De 9,6 millones de afganos empadronados votaron 2,7 millones, pero el escrutinio tardó cinco meses y eliminó un millón de votos por irregularidades.
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El candidato afgano Abdulá Abdulá anunció este martes (18.02.2020) la formación de un gobierno paralelo, tras rechazar los resultados de los comicios de septiembre pasado que le dieron la releección al presidente Ashraf Ghani.
"La Comisión electoral (...) declara que Ashraf Ghani, quien obtuvo el 50,64% de los votos, es el presidente de Afganistán", señaló en una conferencia de prensa en Kabul la jefa de esta instancia, Hawa Alam Nuristani.
El escrutinio se retrasó casi cinco meses a causa de las acusaciones de manipulación de votos por parte de Abdulá, lo que forzó un nuevo recuento. Según este conteo definitivo, Abdulá logró el 39,52% de los votos.
Abdulá, que gracias a un complicado reparto de poder impuesto por Estados Unidos es el "jefe ejecutivo" del gobierno afgano, aseguró que él era el vencedor.
"A partir de los votos limpios, con sistema biométrico (...) declaramos nuestra victoria. Anunciamos nuestro gobierno incluyente" declaró Abdulá en rueda de prensa en Kabul.
Talibanes también en contra
"Los resultados anunciados por la Comisión no tienen legitimidad", había declarado poco antes el portavoz de campaña de Abdulá, Faraidoon Khwazoon.
Abdulá ya perdió contra Ghani en 2014, en una elección muy contestada que lanzó a sus seguidores a las calles, hasta que Estados Unidos forzó una repartición del poder entre los dos rivales.
El actual vicepresidente del país, Abdul Rashid Dostum, un poderoso líder militar uzbeko, aliado de Abdulá, también amenazó con formar un gobierno paralelo si se anunciaban resultados fraudulentos.
Los talibanes también rechazaron la proclamación de la victoria de Ghani, que calificaron de "ilegal" y "un golpe contra la democracia".
Estados Unidos se encuentra inmerso en las negociaciones con los talibanes para sacar a sus tropas de Afganistán tras casi 20 años de presencia en ese país, la guerra más larga que ha afrontado Washington en su historia.
gs (afp, dpa)
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La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
Imagen: picture alliance/Photoshot
Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
Imagen: Reuters/M. Ismail
Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Hossaini
Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
Imagen: Reuters
La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
Imagen: Getty Images/AFP/B. Smialowski
Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
Imagen: Getty Images/AFP/N. Shirzad
Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
Imagen: DW/H. Hamraz
El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
Imagen: Reuters/O.Sobhani
Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.