No se trató de un striptease colectivo. Los cerca de mil hinchas de Holanda que vieron el encuentro de su selección contra Costa de Marfil el viernes en calzoncillos, no se sacaron los pantalones por voluntad propia. A la entrada del estadio de Stuttgart fueron conminados a hacerlo por los encargados del control de ingreso, so pena de quedarse fuera si no obedecían. ¿La razón? Todos ellos llevaban en sus pantalones con un logo de la marca de cerveza holandesa Bavaria. Y eso es un pecado cuando otra cervecería, la Budweiser, es auspiciadora oficial del Mundial 2006.

¿Arremetida publicitaria?

"Cada hincha puede vestirse con lo que quiera. Pero cuando una empresa pertrecha masivamente a la hinchada con material publicitario, no lo permitimos", señaló este sábado Markus Siegler, director de comunicaciones de la FIFA, este sábado. El funcionario reconoció no saber exactamente qué había ocurrido en Stuttgart, pero a su juicio "pareció ser un intento de arremetida publicitaria" de Bavaria. De todos modos, la medida amerita una tarjeta roja de DW-WORLD. No tanto por los hinchas en calzoncillos que, al fin y al cabo se habrán sentido como si estuvieran en casa, sino por el exceso de celo de la FIFA, que defiende su negocio publicitario como gato de espaldas.