Golpeado por la pandemia, el festival cultural previo a los Juegos Olímpicos ha tenido que revisar su programa. Con la ausencia de visitantes extranjeros, el "Pabellón Tokio 2021" ha dado un nuevo giro.
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Aunque los organizadores de Tokio 2020 acaban de anunciar que los Juegos se celebrarán sin espectadores presenciales y con las fronteras de Japón aún cerradas a los turistas extranjeros, una serie de programas y eventos culturales seguirán adelante a pesar de las restricciones y en medio de las críticas generalizadas a la gestión de la situación por parte del gobierno japonés.
En un principio estaba previsto que se permitiera la entrada de hasta 10.000 visitantes a diversos eventos olímpicos, pero a medida que Japón va endureciendo el control sobre el creciente número de casos en el país, especialmente en la capital, Tokio, también aumentan las consecuencias para los eventos relacionados con las Olimpiadas.
A pesar de la preocupante tendencia, el Festival de Tokio ha conseguido, sin embargo, lanzarse a principios de julio con uno de sus principales eventos, el "Pabellón Tokio 2021". El Consejo de las Artes de Tokio afirma que se dedica a "promover el atractivo de Tokio como ciudad de las artes y la cultura", a pesar de todos los retos a los que se enfrenta la ciudad durante la pandemia.
Situadas en un radio de tres kilómetros del Nuevo Estadio Nacional diseñado por Kengo Kuma, ocho estructuras e instalaciones creadas por seis arquitectos y dos artistas japoneses, entre ellos la mundialmente conocida artista Yayoi Kusama, están transformando el centro de la ciudad en un museo al aire libre. Mientras muchos eventos tuvieron que ser cancelados, aplazados o celebrados en línea, los organizadores han decidido montar este evento al aire libre a pesar de la frágil situación debida al COVID-19.
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Redefinir los espacios culturales
Por eso hubo que modificar algunos aspectos: para entrar en algunos de los pabellones, como el diminuto Tea House Go-an de Terunobu Fujimori, que está frente al estadio, es necesario reservar con antelación, lo que significa que el aforo va a ser limitado.
La sala de Yayoi Kusama, una instalación interior que reproduce una casa típica de la campiña japonesa, también se ve afectada por ciertas modificaciones de última hora, ya que el edificio está diseñado para la interacción entre los visitantes y la obra de arte. Kochi Watari, presidente del Comité de Producción del Pabellón de Tokio 2021 y director general del Museo de Arte Contemporáneo Watari, se preguntó al principio si debían cancelar el pabellón de Yayoi Kusama, en el que se invita a los visitantes a pegar lunares en cualquier lugar de la instalación, ya que la gente "tocará sin querer las pegatinas, la pared, etc.".
"Pero pensamos que las contramedidas eran lo suficientemente seguras", dice, decidido a mostrar una obra de arte que refleje que "estamos todos juntos afrontando un reto común que acabará desapareciendo, al igual que esta sala blanca".
"Arroz para la mente”
No obstante, varios artistas también son conscientes del impacto que la crisis del COVID-19 tendrá en la visibilidad de sus proyectos: "Mis obras se exponen sobre todo en Japón, así que espero de verdad que la gente venga a Japón cuando eso sea posible de nuevo", dice Aida Makoto, la artista que está detrás de la instalación "Tokyo Castle Outdoors”.
"Es una pena que no vayamos a tener visitantes extranjeros, pero también comprendo los riesgos que habría implicado", añade Terunobu Fujimori, cuya Casa de Té Go-an, cubierta de hierba y musgo, no podrá disfrutar de la visita de los turistas internacionales que esperaba. "Aun así, creo que era importante celebrar este festival, ya que la cultura y el arte son arroz para nuestras mentes, ¡y todos necesitamos comer! El arte siempre ha estado ahí, desde el principio de la humanidad, así que creo que es necesario mantenerlo vivo, especialmente en estos tiempos difíciles", añade Fujimori.
Tras la decisión del primer ministro de Japón, Yoshihide Suga, de decretar de nuevo el estado de emergencia en la capital, excluyendo a los espectadores de los eventos olímpicos que se celebrarán un año después de lo previsto inicialmente, Naoya Hosokawa sigue siendo optimista: "Afortunadamente, tenemos alternativas. Gracias a las nuevas tecnologías, para la gente que no puede venir físicamente, todavía es posible disfrutar del arte a través de videos, imágenes, Internet y demás".
