disminuido desde 2015.
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La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informó este martes (06.11.2018) que unas 2.000 personas han muerto en lo que va de este año intentando cruzar el mar Mediterráneo. Se trata de migrantes y refugiados que buscan llegar a Europa, la mayoría de ellos desde África, con el sueño de un futuro mejor, para lo cual no escatiman esfuerzos ni riesgos.
"Durante muchos años el Mediterráneo ha sido la ruta marítima con mayor mortalidad para refugiados y migrantes en el mundo, y esto no lo podemos aceptar", dijo en una rueda de prensa el portavoz de ACNUR, Charlie Yaxley. "En septiembre, uno de cada ocho migrantes que cruzaban murió, lo que se debe en gran parte a la reducción en las operaciones de búsqueda y rescate", explicó Yaxley.
Desde enero, unos 100.600 migrantes cruzaron el mar Mediterráneo, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la mayoría de los cuales (49.000) pisó tierra en España. El segundo lugar lo ostenta Grecia, con casi 28.000 personas, y tercero Italia, con 22.000. Estas cifras están por debajo de los 154.800 migrantes que llegaron entre enero y comienzos de noviembre de 2017. En 2016 fueron 338.000 y más de un millón en 2015.
Problemas para las ONG
La cantidad de muertos se explica, en parte, por las restricciones que han debido enfrentar las ONG que rescatan a personas del mar. "Si las operaciones de rescate de las ONG se detienen completamente, estamos ante el riesgo de volver a la misma peligrosa situación que vimos en Italia después de que la operación naval Mare Nostrum terminó en 2015 y cientos de personas murieron en un solo incidente cerca de la costa de Lampedusa", comentó el portavoz.
La Guardia Costera libia ha asumido la coordinación de la búsqueda y rescate, pero la extensión del área marítima a vigilar (unos 160 kilómetros) implica que se requiere apoyo. Por ello, ACNUR pidió que se permita a todo aquel que quiera contribuir que lo haga y recordó que todas las personas que son rescatadas en aguas internacionales, es decir más allá de las 12 millas náuticas de aguas territoriales libias, no deben ser devueltas a Libia, donde impera la inseguridad.
DZC (EFE, dpa)
Día Mundial del Migrante: El campamento de refugiados Kakuma o "la nada"
Cada 18 de diciembre se recuerda a millones de migrantes. Kakuma, en Kenia, es uno de los campamentos más grandes del mundo, que acoge a desterrados por las guerras y el hambre desde hace 25 años. DW visitó dicho campo.
Imagen: DW/R. Klein
Cientos de miles de humanos en "la nada"
"Kakuma" quiere decir en kiswahili algo así como "la nada". Ubicado a unos 100 kilómetros de la frontera con Sudán del Sur está en medio de una zona seca y cálida. Aquí viven, más mal que bien, unas 180.000 personas en cabañas o casas de adobe. Sus residentes huyen de la guerra o el hambre en Sudán y Sudán del Sur, Somalia, Uganda y otros países vecinos.
Imagen: Johanniter/Fassio
No paran de llegar refugiados, todos los días
Kakuma fue construido para albergar a 125.000 personas, pero desde su apertura no han parado de llegar personas en busca de refugio. Cada mes se suman unas mil o dos mil personas. Teresa Akong Anthony, en la imagen, vino desde el sur de Sudán hace dos semanas. Ahora espera a la sombra de una choza que ella y sus tres hijos sean registrados como refugiados. La temperatura hoy es de 37 grados.
Imagen: DW/R. Klein
¿Nacionalidad? Refugiado
Kakuma está lleno de jóvenes: más del 60 por ciento de los habitantes tienen menos de 17 años de edad. Muchos han nacido o se han criado en el campo. Para ellos, la palabra "casa" es difícil de definir. A menudo, no tienen ninguna relación con su país de origen, pero tampoco son kenianos. Se trata de jóvenes nacidos como refugiados.
Imagen: DW/R. Klein
Madre malnutrida, bebé malnutrido
Kandida Nibigira huyó de la violencia en Burundi hace tres años. Aquí vive con sus ocho hijos en una choza de barro. La vida para toda la familia es un inmenso reto diario: temperaturas alrededor de los 40 grados, suelo muy seco y poca comida. "Comemos sólo una vez al día", dice esta mujer de 38 años de edad, que intenta dar pecho a su hijo, a pesar de su propia malnutrición.
Imagen: DW/R. Klein
No hay suficiente dinero para la comida
En este campo de refugiados operado por ACNUR se distribuyen alimentos unas dos veces al mes. Si los residentes muestran su tarjeta de racionamiento, reciben aceite, mijo, frijoles, maíz fortificado y jabón. Debido a que no hay suficiente dinero disponible, las raciones de diciembre se redujeron a la mitad. La comida debe ahora alcanzar para todo un mes.
Imagen: DW/R. Klein
El hambre desespera
Hacer colas para recibir las respectivas raciones demora hasta cinco horas. Los trabajadores son aislados por una malla de alambre para protegerlos de la violencia que puede surgir ante la desesperación de la escasez y el hambre.
Imagen: DW/R. Klein
Un campamento convertido en “ciudad”
Además de las tarjetas de racionamiento, los residentes del campo obtienen vales que pueden canjear en ciertas tiendas. En los últimos 25 años, Kakuma se ha convertido en una pequeña ciudad. En el mercado se compran y venden cosas de uso cotidiano: alimentos, herramientas, artículos eléctricos o tarjetas SIM.
Imagen: DW/R. Klein
Mucha gente, poco trabajo
Los refugiados en Kakuma sólo pueden trabajar con un permiso especial, pero hay poco trabajo. Algunos trabajan para organizaciones benéficas. Para aumentar sus posibilidades laborales, hay proyectos individuales de formación. Aquí, tanto los refugiados como la población local pueden formarse en carpintería, electricidad y costura.
Imagen: DW/R. Klein
Sin familia ni educación
"Quiero ser una enfermera," dice Kamuka Ismali Ali, quien huyó de la guerra en el sur de Sudán. "Todavía no sé si mi familia vive”. Kamuka, de 20 años de edad, asiste a una escuela en Kakuma y quiere graduarse. "Cuando la guerra termine, ansío poder volver a ver a mi familia y ayudarla".
Imagen: DW/R. Klein
Integración: auto-sustento y convivencia
Gracias a la ayuda internacional, los habitantes de este campo de refugiados pueden recibir la atención más urgente. Debido a que Kakuma crece todos días y los refugiados son separados de la población local, unas 60.000 personas serán reubicadas en otro nuevo campo, a unos 20 kilómetros de distancia. La idea es promover el auto-sustento de los refugiados y la convivencia con locales.
Imagen: DW/R. Klein
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