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A fuego lento

24 de julio de 2002

El proyecto de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur es un hueso duro de roer. Mientras los sudamericanos piden abrir el mercado, la UE espera que sus interlocutores resuelvan primero sus propios problemas.

El comisario de Comercio de la Unión Europea, Pascal Lamy.Imagen: AP

Hace tiempo que viene quedando de manifiesto cuán empinada es la cuesta. Y las crisis económicas y políticas que sacuden a los países del Mercosur desde luego no han hecho más que añadir dificultades al diálogo con la UE. La meta de un acuerdo de libre comercio sigue muy distante y tampoco el diálogo que acaban de sostener los ministros de Relaciones Exteriores del bloque sudamericano con los Comisarios europeos Chris Patten (Relaciones Externas) y Pascal Lamy (Comercio) arrojó mayores frutos concretos.

Prioridades divergentes

En el encuentro quedaron nuevamente de manifiesto las diferencias entre ambas posturas. Para los europeos, resulta fundamental que el Mercosur se consolide y resuelva sus diferencias internas. Específicamente, esperan que se unifiquen los aranceles externos y se equiparen las regulaciones. Pero en la región las prioridades de momento son otras y el profundo remezón argentino, sumado a la inestabilidad de toda la zona, amenazan con erosionar la integración.

El objetivo número uno del bloque sudamericano sigue siendo conseguir mayor acceso a los mercados, aspiraciones que se han topado tradicionalmente con la política agraria europea. Las gigantescas subvenciones distorsionan el mercado y el establecimiento de cuotas pone un freno evidente a la entrada de productos, aunque el comisario Lamy haya hecho hincapié en que el 50% de la producción agrícola del Mercosur va a parar a Europa.

Industria alemana pide liberalización

Pero los países del Cono Sur latinoamericano no están solos con sus demandas de mayor apertura. También la Confederación de la Industria Alemana (BDI) apuesta en favor de una liberalización, según subrayó la experta de la entidad en el área sudamericana, Sigrid Zirbel, puntualizando que el Mercosur es su principal socio dentro de América Latina. Por lo demás, la confederación demanda "una pronta y amplia reforma de la política agraria de la UE", por considerar que "el actual sistema del mercado agrícola es ineficiente, entorpece la libre competencia y resulta anacrónico".

A juicio de Sigrid Zirbel, sin dicha reforma será prácticamente imposible lograr avances en las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea. Sin embargo, aunque el tema de los cambios estructurales se discute acaloradamente en el viejo mundo, no está claro cuándo podrán hacerse realidad ni en qué medida beneficiarán a los exportadores sudamericanos.

Por lo pronto, la discusión para liberalizar el comercio agrícola a todas luces tendrá que ser llevada a cabo dentro del marco de la OMC, que es lo que desean los europeos. La perspectiva de un entendimiento bilateral en la materia sigue siendo bastante remota.