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Acuerdo entre EAU e Israel: adiós a un Estado palestino

Rainer Sollich
14 de agosto de 2020

Israel y los Emiratos Árabes Unidos se han acercado diplomáticamente con mediación de EE. UU. Esto es una buena señal para Cercano Oriente, pero los palestinos son los grandes perdedores, opina Rainer Sollich.

La Cúpula de la Roca, en Jerusalén, es uno de los símbolos centrales de los palestinos.
La Cúpula de la Roca, en Jerusalén, es uno de los símbolos centrales de los palestinos.Imagen: picture-alliance/Zumapress/S. Qaq

No es preciso estar de acuerdo con esa palabra, pero, si lo analizamos, el presidente palestino, Mahmud Abbas, supo ver correctamente lo que está pasando. Este acercamiento histórico entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) puede considerarse definitivamente una “traición” a la causa palestina.

Abu Dhabi aprobó, sin que urgiera, un acuerdo que, si bien conlleva un congelamiento de los planes de anexión israelíes en territorios palestinos, de ninguna manera representa el fin de esos planes, como subrayó el jefe de gobierno de Israel, Benjamín Netanyahu, no bien fue anunciado.

Solidaridad hipócrita

Ahora cabe preguntar de si los EAU no habrían podido lograr algo más para sus “hermanos palestinos” en las negociaciones secretas con Israel y EE. UU. Es evidente que eso no les importó demasiado. Tienen otras prioridades estratégicas, y su supuesta solidaridad con los palestinos es pura hipocresía.

Rainer Sollich, de DW.

Eso es injusto y amargo para los palestinos, pero representa una tendencia irreversible: ya no es Israel, sino son sobre todo Irán, y cada vez más Turquía, los países considerados “invasores” en su propia región por muchos países árabes. Su mayor prioridad es frenar a esos dos rivales. En especial en lo que respecta a Irán, Israel es para esos países un socio natural y, al mismo tiempo, atractivo, ya que se mueve al más alto nivel militar y tecnológico. Por su parte, Israel considera a Irán y a sus aliados en Siria, Líbano, Irak, Yemen y en la Franja de Gaza  la peor amenaza a su propia seguridad, con razón.

Era de esperar que Teherán, así como Ankara, rechazaran el acuerdo con duras palabras. Sin embargo, este acercamiento también les ofrece a ambos la posibilidad de aparecer ante todo el mundo islámico como aliados irreductibles de los palestinos, y de cimentar el propio poder y las aspiraciones de liderazgo en la región. También para ellos, la “solidaridad” con los palestinos es solo un pretexto barato. En realidad, solo se trata de sus propios intereses de poderío.

El fracaso de la cúpula palestina

La verdad es que los palestinos ya perdieron su batalla con Israel en pro de un Estado verdaderamente independiente. Eso simplemente ya no forma parte de la agenda internacional. Y no tiene que ver únicamente con la política israelí de asentamientos, ni con el desplazamiento de las prioridades árabes y la lucha del presidente estadounidense, Donald Trump, por ser reelecto. El motivo también es la incapacidad de décadas de los líderes palestinos para desarrollar sus propias visiones y movilizar así un respaldo internacional efectivo, más allá de las protestas y la violencia.

Se puede decir que, al menos en cierta medida, también es culpa de esos líderes que ahora se estén forjando nuevas alianzas en Cercano Oriente sin tener en cuenta los intereses palestinos, y que, seguramente pronto, otros países del Golfo Árabe acuerden la paz con Israel. Para los palestinos, esto es trágico. Pero, para el resto de la región, es una buena señal.

(cp/ers)

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