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Triste balance de 25 años dedicados a la paz de Colombia

24 de junio de 2020

Colombia estaba entre el narcotráfico, la guerrilla y el paramilitarismo. Para buscar apoyo internacional para la paz, hace 25 años nació OIDHACO. Pero a pesar de innegables logros, su aniversario dista de ser alegre.

Poster Oidhaco | Plattform für Menschenrechte in Kolumbien
Imagen: Oidhaco/Usuario

"El Manifiesto por la Paz y los derechos humanos en Colombia”, con el que nació hace 25 años la Oficina de Derechos Humanos-Acción Colombia (OIDHACO) fue firmado por más de 300 organizaciones de Europa, Estados Unidos, Canadá y América Latina. Noam Chomsky, Eduardo Galeano, José Saramago, José Ramos Horta, Darío Fo y Danielle Mitterrand rubricaron junto a políticos de toda Europa el texto. En él se aboga por una "democracia con justicia social”. 

La plataforma se creó por la urgencia de lograr una solución negociada a la grave situación que se vivía en Colombia en el fuego cruzado del narcotráfico, del paramilitarismo y de la guerrilla.

"Mientras que desde Estados Unidos se apoyaba la salida militarizada en forma del Plan Colombia, OIDHACO nació para promover la construcción de la paz desde los territorios de la mano con las comunidades colombianas”, cuenta a DW Amaia García, presidenta de la plataforma.

En la agenda internacional

"Se trataba de poner en la agenda de Naciones Unidas y de la Unión Europea (UE) el tema de Colombia. De contrarrestar el discurso que negaba la responsabilidad del Estado en las causas estructurales de las violaciones a los derechos humanos y que centraba todo en el narcotráfico”, sigue García.

Entretanto, las 13 organizaciones colombianas de 1995 han crecido a 265. Y, al otro lado del mar,  as 18 organizaciones europeas fundadoras -España, Alemania, Austria, Italia, Suecia, Noruega, Holanda, Reino Unido, Bélgica y Francia- han doblado su número. 

Imagen: Oidhaco

Logros memorables

"Aunque en ese momento sí había gobiernos europeos que querían apoyar la salida militar, la UE optó por respaldar las iniciativas de paz”, apunta García. Ese fue uno de los primeros logros del trabajo de incidencia de OIDHACO. Efectivamente, en febrero de 2001, la Eurocámara se pronunció contra el Plan Colombia -con 474 votos a favor y uno en contra- y a favor de fondos europeos para el desarrollo rural y la sustitución de cultivos ilícitos.

La Hoja de Ruta para mejorar la situación de los derechos humanos en el país que acompañó el tratado comercial entre el bloque europeo y Colombia es otro de sus logros.

Memorable también fue, en enero de 2016, el apoyo unánime de los 754 eurodiputados al Acuerdo de Paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, haciendo mención explícita de apoyo a las víctimas del conflicto, la reforma rural integral, el esclarecimiento de la verdad y el desmantelamiento de organizaciones criminales.

"Los dos mejores momentos de todos estos años fue cuando logramos que se abriera la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas en Colombia. Y la firma de los Acuerdos de Paz, claro, que generó tantas expectativas”, dice a DW Lourdes Castro, fundadora de la red. Castro -que coordinó la oficina de Bruselas por muchos años y ahora está al frente de la plataforma colombiana Somos defensores- cuenta entre las miles de víctimas de la violencia que tuvieron que salir al exilio.

Imagen: Charlotte Kesl/Oidhaco

Desafíos por enfrentar

 "Sin el trabajo de centenares de miembros de la comunidad colombiana en el exilio, no habría sido posible el trabajo que ha realizado OIDHACO”, comenta García, directora de la Taula Catalana per la Pau i els Drets Humans a Colòmbia. "Sin esa confluencia de organizaciones europeas y sociedad civil colombiana, será imposible abordar los desafíos por venir”, agrega.

¿Cuáles son los desafíos? "Hacer entender a la sociedad europea que la paz no ha llegado a Colombia. Luchar contra la invisibilización de los asesinatos. Lograr que siga en la agenda de la UE”, responde.

Según Castro, el mayor desafío actual es "lograr que la UE siga exigiendo el cumplimiento de los acuerdos. Tienen que entender que la paz también da réditos económicos y que no puede ser que debido a que no hay un mecanismo vinculante, el empresariado se convierta en cómplice de la violencia por proteger sus intereses”, dice Castro. Actuales casos emblemáticos del Cauca, del Bajo Atrato y de Buenaventura dan fe de violencia sistemática y estrategias de desplazamiento y aniquilamiento de poblaciones para favorecer el acaparamiento de territorios.

Imagen: Oidhaco

En el punto de partida

Como fuere, para los desafíos a enfrentar son un buen augurio los 25 años de trabajo en los que la plataforma logrado estatus consultivo tanto en la UE como en Naciones Unidas.  No obstante, el aniversario dista de ser alegre: desde la firma del Acuerdo de Paz, en enero de 2016, van 442 líderes sociales y  201 excombatientes asesinados.

"Lo peor de todos estos años es lo que estamos viviendo, con toda la esperanza que teníamos de ver, como por un espejo retrovisor, la misma película: el dominio de los actores armados en varios territorios del país, asesinando. Ver que la gente tiene que escoger entre respetar el confinamiento o salir a la calle a buscar la comida para su familia. Es como si hubiésemos circulado para volver al mismo punto”, dice Castro.

En su opinión, el Manifiesto de hace 25 años sigue vigente:  "Seguimos queriendo que la justicia aclare los crímenes, que superemos la inequidad. Seguimos esperando la democracia con justicia social”.

(cp)

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