A cinco años de Fukushima: giro energético a la japonesa
Martin Fritz desde Tokio (EL/ERS)9 de marzo de 2016
Pese a la catástrofe nuclear de hace un lustro, Japón se propone seguir usando la energía nuclear y promover modestamente las energías renovables. El concepto japonés de suministro energético combinado despierta dudas.
Imagen: Getty Images/AFP/T. Hanai
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Cinco años han pasado luego de la catástrofe en la planta de energía nuclear de Fukushima, y el concepto japonés de giro energético continúa siendo una nebulosa. El gobierno japonés dispuso nuevas regulaciones en el suministro energético hasta el año 2030. Pero la concesión a nuevos productores y la planeada separación entre la generación y la distribución de la energía debilitará fuertemente al actual dominio del mercado por parte de diez grandes proveedores. La instalación de millones de dispositivos digitales para contabilizar el consumo de energía hará posible que el consumidor final pueda cambiar rápidamente de empresa proveedora.
A partir del 1 de abril, los consumidores privados y las pequeñas empresas pueden elegir libremente de qué empresa adquirir la energía. De los 130 oferentes con registro oficial, algunos como JCOM y Softbank, conocidos como empresas de telefonía celular, podrían conquistar el mercado con nuevos modelos de negocios. Los datos de consumo de los clientes pueden ser transmitidos por vía inalámbrica. A partir de dichas cifras, las empresas pueden ofrecer descuentos en la venta de paquetes que incluyan tanto la telefonía celular como el internet y el suministro de energía. “El segmento de servicios cobra cada vez mayor presencia en la industria energética en lo que respecta a las redes inteligentes y a la planeación del consumo”, dice Marcus Schürmann, presidente de la Cámara Alemana de Comercio Exterior en Japón.
Muchas nuevas empresas han desarrollado infraestructura propia a fin de ofrecer energías renovables. El gobierno de Japón ofrece a las empresas una garantía de 20 años en cuanto a las tarifas de alimentación de las redes, con lo cual las firmas de suministro energético tienen asegurado un buen rendimiento. Al mismo tiempo, quieren ganar simpatía entre la clientela con la oferta de energías “verdes”. Desde la catástrofe de Fukushima es creciente el rechazo a la energía atómica entre los japoneses.
Giro pequeño
Pero hasta el momento, el giro hacia las energías renovables ha sido discreto en Japón. Esto se debe a la influencia de grupos dentro de la industria nuclear conocidos como “el pueblo atómico”. Se trata de un grupo de cabildeo compuesto por ejecutivos y científicos. Además, al gobierno le preocupa un posible aumento en los precios de la energía eléctrica. La tarifa de alimentación para la energía solar se ha disminuido casi en la mitad desde su introducción, en julio de 2012, a fin de que la energía renovable se mantenga en niveles pagables para el consumidor.
El reactor nuclear de FukushimaImagen: picture alliance/Kyodo
Sin embargo, “parece que el foco se desplaza de la energía solar a otros tipos de generación”, afirma Schürmann. Esto implica sobre todo a la energía eólica, cuya capacidad de generación debería triplicarse hasta 2020. En 2014, el porcentaje de energía eólica en Japón fue de tan solo 0,5 por ciento (comparativamente, en Alemania es de 9,6 por ciento) dado que los procedimientos de concesión pueden durar hasta cinco años.
Lenta resurrección nuclear
Entre tanto, el renacimiento de la energía nuclear, ansiado por el gobierno, no salta a la vista. Desde el verano de 2015, solo tres de los 43 reactores nucleares listos para ser puestos en servicios están activos. Empresas han solicitado permisos para encender de nuevo a la mitad de dichos reactores. Pero cientos de abogados de grupos antinucleares buscan detener esta posible reactivación por la vía jurídica. Las empresas aún necesitan los reactores como garantía para pedir nuevos créditos. Pero los costos de las medidas de seguridad adicionales encarecen el precio al consumidor de la energía eléctrica generada en plantas nucleares.
Las plantas generadoras a base de carbón se construyen y se amortizan mucho más rápido que un reactor nuclear. Pero Japón se comprometió en la cumbre del G-7 celebrada en Alemania en 2015 a abandonar por completo la energía a base de la explotación de carbón hasta el año 2050. El ministerio japonés de Medio Ambiente no otorgaría nuevos permisos para plantas generadoras a base de carbón. Pero en cambio, las autoridades se conforman hoy con una reducción voluntaria de las emisiones por parte de las empresas generadoras. Así, un abandono de la energía a base de carbón tampoco se ve cercano en Japón.
La larga sombra de Fukushima
Cuatro años después del desastre de Fukushima, la respuesta global a la energía nuclear ha cambiado. Mientras que algunos países continúan desmantelando sus centrales nucleares, otros ven un futuro con energía atómica.
Imagen: Reuters/Kyodo
El terremoto de Tohoku y el posterior tsunami
Fue el peor desastre de la historia de Japón después de la II Guerra Mundial. Hace cuatro años, un terremoto de magnitud 9,3 registrado frente a las costas de la región de Tohoku provocó un tsunami que devastó la costa del noreste de Japón. El resultado: al menos 15.880 fallecidos y 2.694 desaparecidos, además de 6.135 heridos.
