Acuaponía: ¿el futuro de la agricultura?
30 de noviembre de 2021Como una reluciente nave espacial de color púrpura, el luminoso invernadero se encuentra en medio de una antigua fábrica de productos lácteos en un polígono industrial de Eindhoven (Países Bajos). No puede volar, pero si los fundadores de la nueva empresa Phood Farm se salen con la suya, su negocio pronto despegará. Esperan que el futuro de nuestra agricultura crezca aquí.
El método que utilizan los cinco jóvenes fundadores para cultivar hasta 200 kilos de lechuga a la semana en una superficie más pequeña que una pista de tenis se llama acuaponía: una combinación de acuicultura, o piscifactoría, e hidroponía, que consiste en cultivar plantas en agua, sin tierra. Los dos sistemas juntos forman un ciclo de agua y nutrientes muy eficiente en cuanto a recursos.
La agricultura agota nuestros recursos
Los monocultivos y el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas están dañando nuestros suelos y ecosistemas, así como la biodiversidad. A nivel mundial, el cultivo de alimentos es responsable de una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, sin incluir el transporte. Asimismo, el 70 por ciento del agua potable en el mundo se destina a la agricultura, a pesar de que la mitad de la población mundial sufre una grave escasez de agua durante al menos un mes al año.
Phood Farm cree que la acuaponía podría ofrecer una solución. Por un lado, su sistema de producción de alimentos utiliza un 90 por ciento menos de agua que la agricultura convencional.
¿Cómo funciona este sistema de recirculación?
En el invernadero, el agua solo se pierde cuando se evapora o es absorbida por las plantas, explica Tim Elfring, cofundador de Phood Farm. Es un proceso relativamente sencillo: una vez cultivadas las plántulas, las lechugas se colocan con sus raíces en una placa de espuma de poliestireno flotante y pasan de cinco a seis semanas madurando antes de ser cosechadas.
El secreto de la instalación nada literalmente en agua. Frente al estanque de plantas hay dos grandes piscinas en las que nadan 180 carpas koi. Sus excrementos se bombean a una piscina donde bacterias naturales del aire, del suelo y del agua convierten el amoníaco, potencialmente tóxico del estiércol de los peces, en nitrato, una sustancia que las plantas necesitan para su crecimiento.
Las plantas limpian el agua y el agua limpia se bombea de nuevo al estanque de peces. "Diez litros de agua producen unos 2,5 gramos de pescado en un sistema convencional con un circuito de agua cerrado. Hoy en día, en un sistema de acuaponía totalmente equipado se pueden producir hasta 100 gramos de pescado, además de 500 gramos de tomates”, afirma Werner Kloas, científico del Instituto Leibniz de Ecología del Agua Dulce y Pesca Continental (IGB, por sus siglas en alemán).
De este modo, se pueden cultivar tomate, berenjena, lechuga y diversas plantas y verduras. En teoría, incluso sería posible plantar cereales y maíz, pero la inversión en infraestructura sería demasiado alta para amortizar su rentabilidad.
Las plantas y frutas perennes, como las manzanas o las naranjas, no crecen en los sistemas acuapónicos. Pero lo que crece aquí apenas necesita abono, dependiendo del tipo de peces y de plantas. "Los peces aportan todos los nutrientes”, dice Tim Elfring. Además, como es un sistema cerrado al exterior y extremadamente controlado, Phood Farm dice que no necesita pesticidas.
¿Combatir la sobrepesca mediante la acuaponía?
A diferencia de otros sistemas de acuaponía, Phood Farm cría carpas koi para coleccionistas. Elfring y sus socios estudian la posibilidad de criar peces para el consumo, en parte como medio de combatir la sobrepesca, que es una de las mayores amenazas para los ecosistemas marinos.
Sustituir la pesca en la naturaleza por la captura de peces procedentes de piscifactoría podría ser una solución, pero las excreciones de los animales acuáticos suponen una enorme carga para los ecosistemas circundantes. La cría de especies carnívoras, como el salmón, fomenta paradójicamente la sobrepesca. Según la organización ecologista WWF, cerca del 20 por ciento del pescado capturado en todo el mundo acaba en piensos para acuicultura. Por ello, la cría de especies que se alimentan principalmente de plantas, como la tilapia o la carpa, es crucial para la sostenibilidad de la acuicultura y la acuaponía.
Promoviendo la autosuficiencia alimentaria
Según Abdus Salam, científico de la Universidad Agrícola de Bangladés, los sistemas de recirculación más pequeños también pueden ser útiles, especialmente en países en desarrollo de África, Asia o América Latina. Los recursos allí son escasos y el cambio climático empeora la situación cada año.
Salam sostiene que, con un sistema abierto en una azotea de unos diez metros cuadrados, los habitantes de Bangladés "pueden satisfacer el 70 por ciento de sus necesidades vegetales durante todo un año”. Con unos 100 dólares estadounidenses (unos 84 euros) se podrían cosechar unos 40 kilos de verduras cuatro veces al año y siete kilos de tilapia anualmente. El cultivo de acuaponía puede realizarse en casi cualquier lugar, tanto en los tejados de la ciudad como en el campo.
¿Qué rentabilidad ofrece realmente todo el sistema?
Que los sistemas de acuaponía sean rentables a gran escala depende enormemente del diseño del sistema, de la ubicación geográfica y del mercado local de alimentos. La energía para la iluminación artificial, la electricidad, la ventilación y las bombas de agua son las principales partidas de gastos, especialmente cuando se cultiva en invernaderos de interior sin luz natural. Por lo tanto, el suministro energético con energías renovables y el cultivo en invernaderos energéticamente eficientes son enormemente importantes para la rentabilidad y la sostenibilidad. Con 600 millones de dólares, el mercado es todavía relativamente pequeño.
Sin embargo, Werner Kloas considera que la acuaponía es el futuro. Sobre todo, teniendo en cuenta que el crecimiento demográfico obligará a producir cada vez más alimentos en los próximos años y los recursos son escasos. "Creo que necesitamos instalaciones a gran escala para nuestra seguridad alimentaria”, dice el investigador del IGB Kloas.
La empresa holandesa Omegabaars muestra cómo puede hacerse. La piscifactoría ha establecido un ciclo conjunto de agua y nutrientes con una plantación de tomates vecina.
"Esa es mi visión para los próximos cinco o diez años, que ya no tengamos sistemas que produzcan una solo cosa, peces o plantas, sino sistemas combinados”, continúa Kloas.
Los precios de Phood Farm en Eindhoven ya pueden competir con los precios locales. Aunque la joven empresa aún no obtiene grandes beneficios, se espera que eso cambie en los próximos meses. Ya se está planeando una instalación más grande en el centro de la ciudad. Hasta entonces, su nave espacial de acuaponía permanecerá en tierra, aunque está lista para despegar.
(ar/ers)