El número de desempleados registrados en Alemania ha sobrepasado los cinco millones en enero de 2005, así lo da a conocer la Agencia Federal de Empleo en Núremberg. Con 573.000 desempleados más que en diciembre de 2004, esta cifra marca un récord en las estadísticas de desempleo desde el fin de la guerra.

Keine Panik

El ministro de Economía, Wolfgang Clement, descalificó el comentario de la oposición con respecto a que las cifras demuestran que las reformas del gobierno de coalición socialdemócrata-verde no han servido de mucho. La alta cifra se debe a que en ella está incluido, por primera vez, el número de personas que perciben el subsidio de asistencia social. “Keine Panik”: no hay motivo para entrar en pánico aseguró el ministro Clement. Esta medida redundará en beneficio para el desempleado, pues las Agencias Estatales de Empleo se ven ahora obligadas a ocuparse de ellos y de su capacitación para que vuelvan a entrar al mercado laboral. Sería, así las voces benevolentes, sólo cuestión de tiempo.

La verdad sin maquillaje

A pesar de que el ministro Clement asevere que estas estadísticas ayudan a sacar a la luz la verdad sin maquillaje, las cifras siguen luciendo ciertos tonos embellecedores. .Teniendo en cuenta el número de “empresas unipersonales” registradas en el último año –una medida subsidiada por la Agencia Estatal de Empleo- y la cantidad de jubilaciones tempranas que ha habido en el último año, la cantidad de desempleados en Alemania alcanza en realidad los seis millones y medio

El encargado de asuntos económicos de la oposición conservadora, Karl-Josef Laumann, exigió un nuevo curso en la política laboral y una anulación de las reformas tales como la creación de Agencias de Empleo y el subsidio de empresas unipersonales. Otros analistas económicos, sin embargo, hablan a favor de más reformas, pero advierten de no caer en activismos y en medidas de emergencia.

Gran esfuerzo, poco éxito

Ningún otro país industrializado invierte tanto en la lucha contra el desempleo, y ningún otro tiene en ello tan poco éxito como Alemania, dicen ciertos analistas. Por años, el estado social se preocupó mucho de suavizar lo más posible el duro golpe que supone para una persona la pérdida de su puesto de trabajo. Sólo la urgencia de las arcas vacías llevó a tomar medidas tan poco populares como las del plan Hartz IV.

Como quiera que se catalogue las medidas implementadas por el gobierno del canciller Gerhard Schröder, claro queda que ellas han representado un gran esfuerzo y una manifiesta voluntad de cambio y de mejoría por parte del Estado. Lo que no se podría decir tanto del empresariado, el otro protagonista en el mercado laboral. Y es que Alemania no sólo ha establecido nuevos récords en cuanto a desempleo, sino también en cuanto a horas de sobre tiempo, para aquellos que tienen trabajo. Pues, si por un lado las exportaciones han crecido en un 10% y el crecimiento económico se recupera, las empresas evitan los nuevos contratos, reducen costos, modernizan producción y productos y, en la medida de lo posible, relocalizan su empresa en países de bajos costos.

¿Y ahora?

Ahora se trata de que la gente registrada en las listas de desempleo, salga de ellas, cueste lo que cueste. Esto supone un trago amargo para el desempleado alemán, pues en muchos casos ahora tiene que trabajar en lo que haya y no en lo que le gusta o en su campo. Es decir, lo importante ahora no es que haya pan, sino que el pan se gane con el sudor de la propia frente.

Cuestión de (cuánto) tiempo

Sólo que ello requiere su tiempo, por lo menos así lo declaran los que ven con buenos ojos las reformas iniciadas por el gobierno actual. Para una población que eligió a Gerhard Schröder hace más de seis años basada en su promesa de reducir en un período la tasa del desempleo de más de 4 a 3,5 millones, la pregunta ahora es cuánto tiempo más habrá de conservar la calma.