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A 90 años de la I Guerra Mundial, una sepultura digna

Mirra Banchón28 de julio de 2008

Todavía se encuentra restos de soldados caídos en la I Guerra Mundial. Los últimos 8 fueron enterrados el pasado fin de semana. ¿Por qué esto 90 años después? DW-WORLD conversó con la asociación encargada.

1914, en las trincherasImagen: AP

Con una pequeña ceremonia en la población belga de Langemark fueron sepultados los restos mortales de ocho soldados alemanes no identificados, caídos en la I Guerra Mundial. DW-WORLD converó con Fritz Kirchmaier, portavoz de Volksbund Deutscher Kriegsgräberfürsorge (VDK), una asociación semi estatal que se encarga de cuidar de la memoria de los caídos en guerra.

Bajo el alero del gobierno federal alemán, VDK se mantiene mayormente gracias a los aportes de sus miembros y por donaciones. “Se trata, sobre todo, de la generación que perdió familiares en la II Guerra Mundial”, explica Kirchmaier. Por otro lado, de la I Guerra Mundial también se sigue encontrando restos cuando se construye o se hace trabajos arqueológicos. Entonces, “intentamos identificar a los muertos”, explica Kirchmaier, y añade: “en el caso de los de la I Guerra Mundial no es tan fácil; no llevan sistemáticamente marcas para reconocerlos, como los de la II”. Además, aunque se lograse identificarlos, buena parte del archivo fue destruido durante la II Guerra Mundial y no ha podido ser reconstruido. Cuando hay suerte y se sabe su identidad se busca a sus descendientes.

Mayo 7 de 1919, firma del Tratado de VersallesImagen: dpa

"Entre 80 y 100 cada año"Imagen: Volksbund Deutsche Kriegsgräberfürsorge e. V.

La grande guerre

Entre septiembre y noviembre de 1914, la región en torno a Ypres, en la Flandes belga, fue escenario de crudelísimos combates entre los ejércitos de las fuerzas enfrentadas. Los belgas intentaban defenderse de la ocupación, las fuerzas aliadas pretendían detener el avance de las tropas alemanas. Con métodos de desplazamiento y trincheras tradicionales, los nuevos instrumentos bélicos –artillería pesada y gas como arma de destrucción masiva- significaron una carnicería descomunal y un nivel de destrucción desconocido hasta ese momento.

Ésta -denominada por algunos historiadores como la catástrofe primigenia del siglo XX- es la great war de Gran Bretaña y la grande guerre de los franceses. En Alemania, por el contrario, despierta escaso interés. “Esto tiene que ver con que la I Guerra Mundial no tuvo lugar en suelo alemán; que no hubo batallas aquí. Belgas y franceses la recuerdan de muy diferente manera”, explica Kirchmaier resaltando la gran cantidad de cementerios que se encuentran por toda Flandes. “Allí regiones enteras fueron convertidas en paisajes lunares; en Alemania la población civil sólo sufrió la carestía. Luego vino el nacionalsocialismo, el Holocausto, las batallas de El Alamein en el norte del África… fueron sucesos traumáticos para los alemanes, sucesos que borraron el vago recuerdo de la Primera Guerra”, apunta.

"Es costumbre enterrar a los caídos con sus compañeros de armas", Langemark-BélgicaImagen: Volksbund Deutsche Kriegsgräberfürsorge e. V.

Cientos encontrados

Entre 80 y 100 soldados alemanes se encuentran todavía anualmente; una cantimplora, el tipo de casco, a veces algún objeto personal permite identificarlos y darles sepultura junto a sus compañeros. “No es que no puedan ser enterrados con otras nacionalidades”, puntualiza Kirchmaier, “es una costumbre, que sean sepultados con sus compañeros de armas”. Tanto en ésa como en todas las guerras, se intentó recuperar a los compañeros caídos. Sin embargo, prosigue Kirchmaier, “fue tal la destrucción en esta región y la poca preparación para el nuevo tipo de maquinaria bélica, que entre los bosques quemados y las ruinas… no pudieron encontrar nada”.

“El año pasado encontramos e identificamos a uno y catorce familiares asistieron al funeral”, cuenta Kirchmaier puntualizando que algo así es, en realidad la excepción. De los últimos ocho no se pudo identificar ni uno solo. A la ceremonia en el cementerio de Langemark asistieron representantes de la Embajada Alemana en Bruselas, voluntarios franceses… pero ningún familiar. También acudió gente de la región que se interesa por el tema. Según el portavoz de VDK: “Es algo especial para ellos, pues le dan importancia a que la gente sea enterrada dignamente, aunque sea 90 años más tarde”.

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