Para su ascenso al Cotopaxi en 1802, el científico alemán se hospedó en esta hacienda que antiguamente fue la mansión del Marqués de Maenza. Con más de 300 años, la casa ha sobrevivido a tres de las mayores erupciones del volcán y más de tres terremotos. Actualmente, continúa teniendo la misma fachada que hace tres siglos y es uno de los hoteles más preciados de las afueras de Quito.