Acercamiento entre pueblos indígenas y el papa Francisco
14 de febrero de 2016 La iglesia es el edificio mejor cuidado de Acteal, una comunidad indígena tzotzil que vive en las montañas alrededor de San Cristóbal de las Casas, en México. Junto a ella se erige también un monumento en recuerdo a las 45 víctimas de la masacre ocurrida en 1997, cuando paramilitares dispararon contra indígenas que hacían ayuno y rezaban por la paz. “Trataron de callarnos porque defendemos el derecho a la vida y el derecho a la tierra. Pero la tierra no se vende ni se traiciona”, dice el líder local, Sebastián Pérez Vásquez, sobre las históricas disputas territoriales que culminaron en la masacre.
Los tzotziles de Acteal viven del cultivo artesanal de café, frijoles y maíz. Utilizan leña recogida en las montanas para cocinar y calentar las casas, tratando de preservar lo que queda de selva. Durante la visita oficial del papa Francisco a San Cristóbal de las Casas el lunes (15.02.2016), Vásquez participará en la reunión del pontífice con líderes indígenas. El encuentro marca un intento de aproximación histórica, después de más de 500 años de fricción.
Para los indígenas, la señal de que el Vaticano buscaba un acercamiento llegó de la mano de la publicación de la encíclica Laudato si’, también llamada “Encíclica Verde”, publicada en mayo de 2015. El documento elaborado por Francisco aboga por el desarrollo sostenible, reconoce la crisis ambiental y pide la unión de los pueblos para proteger la “casa común” de la humanidad.
“Eso es justamente todo lo que nosotros, los indígenas, hemos hecho desde que existimos”, asegura Cándido Mezúa, líder de la Alianza Mesoamericana de los Pueblos y los Bosques. “Queremos hablar con Francisco porque, por primera vez tras la colonización de nuestro continente, la visión de un Papa coincide con la visión de los pueblos indígenas, que es la de proteger la Madre Tierra”.
Grupos indígenas de toda Latinoamérica se reunirán en San Cristóbal de las Casas antes de la llegada de Francisco para discutir el documento oficial de la Iglesia Católica. Quieren encontrar los puntos exactos en los que el Laudato si’ coincide con las reivindicaciones indígenas, con el fin de presentárselos al pontífice.
“En esa encíclica encontramos una respuesta a nuestras demandas. El texto también es contrario a la exclusión, al capitalismo empobrecedor, a la contaminación de los bosques. Es una esperanza que tenemos”, dice Jorge Pérez, representante de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), que reúne a los nueve países que comparten bosques amazónicos.
Aliado papal
Como en el caso de Acteal, la defensa del territorio y la oposición a megaproyectos de infraestructuras –que dependen de la destrucción de los bosques para poder prosperar– dan como resultado víctimas mortales en muchas comunidades. En Brasil, por ejemplo, la violencia contra indígenas aumentó el 130 por ciento en 2014, de acuerdo con el último informe del Conselho Indigenista Missionário.
Según Pérez, como sucede en todo el área de bosques amazónicos, las mayores amenazas son “las exploraciones de petróleo, la minería, el monocultivo, como la soja y la palma, y la construcción de hidroeléctricas”. “Muchos proyectos compran la conciencia de los líderes indígenas”, lamenta. “Queremos articular con el Papa la manera en que la Iglesia y nosotros podemos formar un frente común para luchar contra esos problemas”, agrega Pérez. Para él, sólo un aliado con el peso de Francisco podría hacer que los indígenas pasaran del olvido a la consideración de los Gobiernos.
El teólogo Juan José Tamayo-Acosta, de la Universidad de Salamanca, en España, reconoce el poder de la encíclica para reconciliar a los dos exrivales. “El mérito del Papa consiste en que ha comenzado a escuchar los mensajes de los pueblos indígenas. El Papa no enseña nada en su encíclica a los indígenas, más bien devuelve lo que aprende con ellos”, dice Tamayo-Acosta sobre el pontífice latinoamericano.
Indígenas e Iglesia, “un matrimonio mal avenido”
Desde su llegada a la región, hacia 1500, la Iglesia católica es tenida como enemiga por muchos grupos indígenas, con excepción de algunos líderes religiosos que viven junto a las comunidades. Los colonizadores españoles y portugueses impusieron una religión que condenaba los ritos y las prácticas tradicionales de los nativos. Los que se resistían, fueron diezmados.
“Esta es la historia de un matrimonio mal avenido”, continúa el teólogo. “La relación entra las comunidades indígenas y la Iglesia Católica ha sido de ruptura total por parte de la Iglesia, que ha tenido una actitud de desprecio, condena y exclusión de las comunidades indígenas”, asegura. Ahora esas comunidades parecen estar dispuestas a superar el maltrato histórico. Un próximo paso sería ir al Vaticano. “Vamos a debatir la posibilidad de elaborar un documento conjunto con la encíclica y las reivindicaciones indígenas. Pero para eso tenemos que ir a la casa del Papa a conversar con él”, concluye Jorge Pérez.