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Aída Quilcué: justicia para los derechos de la Tierra

26 de enero de 2021

Aída Quilcué lidera las luchas de su comunidad por mandato colectivo. No ha estado exenta de sacrificios, pero cree que solo movilizándose los indígenas lograrán que se respete a la Madre Tierra como sujeto de derechos.

Kolumbien Bogota | Indigene Minga Protest
Imagen: Luisa Gonzalez/Reuters

Aída Quilcué, líder indígena del suroccidente de Colombia, no cree que la fuerza pública de su país pueda velar por su seguridad. "Ella y los distintos grupos armados representan el mismo riesgo para las comunidades indígenas, no solo para mí, pues cada vez que entra a los territorios nos pone en riesgo porque empieza a haber confrontaciones con otros grupos”, cuenta a DW Quilcué.

La histórica dirigenta es conocida en su país por haber estado, entre 2003 y 2009, al frente del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC). Desde ese cargo, Aída Quilcué encabezó, en 2008, la minga que llevó a miles de indígenas hasta la capital, para lhacer llegar  su protesta hasta el presidente, en aquel entonces, Álvaro Uribe. En octubre de 2020, se unió también a la marcha por la democracia y la paz en el país.

"Fuimos porque, en el Cauca, nos están matando. El año 2020 lo cerramos con 96 líderes indígenas, afros y campesinos asesinados”, subraya.  A pesar del peligro, Aída cree que si no se movilizaran, los ojos de la capital jamás se dirigirían hacia los territorios.

Aída QuilcuéImagen: Cajar

Antes que nada, sujetos colectivos

"No lideré la minga porque yo quise, sino por mandato del CRIC, como lo han hecho consejeros y consejeras antes de mí”, explica Quilcué.

"Crecí viendo cómo el Ejército ultrajaba mujeres y asesinaba hombres”, consta en su perfil, como defensora de los derechos indígenas, que se incluye en la página de la organización Cajar (Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo).

Cajar se encargó del caso de Aída: en diciembre de 2008, su esposo fue asesinado; en septiembre de 2011, un juzgado de Popayán condenaba a 40 años de prisión a seis miembros del Ejército Nacional involucrados en el homicidio de Edwin Legarda, esposo de Aída Quilcué. Su hija también sufrió un atentado.

La "Gran Minga" de 2008.Imagen: Tejido de Comunicación - ACIN

Hay que recordar que la Constitución de 1991 reconoce a las comunidades indígenas territorios y el derecho a tener un sistema legal basado en sus propios usos y costumbres. En esa medida, Aída Quilcué -blanco de múltiples amenazas- tiene la posibilidad de no permitir que la proteja la fuerza pública colombiana, sino la Guardia Indígena, un organismo ancestral de asistencia humanitaria y resistencia civil.

"En principio, soy indígena”, enfatiza Aída. "Los indígenas tenemos una característica importante: somos sujetos colectivos, nos formamos en procesos comunitarios. Desde que estamos en la barriga y nacemos trabajamos la tierra acompañando a los papás”, agrega.

Los derechos de la Tierra

Pero, entre el conflicto armado, el narcotráfico, diversos intereses económicos en esos territorios y las falencias del Estado, las comunidades indígenas temen por su supervivencia física y cultural.

Y si bien Aída es del pueblo nasa, sus reivindicaciones son compartidas por otras comunidades ancestrales que no se dividen necesariamente por las fronteras estatales. "En Ecuador, Chile, Brasil y Perú, los puntos son los mismos: el derecho a la tierra, a la vida, a la educación”, comenta, apuntando también a la preocupación común por el calentamiento global.

"Nos tratan de terroristas, porque queremos fortalecer la vida de los pueblos y los derechos de la Madre Tierra y de los seres que habitan en el territorio”, explica. En su opinión, a la justicia social se llega abandonando el desmedido imaginario de la Tierra como un objeto. "Para nosotros, es sujeto de derechos. Solo si se la protege podemos vivir de una manera justa en armonía con nosotros mismos y la naturaleza”, concluye. 

(ers)

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