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50 años de la represión de la Primavera de Praga

Frank Hofmann
19 de agosto de 2018

Praga conmemora el fin de su Primavera política, en el verano de 1968. Entonces, con soldados del Pacto de Varsovia, el liderazgo soviético derrocó a los comunistas reformistas en Checoslovaquia.

Monumento en Praga en honor a las víctimas del comunismo.
Monumento en Praga en honor a las víctimas del comunismo.Imagen: DWA. M. Pedziwol

Más de medio millón de soldados del Pacto de Varsovia invadieron la capital checoslovaca, con tanques del Ejército Soviético, en la noche del 20 al 21 de agosto de 1968, poniendo fin a la Primavera de Praga. Esta intervención terminó con el sueño de un socialismo basado en la libertad, especialmente en la libertad de expresión, en Europa del Este.

Desde principios de 1968, los periodistas ignoraron la censura impuesta anteriormente en el país. Alexander Dubcek, líder de los comunistas checoslovacos, les había permitido hacerlo. Dubcek insistió en establecer un socialismo libre y democrático con la esperanza de que Moscú permitiera el camino individual de Praga. Sobre todo, porque los comunistas checoslovacos querían seguir siendo parte del Bloque del Este, dominado por los soviéticos.

Sin embargo, el temor a que una mayor libertad en Praga pudiera poner fin al gobierno de los partidos comunistas en los países vecinos, fue al fin y al cabo mayor.

Testigo contemporáneo con una cámara fotográfica

Roland Berauer pasó la noche en una tienda de campaña, ubicada en el recinto del Festival de Praga. "Vimos que los autos blindados pasaban junto a nosotros hacia el centro de la ciudad", recuerda ahora el fotógrafo de 82 años. Se había unido a un periódico de scouts o exploradores, en el que se podía publicar todo tipo de información, gracias a la Primavera de Praga.

En aquella tienda de campaña, Roland Berauer había montado su oficina: una máquina de escribir, una imprenta y una cámara. Informó al grupo sobre la invasión y pidió que se ocultaran todos los aparatos de la redacción. "Solo tomé mi cámara y me fui al centro de la ciudad", cuenta. Allí, fotografió el día de la ocupación de los soldados del Pacto de Varsovia.

Hubo disparos frente al edificio de la emisora de radio y se puso a salvo en un taller de pintura. Frente a la entrada principal de ese edificio, los soldados soviéticos asesinaron a tiros a los manifestantes. "Fue terrible", añade. Unos meses más tarde, Alexander Dubcek, el líder reformista del Partido Comunista, fue depuesto de su cargo.

Roland Berauer, testigo y fotógrafo de la noche del 21 de agosto de 1968 con un ejemplar del periódico Nepokorena.Imagen: DW/L.Hrabak

Nuevas actas encontradas en los archivos de seguridad del Estado

En la República Checa se sigue recordando ese fatídico día, dice Ondrej Matejka. Es el subdirector del Instituto de Investigación del Totalitarismo en Praga, y colaborador directo del Comisionado Federal para los Archivos de la Seguridad del Estado (Stasi) de la antigua RDA, en Alemania: "El año 68 se sigue percibiendo como un choque emocional, conectado con la ocupación. Ese 21 de agosto y unos pocos días después, cuando la gente fue capaz de resistir pasivamente, unida, como sociedad, fue muy, muy fuerte".

Para el historiador, los sucesos de 1968 no han perdido nada de relevancia, porque siguen apareciendo nuevas actas en los archivos de la antigua seguridad del estado checoslovaco y sus pares socialistas. Desde la primavera de 1968, la Stasi alemana observó de cerca las reformas en Praga y reunió fotos e informes de sus llamados "colaboradores informales".

"Por primera vez se documenta que el servicio de inteligencia de una nación amiga se arrogue el derecho a observar a ciudadanos de otros países", asegura Oliver Strübing, quien trabaja en un archivo de Berlín y ha visto más de mil de fotos de los sucesos en Praga.

Los historiadores que procesan información sobre el accionar de la seguridad de Estado de Checoslovaquia en sus dos antiguas capitales, Praga y Bratislava, están convencidos de que las sobras de aquella época llegan hasta la actualidad. Recientemente han visto la luz actas en las que se revela que el actual primer ministro checo, Andrej Babis, supuestamente colaboró con el Departamento de Seguridad del Estado desde 1982. Babis presentó una demanda judicial contra los investigadores, pero esta fue denegada.

El partido de este multimillonario, con un pasado en el comercio exterior checoslovaco, fue la fuerza más votada en su país en las últimas elecciones. El historiador Ondrej Matejka analiza el éxito de Babis de manera autocrítica: "¿Por qué tenemos ahora un primer ministro que fue colaborador informal de la policía política? Es algo que tiene más bien que ver con lo que hemos estado haciendo durante los últimos 30 años a favor de la revisión (del pasado político del país), y hay mucho ahí que no hemos hecho".

Frank Hofmann  (rmr/rml)

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