Imagen: dapd
Fuga radioactiva en Fukushima
El problema es que lo que empezó siendo un desastre natural acabó convirtiéndose en tragedia por culpa de la tecnología. El terremoto provocó un tsunami de 13 metros que arrasó la central nuclear de Fukushima Daiichi. Tras el impacto, los sistemas de refrigeración de la planta fallaron, provocando el sobrecalentamiento de tres reactores y la consiguiente fuga radioactiva.
Imagen: Reuters/Kyodo
Central de Three Mile Island
El caso de Fukushima no es el primero de la historia. En el año 1979, en la planta nuclear de Three Mile Island, en Middletown, Pensilvania, un fallo en el circuito de la planta provocó una fuga radioactiva. Las bombas de alimentación dejaron de funcionar, provocando la fuga de 120.000 litros de refrigerante del circuito primario. Unas 140.000 personas, entre mujeres y niños, fueron evacuadas.
Imagen: AFP/Getty Images
El legado de Chernóbil
Hasta Fukushima, el desastre de Chernóbil fue el peor accidente nuclear de la historia. En 1986, un repentino incremento de potencia en la Unidad 4 de la central de Chernóbil, en Ucrania, destruyó el reactor y liberó una nube radiactiva que se extendió por Rusia y Europa. 335.000 personas fueron evacuadas en un radio de 30 kilómetros y al menos 30 murieron como consecuencia del accidente.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nueva planta nuclear en EE. UU.
A la Unidad 2 de la planta Watts Bar en Tennessee se le están dando los últimos retoques, luego de un largo retraso por una baja demanda en la región. Su planta hermana, Watts Bar Unidad 1, se inauguró en 1996 y era, hasta ahora, la central nuclear de apertura más reciente. El país prevé seguir abriendo plantas nucleares, pues las considera una alternativa viable a los combustibles fósiles.
Imagen: picture-alliance/AP/Tennessee Valley Authority
Período de transición en Alemania
A pesar del fuerte movimiento antinuclear, la coalición de centroderecha de la canciller Angela Merkel trató de retrasar la fecha de eliminación de la energía nuclear de 2022 a 2034. El objetivo de 2022 había sido establecido por su predecesor, Gerhard Schröder, de centroizquierda. Merkel justificó el retraso alegando que se trataba de un período de transición hacia las energías renovables.
Imagen: picture-alliance/dpa
Merkel reacciona con rapidez
Después de la catástrofe de Fukushima, el gobierno alemán reaccionó con rapidez y cerró de manera definitiva ocho plantas nucleares. La coalición de Merkel decidió eliminar por completo el uso de la energía atómica hasta el 2022, adoptando la fecha originalmente establecida por Schröder. Ahora, Alemania ha decidido extender el uso de energías renovables en un 80 por ciento para el año 2050.
Imagen: picture alliance/Hinrich Bäsemann
Italianos confirman la prohibición nuclear
Al igual que Alemania, Italia también tiene una larga historia de activismo antinuclear. Después del desastre de Chernóbil, los italianos votaron para prohibir la energía nuclear en 1987. Sin embargo, en 2011, el entonces primer ministro, Silvio Berlusconi, trató de reintroducir la energía atómica. En un referéndum, los italianos rechazaron nuevamente el uso de energía nuclear en su país.
Imagen: picture-alliance/dpa
El futuro nuclear en Reino Unido
La coalición conservadora-liberal en Reino Unido también promueve la energía nuclear para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, la planta más reciente desde 1996, Hinkley Point C en Somerset (en la foto), se enfrenta a un proceso legal por el uso de dinero estatal para su construcción. El costo de la planta se calcula en unos 34 mil millones de euros.
Imagen: picture-alliance/Simon Chapman/LNP
La India amplía el uso de energía atómica
Nueva Delhi planea cuadruplicar su capacidad nuclear en 2020, abasteciendo así un 25 por ciento de la electricidad en el país. Sin embargo, el plan ha sido fuertemente rechazado. Manifestantes han interrumpido repetidamente los trabajos de construcción de la central nuclear de Kudankulam, parcialmente subsidiada por Rusia. Moscú ha ofrecido construir una docena de reactores nucleares en la India.
Imagen: picture-alliance/dpa
China mira más allá del carbón
Pekín está buscando un aumento más modesto en su capacidad nuclear. La República Popular planea generar un 6% de su electricidad a través de energía atómica para el 2020. Actualmente se encuentra en construcción la central de Changjiang (en la foto), en la provincia de Hainan. La energía nuclear puede reducir, en gran medida, la dependencia de China de las contaminantes plantas de carbón.
Imagen: picture-alliance/dpa
La dependencia de Francia
El 75% de la electricidad que consume Francia procede de energía nuclear. A pesar de que el presidente Hollande prometió reducir la dependencia atómica del país, sólo se ha anunciado el cierre de una planta, situada en la frontera con Alemania. El resto de las centrales, que suman 20, siguen humeando en el corazón de Europa.