Poder comprar por internet o ver vídeos en YouTube: todo ello viene de una idea que tuvo un británico. Una idea que cambió el mundo.
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"Vago, pero ilusionante”. Estas tres palabras, seguidas de tres puntos suspensivos, están escritas a mano en un memorándum redactado por un joven investigador del centro de investigador nuclear suizo CERN en marzo de 1989. A día de hoy, el título sigue sin sonar sospechoso: "Information Management: A Proposal”. Es decir, una propuesta para gestionar información.
Una vaga idea
El joven científico, de origen británico, se llamaba Tim Berners-Lee y era desarrollador de software en el CERN, en las cercanías de Ginebra. El comentario escrito a mano era de su antiguo jefe, quien al principio solo tenía una vaga idea de lo que había llegado a su mesa. En realidad, Berners-Lee solo pretendía organizar el caos de datos de esta gran organización de investigación. Pero acabó organizando la comunicación de todo el mundo.
De aquella idea originaria surgió todo un edificio que cada usuario de internet usa diariamente y conoce bien. Fue a este británico a quien se le ocurrieron cosas como el primer navegador, la World Wide Web, el lenguaje de programación HTML o la URL que nos permite volver a encontrar un sitio web.
Hoy Berners-Lee tiene 63 años. La reina Isabel II le condecoró en 2004 con la Orden del Imperio británico por sus méritos científicos. Un reconocimiento público, "Sir Tim”, que fue evidente más tarde, durante el evento de inauguración de los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres en el estadio Wembley.
Una estrella del pop con traje crema
Entonces, Berners-Lee estaba sentado frente al público mundial, que observaba sus televisores, y escribió la frase "This is for everyone” ("Esto es para todos"). Unos segundos más tarde, podía leerse en torno a todo el estadio.
Fue un momento muy emocionante. El inventor de la World Wide Web fue celebrado con un traje color crema como una estrella del pop. Un informático del mundo.
El gran negocio del big data
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Tras esa frase –"Esto es para todos"– descansa un pensamiento extremadamente democrático. De hecho, en nuestros días la web juega un papel fundamental en la democratización de algunos países que tienen necesidad de ello.
Odio y hackers
Mientras tanto, sin embargo, el mundo ha cambiado. Hay nubarrones. Objetivamente, se puede decir que la red amenaza con descarrilar: el odio prolifera, los Estados promueven acciones de hackeo y algunos criminales la utilizan para delinquir. Los modelos empresariales de publicidad digital solo piensan en el clickbait, mientras que las fake news (noticias falsas) no hacen más que expandirse. En el aniversario de conmemoración en Ginebra, Berners-Lee dijo con desilusión: "La web no es hoy la web que habíamos imaginado”.
En Alemania, el bloguero y asesor de comunicación Sascha Lobo lleva años advirtiendo que la cosa no puede seguir así. "La sociedad tiene que ponerse de acuerdo en cómo quiere curar, reparar o seguir desarrollando internet, de forma que sirva mejor a la propia sociedad”, dijo Lobo en una entrevista con DW. Las palabras del experto en internet Markus Beckedahl sobre su plataforma Netzpolitik.org suenan hoy eufóricas: "Depende de nosotros dar forma a este invento por el bien de todos. De ahí nuestro lema: ¡Lucha por tus derechos digitales!”
Es decir: lucha por la protección de tus datos y de tu privacidad. Y lucha contra la denuncia, la propaganda, la pornografía y todas las cosas negativas que discurren hoy por internet.
"Treinta años después, ¿ante qué estamos?”, se preguntó Berners-Lee. ¿Qué viene ahora? Sin embargo, quien espere recetas rápitas del científico se quedará más bien decepcionado. Al final, dice, depende de nosotros mismos: "A la vista de cómo ha cambiado internet en los últimos 30 años, sería pesimista y poco imaginativo pensar que en los próximos treinta años no puede convertirse en algo mejor. Si renunciamos a construir una red mejor, entonces no será internet quien nos ha fallado, sino nosotros quienes le habremos fallado a internet”.
(eal/elm)
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Diez cadáveres de la era internet
El fin del mp3 es solo un eslabón más en la larga lista de servicios que han muerto a medida que la tecnología y los gustos han ido mutando. ¿Recuerda hoy alguien al ICQ, a los fotologs? Nosotros sí.
