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Aborto: derecho a decidir sobre el propio cuerpo

Mirra Banchón19 de julio de 2014

La ley de penalización del aborto en El Salvador se encuentra en la mira de una campaña de Amnistía Internacional: “Mi cuerpo. Mis derechos”. DW habló con activistas pro derechos humanos sobre la situación en ese país.

Campaña en Barcelona, a favor del indulto de 17 salvadoreñas.Imagen: Coperaccio

“45.000 abortos inseguros se practican al año en El Salvador. Los embarazos no deseados son la primera causa de suicidio de adolescentes y la primera causa de deserción escolar”, dice a DW Alejandra Burgos, en el marco de la campaña “Mi cuerpo. Mis derechos”, de Amnistía Internacional.

Esta representante de la Colectiva Feminista y la "Agrupación ciudadana por la despenalización del aborto terapéutico, ético y eugenésico", trae a Europa desde Centroamérica la precaria situación de las salvadoreñas enfrentadas a un embarazo que no quieren.

La reforma de ley de 1997 penalizó el aborto con entre dos y ocho años de prisión. No obstante, la carencia de procesos eficientes –sobre todo cuando se trata de mujeres de escasos recursos- ha llevado a que las penas por aborto se conviertan en condenas por homicidio. Y a que las mujeres cumplan hasta 40 años de cárcel. De 129 mujeres procesadas por aborto entre el 2000 y el 2011 habla Burgos; de ellas, 29 cumplen condenas. 17 por homicidio agravado.

“Fueron acusadas por las mismas instancias de salud a las que recurrieron buscando auxilio. Han sido incriminadas sin tener pruebas y se les negó la presunción de inocencia”, explica Burgos. Por el indulto de estas 17 mujeres se lanzó en junio una campaña internacional, que apoyaron con sus firmas también algunos parlamentarios europeos.

Enfocándose en los más restrictivos

El Salvador es uno de los cinco focos (Nepal, Brukina, Magreb, Irlanda) en los que Amnistía Internacional España enfoca su campaña en defensa de los derechos sexuales y reproductivos. Estos se resumen en el derecho que toda persona debe tener a decidir sobre su cuerpo y a escoger su pareja.

No es que en otros países de América Latina no se esté violentando esos derecho, sino que, según fuentes de Amnistía, en El Salvador la violencia contra las mujeres es "pandémica" y el aborto está penalizado incluso cuando ha habido violación y/o peligra la vida de la madre.

¿Una población dividida?

En 2013, la problemática del aborto en ese país llegó a los titulares internacionales por el caso de Beatriz, la joven que pidió abortar por padecer lupus y estar gestando un bebé carente de cerebro. Aunque no existen datos oficiales, “el 71% de la población estaba a favor de que se interrumpiera el embarazo por razones terapéuticas”, puntualiza Burgo. No obstante, otros movimientos sociales, predominantemente eclesiales, ven en esto un atentado contra la vida.

“Estar en contra del aborto legal, seguro y gratuito, es estar a favor del aborto ilegal, inseguro y pagado”, remarca Burgos.

Protestas en España por reforma de la ley del aborto.Imagen: Reuters

No incrementa por ser legal

Por otro lado, no existe relación entre las leyes que permiten la interrupción voluntaria del embarazo y el incremento de la tasa de abortos, explica a DW Estrella Ramil, directora de Cooperacció. Esta asociación catalana de cooperación internacional lleva muchos años colaborando con plataformas ciudadanas que abogan por la despenalización del aborto terapéutico. En Europa occidental –que cuenta con leyes menos restrictivas- la tasa de abortos anuales es de 12 por 1000 mujeres. En África, de 29/1000. Y en América Latina –en donde República Dominicana, Haití, Surinam, Chile, Honduras y Nicaragua tienen leyes sumamente restrictivas-, la tasa es de 32/1000.

“Las mujeres latinoamericanas requieren respuestas ante una realidad que amenaza no sólo el derecho a decidir sobre su cuerpo -que sería lo más legítimo y lo que desde muchas organizaciones de la cooperación internacional proponemos- sino también una su propia vida y salud. Hablamos de mujeres que viven en situación de pobreza que son las que sufren condenas de prisión porque, habiendo tenido abortos espontáneos, no reciben atención médica. Lo entendemos, entonces, como violencia por parte del Estado”, apunta Ramil.

Esperando respuesta oficial

A pesar de que el Ejecutivo salvadoreño ha abierto un resquicio de esperanza de iniciar un debate, los avances en el controvertido tema son muy lentos. ¿Por qué entonces no empezar por mover otros temas, como la educación sexual? “Sí, la necesitamos para no abortar, pero también se necesita el aborto para no morir”, responde Burgos.

“No promovemos que las mujeres aborten, sino que aquellas que lo necesitan por razones de salud y vida, o las que no quieren continuar con el embarazo, puedan acceder a él como última opción. Y que puedan a acceder a todos los recursos científicos y médicos necesarios”, concluye la activista pro derechos humanos.

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