Un millar de abogados argelinos reclamaron en Argel, la capital argelina, un cambio político un día después de nuevas manifestaciones masivas en todo el país para pedir la renuncia del presidente Abdelaziz Buteflika.
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Un mes después de que empezaran, las protestas no parecen decaer. "¡No a la violación de la Constitución!", "¡Abogados junto al pueblo!", se leía en las pancartas de las manifestaciones de abogados venidos de varios puntos del país y reunidos en la Grande Poste, un edificio emblemático de la capital.
"¡Basta de este poder!", "¡Fuera el sistema!" gritaban otros, haciendo ondear banderas argelinas. Rabea Marenes, una abogada de Blida (40 kilómetros al sur de Argel) se hizo una toga con los colores de la bandera. "El pueblo controla la situación, hay que escucharlo", afirmó. El 23 de marzo se celebra en Argelia la jornada nacional del abogado en recuerdo del abogado independentista Alí Bumendjel, torturado y asesinado por el ejército francés el 23 de marzo de 1957 durante la guerra de independencia (1954-1962).
Aplazamiento indefinido de las elecciones
El presidente Buteflika se enfrenta a las peores protestas en su contra desde que llego al poder, en 1999. Para intentar frenarlas prometió poner en marcha, en una fecha aún por precisar, una "conferencia nacional" para reformar el país y elaborar una nueva constitución.
Pero al mismo tiempo aplazó sin fecha las elecciones presidenciales previstas el 18 de abril, con lo que prorrogó de facto su cuarto mandato, que según la constitución tenía que terminar el 28 de abril. "Estamos en contra de una transición liderada por el sistema. El cambio y la transición son ahora", dijo Nuredin Benisad, un conocido abogado y activista de derechos humanos argelino.
La víspera, por quinto viernes consecutivo, los argelinos salieron a manifestarse en masa en casi todas las regiones del país para reclamar la dimisión del presidente, su entorno y de todo el "sistema". En las últimas semanas, otros colectivos como los periodistas o los estudiantes salieron a las calles para mantener la presión. Según el periódico francófono Liberté, "el final esta cerca". "Un mes de movilización habrá sido suficiente para hacer tambalearse al sistema y sobre todo para demostrar su terrible fragilidad", asegura el rotativo.
Al contrario, el periódico gubernamental El Mudjahid asegura que existen "familias" que siguen siendo "escépticas" frente a las reclamaciones de los manifestaciones. "Estas marchas traducen el hartazgo", reconoce el periódico, pero apunta que la transición que propone el poder es "realista y pragmática".
jov (afp, efe)
Socialismo en África, un patrimonio oxidado
En la Casa Iwalewa de la Universidad de Bayreuth, la exposición "Things Fall Apart" (Todo se desmorona) repasa las relaciones de África con los países socialistas: de la URSS a la caída del socialismo real, y hasta hoy.
Imagen: Universität Bayreuth/Iwalewahaus
Viejas cadenas, nueva visión
Mientras los países africanos se liberaban de sus cadenas coloniales a fines de la década de 1950, las antiguas potencias coloniales se hallaban ya inmersas en la Guerra Fría. Aquel enfrentamiento ideológico tuvo también su correlato en el continente africano. Con lemas propagandísticos como "África lucha, África gana", la Unión Soviética buscaba ganar la simpatía de los jóvenes Estados africanos.
Imagen: Universität Bayreuth/Iwalewahaus
Una Utopía se oxida
La hermandad entre la Unión Soviética y los Estados africanos duró apenas un par de décadas. Pero sus huellas llegan hasta hasta el presente. El fotógrafo angoleño Kiluanji Kia Henda localizó al Karl Marx en un cementerio de barcos del norte de Luanda, en 2006. Había sido parte de una flota pesquera, que fue donada a Angola por la Unión Soviética y que apenas estuvo un par de años en operación.
Imagen: Universität Bayreuth/Iwalewahaus
Lucha de poder en suelo africano
En estos murales descoloridos −documentados por la fotógrafa sudafricana Jo Ractliffe-, Fidel Castro (i), Leonid Brezhnev (d) y Agostinho Neto (c), el primer presidente de Angola, recuerdan la historia socialista de Angola. En la guerra civil angoleña, Cuba aportó tropas y la URSS armas a Neto. Del otro lado de la línea de combate, armas y financiamiento de la Sudáfrica del apartheid y los EE. UU.