Imagen: Imago/imagebroker
Netscape, el navegador de la prehistoria
Cuando no había Google Chrome ni Mozilla, la pelea por servir de navegadores a los usuarios del internet primigenio la daban Internet Explorer y Netscape. El primero, obra de Microsoft, era visto como una imposición del monstruo de los computadores. Netscape se erigió en la alternativa, pero fue devorado por IE, que acaparó el 98 por ciento del mercado. En febrero de 2008 Netscape murió.
Imagen: AP
Sin Hotmail no había paraíso
Hace 21 años nació Hotmail, la primera plataforma de correo electrónico de alcance mundial. Su éxito duró largos años hasta que apareció Gmail, que ofrecía mayor capacidad de almacenamiento y creó un concepto nuevo: la posibilidad de no borrar los correos viejos. En 2012 Gmail superó a Hotmail, que ahora se llama Outlook y tiene 400 millones de usuarios, menos de la mitad de los que suma Gmail.
Imagen: picture alliance / dpa
ICQ, la flor del chat
ICQ es viejo-viejo. Era un servicio que servía para comunicarse vía chat con una persona determinada, sin tener que estar en salones plagados de otros chateadores. Era una especie de Whatsapp de la prehistoria misma de Internet. Fue creado en 1996 y comprado por AOL en 1998. Si bien dice tener hoy más de 30 millones de cuentas activas, encontrar a un usuario de ICQ es poco menos que un milagro.
No te mueras nunca, mp3
Hasta antes del mp3, escuchar música implicaba cargar un engorroso reproductor de CDs y llevar un estuche con todos los discos. Esta creación del Instituto Fraunhofer hizo que la música fuera portable y simplificó los procesos de descarga en internet, revolucionando totalmente el mercado. Sus creadores anunciaron que dejarán de trabajar con ese formato para privilegiar otros más modernos.
Imagen: cc-by-nc-sa-bluepoke
Napster, ideal para melómanos
Precisamente gracias al surgimiento del mp3 aparecieron plataformas como Napster, donde los usuarios podían descargar todo tipo de música. Esto generó fuertes controversias por los derechos de autor, asuntos legales que terminaron minando la fuerza de Napster. Se relanzó en 2008 y fusionó con otra empresa en 2011. Pero ya nada era igual.
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Fotolog, un Facebook más feo
A comienzos de este siglo los adolescentes compartían sus vivencias en Fotolog, un blog donde se podían compartir fotografías. Era como Facebook, pero más rústico y con muchas menos prestaciones. En realidad, la comparación le queda muy grande. En Fotolog, los muchachos publicaban pensamientos, selfies y toda clase de intrascendencias. Como llegó, se fue.
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Encarta, víctima de Wikipedia
Microsoft ofrecía una serie de servicios, entre ellos Encarta, un intento de enciclopedia virtual que se usaba en los computadores y que era la favorita de los escolares más aficionados a las nuevas trecnologías, porque en esa época eran nuevas. Pero la enorme cantidad de datos erróneos y el surgimiento de Wikipedia relegó a Encarta al olvido. Su última versión es de 2009. RIP.
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MSN Messenger, cómo olvidarte
Antes de Whatsapp, antes de Telegram, antes de Google Talk (QEPD también) estuvo Messenger. Sus íconos verdes o rojos nos indicaban si nuestros amigos estaban conectados o no. Conversar poniendo smileys se tornó tradición entonces. Era una plataforma simple, amigable y estable. Pero Google la borró del mapa y Facebook terminó por sepultarla. Pero te recordamos, Messenger. Con amor.
Imagen: picture-alliance/dpa
Altavista, el buscador desaparecido
Cuando Google no existía, navegar por internet podía ser caótico. Las webs estaban alojadas en barrios (en Geocities, por ejemplo) y los primeros buscadores encontraban bastante poco, en realidad. Uno de los buenos era Altavista. Había otros: Excite, por ejemplo. Pero todos fueron relegados cuando Google impuso su potencia. En 2013, Altavista pasó a mejor vida.
Imagen: picture-alliance/dpa
Disquete, rústicos y pobres
Pensar que en un disquete podía almacenarse 1,44 mb puede provocar una carcajada. Pero era lo que había a comienzos de siglo e imaginar algo distinto no era una posibilidad. Por eso había que andar con muchos de ellos. Decenas, a veces, para guardar apenas un archivo. Los CDs, los pendrives y otras formas de almacenaje más eficientes terminaron sacando a los disquetes de este mundo. Por suerte.