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2019: Alemania espera sobresaltos en política internacional

19 de diciembre de 2018

El año que viene comenzará con sobresaltos para la política exterior alemana. La crisis del euro, el conflicto ruso-ucraniano y la guerra en Siria son tres problemas irresueltos de los que Berlín deberá ocuparse.

Deutschland Angela Merkel
La canciller de Alemania, Angela Merkel.Imagen: picture-alliance/dpa/K.Nietfled

Tras rescatar al Estado griego de la quiebra, el bloque comunitario vuelve a temer por el destino de su moneda, el euro. Así de drástica ve la situación el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Aunque Roma y Bruselas llegaron a un acuerdo, las fricciones previas le han dejado un regusto amargo a todos los implicados: el Gobierno de coalición italiano se enfrentó a la Comisión Europea cuando ésta rechazó su propuesta de presupuesto indicando que el nuevo endeudamiento previsto era demasiado alto.

El impasse fue superado, pero Italia sigue teniendo recursos para presionar a la Unión Europea: si Bruselas sanciona a Roma fortalecería a los populistas de derecha en todo el continente justo cuando están por celebrarse las elecciones comunitarias. Eso es lo último que necesita el club de los 27. Por otro lado, si la Comisión Europea se muestra demasiado condescendiente, su autoridad se vería debilitada. También el Ejecutivo francés ha hecho concesiones financieras en respuesta a las protestas de los "chalecos amarillos”.

La jefa del Gobierno alemán al ser recibida por el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko. (1.11.2018)Imagen: picture-alliance/dpa/K. Nietfeld

De Italia y Francia a Ucrania y Rusia

Esas concesiones profundizarán el déficit francés y pueden dar pie a enfrentamientos en los meses que vienen. Esa situación es tan preocupante para Alemania como el conflicto entre Kiev y Moscú, que no se ha distendido desde la anexión de la península ucraniana de Crimea por parte de Rusia. Alemania y Francia insisten en que las partes en discordia dialoguen, incluso tras la intensificación del enfrentamiento a finales de noviembre en el Mar de Azov. Pero la Unión Europea está dividida sobre si levantar o prolongar las sanciones sobre Rusia.

Temiendo por sus intereses económicos, algunos socios comunitarios quieren que las medidas punitivas sean suspendidas. Otros querrían que Moscú fuera castigada con aún mayor fuerza y ven con malos ojos que Alemania no sólo reciba gas directamente de Rusia, sino que pretenda alargar el gasoducto del mar Báltico. En la cumbre europea de mediados de diciembre, la canciller alemana acordó con sus vecinos que las circunstancias no estaban dadas para levantar las sanciones sobre Rusia, pero tampoco para endurecerlas.

El dictador sirio, Bashar al Assad.Imagen: picture-alliance/dpa/Zumapress

Siria y Yemen, las guerras continúan

No obstante, el tema seguirá dándole dolores de cabeza a Berlín. Otro asunto pendiente en la agenda de Merkel es la guerra civil de Siria, que en 2019 entrará en su octavo año. Con ayuda de Rusia e Irán, el hombre fuerte de Damasco, Bashar al Assad, ha recuperado el control en buena parte de Siria; el grupo terrorista Estado Islámico ha perdido los bastiones que ocupaba. Eso ha llevado a que algunos políticos sugieran repatriar a las decenas de miles de refugiados sirios que Alemania acogió en 2015, pero ese escenario no está maduro.

El Ministerio de Exteriores de Alemania sostiene que la situación en Siria sigue siendo insegura para la población civil y el Gobierno alemán se niega a repatriar a un solo sirio. Por otro lado, políticos europeos empiezan a cansarse de ver fracasar las negociaciones de paz en ese país del Cercano Oriente y a comentar en voz baja la posibilidad de llegar a acuerdos directos con Assad. Y es probable que propuestas de ese tenor vayan ganando terreno con el paso de los meses en 2019.

No falta quien critique al Gobierno alemán por la incongruencia de apostar a una caída rápida del régimen de Assad, pero sin apoyar militarmente a los rebeldes que lo combatían. Eso habría podido funcionar al principio de las revueltas, pero no ahora, cuando Alemania no juega papel alguno en ese conflicto. En lo que respecta a la guerra de Yemen, donde tiene lugar la crisis humanitaria más grande del mundo, según la ONU, a Berlín se le acusa de lo contrario: armas alemanas fueron exportadas a Arabia Saudita aún después de que Riad comenzara usarlas en Yemen y siguen llegando a ese rincón del planeta, incluso después de que Merkel interrumpiera oficialmente el comercio de armas con los árabes, a través de filiales de fabricantes germanos. Ese involucramiento en ese conflicto perseguirá a Alemania hasta bien entrado el año 2019.

 (erc/jov)

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