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Latinoamérica: académicos perseguidos por investigar

8 de febrero de 2021

Desde amenazas y agresiones hasta cancelación de presupuesto o contrato sufren profesores e investigadores en América Latina a causa de su trabajo. ¿Cómo protegen su vida y la libertad de seguir con sus tareas?

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Imagen: Fotolia/Aleksandr Kurganov

Huyendo de la persecución llegó en septiembre a Alemania el antropólogo colombiano Lerber Dimas. Tras recibir amenazas y ser alertado por la policía de que su vida corría peligro inminente, Dimas debió huir y dejar su trabajo en la Universidad de La Guajira, donde investigaba temas de violencia urbana, crimen organizado y memoria en el Caribe Colombiano.

En su trabajo, ha revelado las matanzas y masacres, la persistencia de la violencia y el narcotráfico, la reactivación del paramilitarismo y los casos de falsos positivos. Al igual que otros académicos, ha enfrentado amedrentamientos que buscan silenciarlo: "Cuando estos temas se ponen en evidencia, generan malestar”, señala a DW. "La academia se siente restringida a investigar o hablar y se vuelven temas prohibidos. No hay libertad para la investigación y la difusión”, lamenta. Gracias al apoyo de colegas en Alemania, Dimas logró salir de su país y está dando a conocer su trabajo y los riesgos que éste conlleva.

Aunque habitualmente son más conocidos los peligros que corren activistas y defensores de derechos humanos, el caso de Dimas no es aislado. Los académicos también están en la mira. "Sobre todo quienes investigan temas que son críticos para los poderes de turno son los que más sufren”, dice a DW Rosario Figari, doctora en Ciencias Políticas e investigadora de la cátedra de estudios de paz de la universidad Justus Liebig de Giessen.

Organizaciones internacionales alertan sobre los peligros en Brasil, Colombia, Venezuela, México y en América Central. Pero también en sociedades consideradas políticamente más estables. En 2017, la académica Francesca Lessa debió abandonar Uruguay tras recibir amenazas de muerte por su investigación sobre los crímenes de la dictadura y delitos de lesa humanidad, los cuales están amparados por la llamada ley de impunidad.

Cada vez más casos de acoso y agresión

La Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), que reúne personas e instituciones dedicados al estudio de Latinoamérica en todo el mundo, alerta que en la región "muchos académicos, por la naturaleza de su investigación, cada vez más enfrentan casos de acoso y otras formas de agresión, intimidación y amenazas a su seguridad y bienestar”.

En la gran mayoría de los casos, no reciben protección adecuada de las autoridades y las instituciones académicas no siempre dan la ayuda necesaria, denuncia LASA: "Con la ola actual de ataques y amenazas contra los académicos que trabajan en América Latina, los derechos humanos están en riesgo”.

Según la asociación, las principales víctimas son los académicos que trabajan en temas de investigación como violaciones de los derechos humanos y justicia transicional, responsabilidad del estado y agentes no estatales, la función de las industrias extractivas y los megaproyectos de desarrollo y su impacto socioeconómico, desigualdad y pobreza, pueblos indígenas y violencia basada en el género y la sexualidad.

Distintas formas de violencia

Junto con amenazas y ataques físicos, "hay otras modalidades de hostigamiento propias del mundo académico, como las restricciones para investigar ciertos temas, prohibición para publicar, falta de financiación, quitar presupuesto a carreras de pensamiento más crítico o designar rectores, lo que también es una manera de coartar”, indica Figari. Amenazar con el despido o cortar el financiamiento puede obligar a abandonar un campo de trabajo, y los acosos y la violencia funcionan también como un mensaje o advertencia para otros colegas.

LASA denuncia también robos de documentación y datos, y campañas de estigmatización y descrédito en la prensa. En medio de la pandemia, el acoso y la difamación se traslada a las redes sociales y quienes son amenazados se convierten en un blanco más claro y fácil, al no poder movilizarse.

El reporte Free to think 2020 de la red SAR, sobre libertad académica en el mundo, dedica un capítulo especial a la situación de Venezuela, donde ocurrieron siete de los 341 ataques a comunidades de educación superior en 58 países.

Imagen: Privat

SAR alerta sobre el "declive de las universidades venezolanas” debido a la asfixia presupuestaria, restricción de la autonomía, ataques violentos y coercitivos a universitarios, disminución de la investigación científica y migración de personal. "Los colegas venezolanos están en una situación muy incómoda. Amigos que trabajan el tema del crimen organizado y pandillas han tenido riesgos importantes para su seguridad”, corrobora Dimas.

Ayudas para un problema invisibilizado

LASA advierte que, a pesar del creciente número de casos, no hay conciencia sobre la gravedad y el alcance del problema. "Es una situación bastante invisibilizada. Pocos hablan de esto y hay una normalización del riesgo, como si fuera parte de trabajar en estos temas, y lo aceptamos, cuando no debería ser así. En un país democrático, con libertad de expresión, no debería ocurrir”, apunta Figari.

Una forma de combatir el problema es darlo a conocer, subraya la investigadora: "está comprobado que la visibilidad da protección. Muchos piensan que es un problema individual, no sistemático. Si lo mostramos y aparece en la agenda se pueden generar apoyos”.

Aunque son poco conocidas en América Latina, existen diversas iniciativas que promueven la libertad de pensamiento y brindan apoyo. Scholars at Risk entrega consejo y protección a académicos, incluso para salir de su país en casos de riesgo extremo. Con sede en Estados Unidos, tiene representación y acuerdos con numerosas instituciones en todo el mundo.

En Alemania, laIniciativa Philipp Schwartz para investigadores amenazados, de la Fundación Alexander von Humboldt, entrega becas de dos años para estadías en instituciones de investigación y educación alemanas. Han recibido a 280 postulantes de 19 países y actualmente cuentan con un investigador de Brasil y cuatro de Venezuela.

Con el foco en América Latina, Rosario Figari y Francesca Lessa crearon la Red Académicxs en Riesgo, que busca generar intercambio, conocer denuncias y difundir eventos y convocatorias. Su portal es el primero en español que visibiliza las situaciones de violencia y amedrentamiento que enfrentan quienes trabajan en el ámbito académico, de enseñanza e investigación en temas de relevancia social, política y económica. Uno de los desafíos es crear espacios de acogida también dentro de América Latina, aprovechando las redes académicas existentes.

El Scholar Rescue Fund del Instituto Internacional de Educación (IIE-SRF) ofrece becas para académicos cuyas vidas o trabajo están en peligro, en todo el mundo. También en Inglaterra, el Consejo para Acogida de Académicos Refugiados(CARA) presta asistencia a investigadores en riesgo o forzados a salir al exilio.

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