Acuerdo sobre Irak al alcance de la mano
7 de junio de 2004Estados Unidos y Gran Bretaña presionan por un rápido acuerdo en torno a una nueva resolución sobre Irak en el Consejo de Seguridad de la ONU. Una resolución que legitimará, desde el punto de vista del derecho internacional, la ocupación militar del país, y que embarcará de algún modo a toda la comunidad internacional en esta arriesgada empresa. A posteriori, Washington y Londres consiguen así lo que no lograron antes de emprender la intervención contra el régimen de Saddam Hussein. Para los puristas puede ser motivo de desazón. Pero esta es la hora de los pragmáticos. A estas alturas salta a la vista que no queda más remedio que aunar fuerzas para tratar de evitar que Irak se hunda más en un caos de incalculables consecuencias.
Alemania muestra optimismo
Los opositores a la guerra, como Francia, Alemania y Rusia, están dispuestos a hacerlo. Así lo han manifestado abiertamente, subrayando los considerables progresos logrados en las negociaciones de los últimos días. Al fin y al cabo, estadounidenses y británicos han mostrado una flexibilidad que se refleja nítidamente en las tres enmiendas hechas al borrador de resolución en el curso de dos semanas. El canciller alemán, Gerhard Schröder, por ejemplo, ha expresado su optimismo y su deseo de lograr un entendimiento cuanto antes. También el portavoz del ministro de Relaciones Exteriores ha indicado que el consenso en torno al texto de la resolución está "al alcance de la mano".
Todavía quedan detalles que limar. Por ejemplo, Francia ha pedido que el gobierno provisional de Bagdad tenga derecho a vetar operaciones de mayor envergadura que planeen emprender las fuerzas extranjeras. Fuentes diplomáticas indican que también Alemania y otros países, como Chile, apoyan esa línea. Pero ésos son prácticamente detalles, por importantes que parezcan. Lo fundamental es que ya no se contraponen en el Consejo de Seguridad dos bandos de visiones profundamente contrapuestas, como ocurrió en los meses previos a la guerra.
No hay alternativa
Por lo demás, en la práctica, resulta evidente que el gobierno provisional de Bagdad no podrá imponerse realmente ante las fuerzas de ocupación. Por lo tanto, Washington y Londres pueden concederle ciertas atribuciones que avalen la devolución de la soberanía a los iraquíes, sin correr de facto grandes riesgos. A priori, no cabe dudar de que el gabinete iraquí está dispuesto a cooperar con los estadounidenses.
El peligro mayor radica, en cambio, en su propia falta de legitimidad ente el pueblo, que aún considera al gobierno provisional como una especie de títere de Estados Unidos. Y ello podría llevar a sus integrantes a intentar desmarcarse de Washington, en la medida de lo posible. ¿Cuál será esa medida? Eso resulta, de momento, difícil de prever, y dependerá sustancialmente de si se logra contener la violencia que bulle en Irak. Por mucho que haya anunciado la disolución de las milicias de diversas comunidades, el gabinete provisional iraquí no estará en condiciones de lograrlo sin la ayuda de las fuerzas extranjeras. Todos en Irak lo saben y, desde luego, también los integrantes del Consejo de Seguridad.