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Activismo climático en Alemania: pura hipocresía

Henrik Böhme
15 de abril de 2019

Protestas de la "Juventud por el clima", prohibir motores de combustión para 2030, un gabinete climático: la histeria climática ha extraviado toda objetividad en Alemania, opina, provocadoramente, Henrik Böhme.

Deutschland Friday for Future Demo Berlin
Imagen: Reuters/F. Bensch

Alemania nunca ha sido realmente un "pionero" del clima, por mucho que la gente piense que sí. Ni siquiera a Angela Merkel se le puede describir realmente como la "canciller del clima". El hecho que se tomara 1990 como año base para la reducción de las emisiones de CO2 fue una completa coincidencia. Alemania tuvo la suerte de que todas las fábricas sucias, en aquel entonces, siguieran operando en el este. Después de la reunificación, estas fábricas tuvieron que cerrarse rápidamente, lo que, por supuesto, hizo que se viera mucho mejor la huella de carbono del país. En contraste, en los últimos 10 años, el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero apenas ha bajado.

Si el desastre nuclear de Fukushima en Japón no hubiera ocurrido, las centrales nucleares alemanas seguirían generando electricidad. Pero la catástrofe provocó que la autoproclamada canciller del clima realizara un gran giro en su política. Poco después de asumir el cargo en 2005, anuló una eliminación nuclear planificada por los socialdemócratas y los verdes. Un año antes de Fukushima, habló sobre "la energía nuclear como una tecnología puente". Luego, en el verano de 2011, después de Fukushima, anunció una nueva moratoria nuclear.

Transición energética: una política que ha desperdiciado miles de millones

Desde entonces, Alemania ha estado luchando contra las consecuencias de la Energiewende, la política de transición energética del Gobierno. Esto ha significado que el porcentaje de electricidad generada por fuentes renovables haya aumentado significativamente. ¿Pero a qué precio?

¡La respuesta precisa es 160 mil millones de euros en los últimos cinco años! Y el resultado es el mayor precio de la energía en Europa. Esto no solo ha afectado a los consumidores privados, sino a la economía alemana en general. Aun así, todavía no hemos podido bajar los niveles de dióxido de carbono. Así que ahora también tenemos que introducir una política de transición en el transporte.´

Vale la pena preguntar si nuestra huella de carbono podría haber mejorado si hubiéramos tomado los 160 mil millones de euros y lo hubiéramos invertido directamente en infraestructura. Seguramente habría sido una forma más directa y eficiente de hacer las cosas. Especialmente con el transporte, que ahora es atacado fanáticamente por los ambientalistas en Alemania como la causa aparente de todo mal del clima. No importa que este solo represente el 18 por ciento del total de contaminación por carbono.

Henrik Böhme

Lo que dicen actualmente los funcionarios del Partido Verde es suficiente para que cualquiera pueda comenzar a sudar frío: ¡una prohibición de los vuelos de corta distancia, una prohibición de los motores de combustión para el 2030! ¡Hurra por el socialismo ecológico!

¿Qué tal un enfoque basado en el mercado, como lo sería un precio justo para el CO2?

Además de todo, ahora tenemos un gabinete climático, donde los ministros se encuentran inmovilizados porque no son capaces de trabajar en todas direcciones para alcanzar los objetivos del cambio climático. Todo llegará a ser aún más gracioso cuando, según lo planeado, los ministerios comiencen a pagar multas si no logran sus objetivos.

¿Un gabinete climático? Sí, algo así como un gabinete del horror. Lo único que falta son las invitaciones para las nuevas estrellas jóvenes del clima como Greta Thunberg o su encarnación alemana, Luisa Neubauer. Esa sería la guinda del pastel de esta hipocresía.

Resistir a los alarmistas del clima

Espero no ser malinterpretado: creo que es fantástico que los jóvenes salgan a las calles para expresar sus preocupaciones. Y es que, por cierto, en las escuelas y en los medios de comunicación reciben una dosis diaria de miedo sobre el inminente apocalipsis. Uno de los mensajes clave de los populistas del clima es que estamos conduciendo nuestro planeta por un precipicio. Estos populistas se destacan entre la multitud de investigaciones del clima gracias a su presencia continua en los medios. Pero quienquiera que argumenta así no escucha las opiniones disidentes.

Si los investigadores del clima creen que han ganado aliados con el movimiento "Juventud por el clima", se equivocan. Estos jóvenes son simplemente víctimas de una gran burbuja autoinflable climática. En realidad, lo que está detrás de la burbuja es algo mucho más esencial. Es una crítica descarada del sistema económico capitalista dominante, que supuestamente es el culpable de que el planeta pase por un precipicio.

Realmente no puedo soportar a estos alarmistas climáticos. No tiene nada que ver con negar el cambio climático. Se trata de poder formarse su propia opinión y ver qué puede hacer cada quien. Yo estoy de acuerdo con el gran científico sueco Hans Rosling, autor del libro "Factfulness", uno de los más optimistas de la última década. Él escribió: "Cuando la gente me dice que debemos actuar ahora, me hace dudar. En la mayoría de los casos, solo intentan evitar que piense con claridad".

(few/rml)

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