A Argentina le basta con lo mínimo: 1-0 a Bélgica
5 de julio de 2014 Cuando apenas ha terminado el partido donde Argentina derrotó por 1-0 a Bélgica, el espectador común y corriente podría preguntarse si los europeos sabían que iban perdiendo, si tenían conciencia de que el resultado los dejaba fuera del torneo, si estaban al tanto de que podrían haber hecho historia para el fútbol de su país, si en realidad tenían ganas de seguir jugando fútbol o preferían estar en otro lado, descansando, viendo televisión o cortando el césped.
Imposible no cuestionarse la actitud mostrada este sábado (05.07.2014) en el Estadio Nacional de Brasilia por el equipo dirigido por Marc Wilmots. Porque ya en el minuto 2 Messi había dado un pase profundo que pudo terminar en gol y en el 7 Gonzalo Higuaín agarró un rebote, generado tras una salida fallida del mediocampo belga, para anotar el único tanto del compromiso, el que finalmente dejaría a los sudamericanos en semifinales.
Tras ver el partido de Colombia con Brasil, donde los equipos dejaron la carne y la piel en el terreno de juego en busca de la victoria, la displicencia de los europeos, presuntos candidatos tapados para ganar el Mundial debido a su campaña en la clasificatoria de la UEFA, parece indolente, desinteresada, ignorante de la importancia del compromiso que adquirieron al clasificar a tan alta instancia del torneo de fútbol donde todo jugador sueña estar.
Feliz de perder
Los comentaristas alemanes hablan del “fútbol minimalista” expuesto por la Argentina de Alejandro Sabella. Es cierto, los hombres capitaneados por Lionel Messi no muestran juego bonito, pero tampoco lo muestra Brasil ni Alemania ni nadie en este Mundial. Argentina ha dado muestras de eficiencia en su apuesta de jugar poco, marcar lo justo y celebrar. Le ha resultado y si medimos la eficacia con resultados, Argentina ha rondado la perfección.
Las llegadas de gol durante el partido se cuentan con los tentáculos de un pulpo mutilado. Una llegada de Kevin de Bruyne en el primer tiempo, mediante un lanzamiento de distancia, y un cabezazo dentro del área argentina en el minuto 41 son las aproximaciones de Bélgica a la portería defendida por Sergio Romero. Poco para un equipo que va perdiendo. Al otro lado, pincelazos de magia de Messi en un pase profundo a Di María o en un tiro libre que salió desviado por poco, en el minuto 39.
La falta de hambre de Bélgica se puede medir de muchas formas. El conformismo en el plantel con haber llegado a cuartos también. Quizás la más clara sea la jugada del minuto 93, cuando Lionel Messi escapó solo y tuvo un mano a mano con el portero Thibaut Courtois. El disparo del 10 argentino fue cubierto por el guardametas, que empezó a festejar, a gritar de emoción. Quizás nadie le había dicho que iban perdiendo, que igual quedaban fuera del torneo y que no había ninguna razón real para tanta alegría.
Diego Zúñiga