Acusan a alemán que preparaba ataque para culpar a refugiado
12 de diciembre de 2017
La fiscalía general de Alemania presentó acusación formal contra el soldado Franco A. por preparar un atentado terrorista bajo la identidad falsa de un supuesto refugiado sirio.
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El teniente del Ejército, de 28 años, actuó movido por su ideología ultraderechista, sostuvo la fiscalía de Estado en el escrito elevado al Tribunal Regional Superior de Fráncfort.
El objetivo era que el ataque fuera percibido por la población alemana como un acto de terrorismo islamista radical de un inmigrante reconocido como refugiado.
Según las investigaciones, A. -cuyo apellido no se menciona en Alemania por motivos legales de protección de la privacidad- se hizo pasar por uno de los 890.000 refugiados que llegaron al país en 2015 de forma paralela a sus actividades como militar.
A finales de 2016 y pese a no hablar árabe, fue interrogado en francés por las autoridades alemanas, que no se percataron de su verdadera identidad y le otorgaron el estatus de peticionario de asilo.
¿Red ultraderechista en Ejército alemán?
El militar fue detenido en abril, meses después de que fuese interceptado por la Policía austriaca al recoger una pistola que había escondido en un baño del aeropuerto de Viena. A partir de su detención se descubrió una trama ultraderechista en la que participaban otros dos compañeros de su batallón. A. cumplió prisión preventiva hasta finales de noviembre, cuando un juez dispuso su excarcelación por no hallar sospecha de la inminencia de un atentado.
El caso del teniente ultraderechista hizo saltar las alarmas en el país por la sospecha de que exista toda una red ultraderechista en las Fuerzas Armadas y complicó la situación de la ministra de Defensa del país, Ursula von der Leyen, que prometió reformar las estructuras de mando del Ejército, así como adoptar medidas disciplinarias y fomentar la educación cívica de los soldados.
JOV (dpa, dlr)
Atrapados en la "jungla" de los Balcanes
Cientos de refugiados acampan a cielo abierto entre Serbia y Croacia. Mantienen la esperanza de llegar a Europa occidental y escapar de la vida en la "jungla". Dimitris Tosidis informa desde Sid.
Imagen: Dimitris Tosidis
La vida en la "jungla"
Más de 150 personas se esconden en la "jungla", una frondosa zona junto a una vía ferroviaria que une a la fronteriza ciudad serbia de Sid con Croacia. La mayoría de sus habitantes llevan en la mochila varios intentos de llegar a Europa central: con ayuda de traficantes, solos o en grupo, como polizones en camiones o trenes de carga.
Imagen: Dimitris Tosidis
El rastro de las lágrimas
A primera vista parece fácil seguir los raíles del tren. Pero el camino les ha costado la vida a muchos, cuentan los habitantes del campamento. Dos personas se quedaron dormidas en las vías y fueron arrolladas por el tren.
Imagen: Dimitris Tosidis
Las penurias del día a día
El afgano Ibrahim aprovecha el frío riachuelo que discurre bajo un puente para su higiene personal. Como él, todos los refugiados de la "jungla" viven en condiciones insostenibles: no hay servicios ni instalaciones para lavarse. En realidad, en Sid no hay nada para los migrantes.
Imagen: Dimitris Tosidis
Desayuno sobre ruedas
No todos los habitantes de la ciudad tratan igual a los refugiados. "No Name Kitchen" (cocina sin nombre), así se llama la iniciativa llevada a cabo por voluntarios que reparten el desayuno en el campamento. De parte de las autoridades serbias, en cambio, no llega ayuda de ningún tipo para la "jungla".
Imagen: Dimitris Tosidis
Un bocado caliente, por fin
Una comida caliente como la que cocinan estos dos refugiados en una fábrica abandonada es una rareza en la "jungla". El hambre, la escasez y la violencia diaria caracterizan la vida de los habitantes de este campamento en un remoto rincón de Serbia.
Imagen: Dimitris Tosidis
Una excepción entre muchos
También Dragan (en el centro de la imagen), que viene de Macedonia, se esconde en los bosques cercanos a Sid. Como el resto de los refugiados de aquí, también intenta abrirse camino hacia Europa central. Entre los cientos de Siria y Afganistán, Dragan es una especie de curiosidad, junto con otro refugiado chino.
Imagen: Dimitris Tosidis
La larga espera
Algunos solicitantes de asilo afganos matan el tiempo en el tejado de una fábrica abandonada. La espera al siguiente intento de llegar a alguna parte de Europa central es a menudo tormentosa.
Imagen: Dimitris Tosidis
Polizón
Un refugiado, un tren de carga, una posibilidad. En apenas un instante este hombre se esconderá en un vagón con la esperanza de alcanzar Croacia y desde allí poder seguir su camino hacia otro país europeo.
Imagen: Dimitris Tosidis
Siguiente parada: ¿Europa occidental?
Aquellos que pueden permitirse pagarle a un traficante intentan atravesar Croacia en taxi rumbo al oeste de Europa. El precio ronda los 1.200 euros.
Imagen: Dimitris Tosidis
La esperanza es lo único que muere
Jadali tiene 22 años y es afgano. Acaba de volver a Sid. Durante su último "intento de fuga" del campamento fue capturado en Croacia y pasó dos días en prisión. Las autoridades croatas, según cuenta, lo trataron muy mal. Autor: Dimitris Tosidis (EAL/VT)