Óscar Pérez era inspector del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) cuando se hizo conocido en Venezuela por apoderarse de un helicóptero y, junto a un grupo de hombres armados, atacar la sede del Ministerio del Interior y lanzar granadas contra el Tribunal Supremo de Justicia. Era junio de 2017.

Su acción armada, que fue acompañada por una proclama contra el Gobierno de Nicolás Maduro y la definición de su grupo como "guerreros de Dios", elevó el interés por saber más sobre este hombre de 36 años que tomaba las armas para enfrentarse al chavismo. Entonces se supo que había participado en una película, que era un amante de las armas y entrenaba perros para detectar droga.

Después del ataque, ocurrido el 27 de junio de 2017 en medio de las protestas contra el Gobierno, Pérez dio a conocer un video con la proclama de su grupo, donde sostuvo "somos nacionalistas, patriotas e institucionalistas" y llamó a las Fuerzas Armadas a levantarse. El Gobierno lo calificó de "psicópata" y de "alzado en armas". Esa misma noche las fuerzas de seguridad allanaron la casa de Pérez.

Tras volar hacia el norte de Venezuela después del ataque en Caracas, Pérez desapareció. Tenía orden de captura internacional y según Nicolás Maduro, el policía estaba vinculado a la CIA y pretendía dar un golpe de Estado. Pérez parecía ajeno a estas acusaciones y utilizó Instagram y Twitter para llamar al pueblo a manifestarse y protestar para acabar con la "tiranía".

La mañana del lunes 15 de enero de 2018, la localidad de El Junquito, en Caracas, amaneció con una fuerte presencia policial y militar. El sobrevuelo de helicópteros y las explosiones que se escuchaban a lo lejos dejaron en evidencia que se trataba de una operación de alto impacto. Pronto se sabría que las autoridades habían dado con el hombre más buscado de Venezuela.

A través de su cuenta en Instagram, Pérez comenzó a divulgar videos donde explicaba que estaban rodeados y que buscaban negociar una salida pacífica, pues estaban dispuestos a entregarse a las autoridades y no disparar contra los agentes. Pérez denunció, sin embargo, que no los querían dejar salir vivos. Numerosas ambulancias se hicieron presentes; los helicópteros giraban sobre la casa rodeada.

"Nos están disparando con RPG, lanzagranadas, hay francotiradores", dice Pérez en el último video que subió a Instagram. Allí aparece ensangrentado, aparentemente por la explosión de una granada, según la prensa venezolana. Poco más tarde, el Gobierno anunció el desmantelamiento de lo que llamó una "célula terrorista". Al día siguiente, las autoridades confirmaron la muerte de Pérez.