Imagen: Universität Bayreuth/Iwalewahaus
Un ícono del antimperialismo
También Patrice Lumumba, el primer ministro fundador de la República Democrática del Congo, simpatizó con el socialismo. Tras pedir ayuda a la URSS, ante una crisis política en su joven Estado, fue despojado del poder y asesinado en presencia de los servicios secretos belgas. A este ícono de la lucha independentista africana, la URSS le rindió homenaje con un sello postal propio.
Imagen: Universität Bayreuth/Iwalewahaus
Invitados, pero no siempre bienvenidos
La URSS ofreció estudios superiores a jóvenes africanos, que se formaron en universidades como la "Patrice-Lumumba", en Moscú. Pero esos estudiantes se vieron muchas veces confrontados con situaciones de racismo. Y protestaron. Una protesta de los estudiantes africanos a fines de los años 50 pasaría a la historia como la primera manifestación pública tras la era de Stalin.
Imagen: Universität Bayreuth/Iwalewahaus
Brezhnev en África, la película
La Unión Soviética no ahorró costos ni esfuerzos para llevar su ideología a los países africanos. Una visita de Leonid Brezhnev a Guinea, en 1957, quedó grabada en cinta. El documentalista Alexander Markov retomó el filme propagandístico en un documental que se presentó en la selección de la Berlinale, el festival de cine de Berlín, en 2015.
Imagen: Universität Bayreuth/Iwalewahaus
Unidos en el cosmos
La propaganda en voz e imágenes era fácil de transportar y fue, por eso, un medio priorizado. Con representaciones estereotípicas de niños de tres continentes, debía mostrarse un desarrollo que solo se podía alcanzar unidos. Para muchos niños, esta puede haber sido una motivación: la esperanza de participar juntos en un viaje al espacio, de convertirse, incluso, en “cosmonautas”.
Imagen: Universität Bayreuth/Iwalewahaus
Vivas al socialismo
Etiopía era la sede la Organización para la Unidad Africana (OUA) y el régimen militar de Mengistu Hailemariam tenía mucho que agradecer a la URSS. En la OUA, una gigantesca escultura de Lenin recibía a los visitantes. El monumento a Marx de la foto, inaugurado por el entonces presidente de la República Democrática Alemana (RDA), Erich Honecker, sigue en pie en la Universidad de Addis Abeba.
Imagen: picture-alliance/ZB
Herencia socialista
Hasta hoy, los gobernantes africanos siguen sirviéndose de la estética realsocialista. Así, este monumento de bronce, que lleva el nombre de "Renacimiento Africano", fue mandado a erigir por el presidente senegalés Abdoulaye Wade en 2010. El conjunto fue diseñado y acabado por una empresa norcoreana que, tras Addis Abeba, proveyó a más de 20 ciudades africanas con sus gigantescas creaciones.
Imagen: picture-alliance/dpa
Estética totalitaria
El presidente de Botswana, Festus Mogae, inauguró este conjunto escultórico en 2005. El monumento muestra a tres líderes ("Three Dikgosi"), considerados padres fundadores del Estado actual. El surcoreano Onejoon Che reconstruye en modelos y fotografías esta estética totalitaria del socialismo real en África.
Imagen: Universität Bayreuth/Iwalewahaus
Después de la función, vacío
Burkina Faso se considera el último intento por establecer un socialismo africano. En Uagadugú, capital del cine africano, mostraban sus películas cineastas que estudiaron en Moscú, como Ousmane Sembène. El oficial socialista Thomas Sankara impulsó el Festival panafricano de Cine y Televisión de Uagadugú (FESPACO), que se celebra hasta hoy. El fotógrafo Isaac Julien (2005) muestra el cine vacío.
Imagen: Iwalewahaus/Isaac Julien
¿Pronto en África?
La exposición itinerante "Things Fall Apart" fue concebida en Londres y Bayreuth, donde puede visitarse hasta el domingo (18.09.2016). Desde diciembre, podrá verse por dos meses en Budapest. ¿Y después? La Casa Iwalewa de Bayreuth conversa con diversas representaciones del Instituto Goethe para presentarla en África, donde el sueño del socialismo quedó, también, como una utopía inalcanzada.