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30 años de Mercosur, una idea regional que perdió su norte

Alexander Busch
25 de marzo de 2021

Al principio fue un éxito político y económico. Hoy en día carece de la voluntad política para empezar de nuevo.

 Demo gegen Mercosur Agreement
Imagen: DW/M. Banchon

Hace 30 años, cuando los presidentes de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay firmaron en Asunción el tratado fundacional del Mercosur, América del Sur era otro mundo. Varios países se liberaban de brutales dictaduras militares.

Pero gracias al  Mercado Común del Sur surgió una floreciente comunidad económica en la década de 1990. El comercio entre los países se quintuplicó. La región atrajo inversiones. Fabricantes de automóviles construyeron cadenas de valor regionales. El Mercosur también ha sido exitoso a la hora de superar crisis: la postura conjunta de los presidentes del Mercosur impidieron un golpe militar en Paraguay en 1996.

"Un elefante, un ratón y dos hormigas"

Mercosur empero, tuvo errores de construcción desde el principio. Pero también es cierto que con un PIB nominal de 1,835 billones de dólares y una población de 270 millones, Mercosur es una de las seis mayores comunidades económicas del mundo.Por otro lado, cerca de tres cuartas partes de su producción económica, población y superficie se concentran en Brasil. Guillermo Valles, uno de los negociadores del acuerdo hace tres décadas por Uruguay dice que Mercosur es un acuerdo "entre un elefante, un ratón y dos hormigas".

Estas diferencias hicieron que el Mercosur nunca se convirtiera en una comunidad al estilo de la Unión Europea (UE), como se pretendía. Brasil, al igual que Argentina, se niega a ceder su soberanía a instituciones supranacionales. No hay un tribunal de arbitraje ni un parlamento operativo. Hoy, el Mercosur no es más que una deficiente unión aduanera.

Los latinoamericanos sienten el impacto de la política exterior de la UE, sobre todo conlas restricciones a sus productos agrícolas. Tras más de 20 años de negociaciones, Mercosur y UE firmaron un acuerdo de libre comercio en 2019. Pero su ratificación en la UE parece improbable, en vista de las políticas medioambientales de Brasil.

Más política que economía

Mercosur se abrió a nuevos socios como Venezuela y Bolivia, que no han aportado nada a la integración económica. Durante la crisis financiera de hace diez años, los países asociados volvieron a sus intereses nacionales. Sus políticas de subvenciones ahuyentaron a las empresas que querían instalarse en el Mercosur. De la noche a la mañana impusieron barreras comerciales o restricciones cambiarias, especialmente Argentina. Con la toma de posesión del populista de derecha Jair Bolsonaro en Brasil, y del peronista de centro izquierda Alberto Fernández en Argentina, el Mercosur quedó en congelación diplomática.

Ecologistas protestan en La Haya en contra de la política extractivista de Bolsonaro en el AmazonasImagen: picture-alliance/dpa/NurPhoto

Aceptar el fracaso y revivir la unión aduanera

El futuro del Mercosur es incierto. Brasil, Uruguay y Paraguay quieren reducir los aranceles. Uruguay, y quizás pronto Paraguay, quieren concluir un acuerdo con China, y Brasil quiere unir fuerzas con EE.UU. Argentina, por su parte, quiere proteger su industria y no participar en más acuerdos de libre comercio.

Para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), hay dos opciones realistas para Mercosur: aceptar el fracaso del modelo original, pero mantener un área de libre comercio, o una nueva forma de unión aduanera.

Pero tampoco el final está cantado para el Mercosur. El exembajador brasileño en EE.UU., Rubens Barbosa, está convencido de que "a pesar de las dudas y los desafíos, ningún gobierno está dispuesto a cuestionar la existencia del Mercosur y a pagar el precio político".

(jov/er)

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