(gg/er)
Coronavirus: vacunación en lugares remotos e insólitos
Los equipos sanitarios realizan viajes largos, a veces duros, para vacunar a personas en todo el mundo contra el coronavirus, escalando montañas, cruzando ríos, y también caminando muchas horas.
Imagen: Tarso Sarraf/AFP
Escalando hacia los pueblos montañosos
Quien quiera vacunar a la gente en las regiones montañosas del sureste de Turquía debe estar en forma. La vacunación en los pueblos de montaña es particularmente importante, dijo el doctor Zeynep Eralp en una entrevista con DW: "La gente suele convivir muy cerca" y el virus se puede propagar rápidamente. Además, a la gente no le gusta ir a los hospitales, "así que tenemos que acudir a ella".
Imagen: Bulent Kilic/AFP
Vacunación con nieve y frío
La gente muy mayor no van sola al centro de vacunación. En el Valle Maira, en el oeste de los Alpes italianos, muy cerca de la frontera con Francia, los médicos van de casa en casa para vacunar a personas mayores de 80 años contra el coronavirus. Por el camino cuentan con apoyo religioso.
Imagen: Marco Bertorello/AFP
En avioneta al río Yukon
Con su cargamento de vacunas contra el coronavirus, esta enfermera viaja a Eagle en avión. Menos de 100 personas viven en ese lugar al pie del río Yukon, en Alaska, EE. UU. La población indígena tiene preferencia en muchos programas de vacunación, porque vive muy lejos y el próximo centro de salud le queda lejos.
Imagen: Nathan Howard/REUTERS
No solo vacunar sino también convencer
Anselmo Tunubala se lava las manos antes de vacunar a una anciana. Todos los días, este hombre de 49 años anda por las montañas en el suroeste de Colombia para explicarle a la gente en el idioma local lo importante que es la vacunación. Es miembro de los misak, quienes viven allí. Son muy escépticos ante la vacunación, porque confían mucho en la medicina tradicional y sus líderes religiosos.
Imagen: Luis Robayo/AFP
Caminando durante horas para vacunarse
Estos hombres y mujeres caminaron hasta cuatro horas para vacunarse en la remota ciudad de Nueva Colonia, en el centro de México. Pertenecen al pueblo indígena de los wixárika. Internacionalmente son más conocidos con el nombre de huicholes.
Imagen: Ulises Ruiz/AFP/Getty Images
Vacunación en una barca
Olga Pimentel arrimó su bote junto al del equipo de vacunación. Solo se puede llegar a la comunidad de Nossa Senhora Livramento en Río Negro, en Brasil, a través del río. "¡Bien! Apenas dolió", dijo la mujer de 72 años entre risas y gritó: "¡Viva SUS!", el sistema de salud pública de Brasil.
Imagen: Michael Dantas/AFP
Vacunando sin electricidad
Durante mucho tiempo, el presidente populista de derecha Jair Bolsonaro no estuvo a favor de la vacunación contra el coronavirus en Brasil. Los pueblos indígenas y los quilombolas, descendientes de esclavos africanos, fueron de los primeros en ser vacunados. Incluida Raimunda Nonata, de 70 años. Como su comunidad no tiene acceso a la red eléctrica, la vacuna se administró a la luz de las velas.
Imagen: Tarso Sarraf/AFP
Médico en casa en Japón
También en Japón, el médico va a casa a vacunar. Aunque las metrópolis japonesas se encuentran entre las ciudades más grandes del mundo, el país del este asiático también tiene pueblos pequeños y aislados con solo unos pocos cientos de habitantes, como Kitaaiki. Cualquiera que no pueda llegar a la siguiente ciudad más grande, está feliz con la visita de un médico a su hogar.
Imagen: Kazuhiro Nogi/AFP
Vacunas muy valiosas en Indonesia
A principios de enero, en Indonesia también comenzaron a vacunar. En barco, el personal sanitario viajó a islas remotas. Las vacunas en la nevera son tan valiosas que hubo personal de seguridad cuidando las dosis.
Imagen: Chaideer Mahyuddin/AFP
Vacunación como evento de supercotagio
La India es actualmente el país más afectado por la pandemia. A mediados de marzo, trabajadores médicos llegaron a la aldea de Bahakajari, en el río Brahmaputra. Estas mujeres querían registrarse para ser vacunadas. Sin mascarilla, sin distancia de seguridad. Ojalá esta situación no haya provocado más contagios.