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Terrorismo

A un año del atentado en Estambul: “Sin fe en la Justicia”

1 de enero de 2018

Hace un año, el portero Fatih Cakmak fue asesinado a tiros durante un ataque terrorista en el club nocturno Reina, en Estambul. Los miembros de su familia lo consideran un héroe, pero se sienten abandonados en su dolor.

Türkei | 1. Jahrestag Anschlag Nachtclub Reina
Imagen: Getty Images/AFP/Y. Akgul

La familia Cakmak hace un picnic tradicional, pero nada es como antes. Uno de los cinco hermanos murió asesinado por un terrorista islamista. “No tengo la menor idea de cómo pasamos el año”, dice Zafer Cakmak. “Todavía estamos entumecidos”.

Su hermano menor, Fatih, fue una de las 39 víctimas del ataque al club Reina en Estambul, atentado que tuvo lugar en la víspera de Año Nuevo de 2017. El portero trabajaba para la compañía encargada de proporcionar el personal de seguridad para el local. Para sus amigos y familiares, Fatih es un héroe, pues murió tratando de proteger a los demás, pero se sienten solos en su dolor. A sus ojos, nadie quiere reconocer lo que hizo su hijo y hermano.

“Amaba su trabajo”

La familia Cakmak proviene de Elazig, en el sureste de Turquía. Fatih y sus hermanos crecieron en Mersin, en la costa mediterránea de Turquía. Al hijo del medio no le fue muy bien en la escuela y no pensó seguir estudiando, pero encontró trabajo y una carrera en la industria de la seguridad. Su hermano mayor, Zafer Cakmak, no recuerda que Fatih se quejara de su empleo, a pesar de que a veces trabajaba en días festivos.

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Fatih siempre se tomó muy en serio su labor como portero y guardia de seguridad, dice su hermano. Él nunca fue agresivo; de cara a una discusión, él intentaba más bien mediar. Y siguió haciendo su trabajo, incluso después de poner su vida en peligro.

Ataque en Besiktas

El 10 de diciembre de 2016, tres semanas antes del ataque al club nocturno, Fatih Cakmak, de 34 años, fue asignado a un estadio de fútbol para el partido de la primera división entre Besiktas Istanbul y Bursaspor. Cakmak era aficionado al fútbol, y los despliegues en estadios eran sus favoritos, aunque le gustaba más cuando trabajaba en “su” club, el rival de la ciudad, Galatasaray.

Al terminar el trabajo en Besiktas, Cakmak y sus colegas regresaron al autobús y cuando éste dobló frente al Palacio Dolmabehce explotó un coche bomba. Poco después, un atacante se inmoló en un parque cercano dejando 44 muertos en el ataque, incluidos 30 policías. La familia de Cakmak dice que entraron en pánico cuando escucharon las noticias, pero Fatih sobrevivió.

Fatih Cakmak (izq.) junto al futbolista Zinedine Zidane.Imagen: Privat

Luchando con el atacante

Tres semanas después del ataque en Besikta, en la víspera de Año Nuevo, Fatih Cakmak ya había regresado al trabajo como guardia de seguridad en el club Reina, donde laboraba de forma temporal. Al principio lo hacía unos días a la semana, más tarde tenía turnos casi todos los días. Los únicos días que no trabajaba allí era cuando lo destinaban a conciertos o partidos de fútbol.

Zafer Cakmak dice que ha hablado con los testigos de lo ocurrido en el atentado y le dijeron que su hermano menor se lanzó sobre el atacante cuando entró por la puerta. Lucharon y Fatih logró quitarle la pistola de la mano. Pero luego se escucharon disparos, Fatih recibió ocho impactos de bala.

Débiles medidas de seguridad

La familia de Fatih está demandando al club nocturno Reina por 1,2 millones de liras turcas (265 mil euros aproximadamente) como compensación por el dolor y el sufrimiento que ha padecido. La familia está convencida de que el club tiene parte de la responsabilidad en la masacre. Dicen que el ataque fue posible debido a las medidas de seguridad inadecuadas.

En su declaración ante el tribunal, la familia señaló que “la dirección no tomó medidas de seguridad, a pesar de que se había advertido que era posible un ataque de este tipo. De esta manera, se hace en parte responsable de lo ocurrido”.

Los propietarios han admitido que de hecho fueron advertidos sobre un ataque diez días antes. No obstante, testigos oculares informaron que la presencia de la policía era muy escasa en comparación con otros lugares de la ciudad.

Después del atentado, fuerzas especiales vigilan el club nocturno Reina.Imagen: picture alliance/dpa/E.Gurel

Sin esperanza de obtener justicia

El hermano de Fatih, Zfer Cakmak, le dijo a DW que todavía hay muchas preguntas sin respuesta. “El club Reina es como una fortaleza. ¿Cómo pudo ese sujeto estar allí armado? Si hubiera pensado suponía que moriría en el ataque, se habría atado una bomba al cuerpo”.

El grupo armado Estado Islámico se atribuyó el ataque. Mientras, las medidas de seguridad en Estambul para el fin de 2017 aumentaron considerablemente por el temor a más ataques. Según informan los medios, cientos de militantes extremistas fueron arrestados los días previos a Año Nuevo.

El juicio al principal sospechoso de los ataques y sus 56 presuntos cómplices comenzó el 11 de diciembre pasado. El sospechodo, un uzbeco de 34 años, está acusado de asesinato y de “intento de derrocar el orden constitucional”. Arriesga hasta cuarenta cadenas perpetuas.

Pero Zafer Cakmak tiene poca fe en el sistema judicial. El juicio en el caso Reina es una farsa, dice: simplemente están tratando de llevar el asunto a una conclusión. “No tengo esperanzas de que se haga justicia”, señala el hermano de la víctima a DW.

Autor: Burcu Karakas (mn/erc)

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