AfD alemana no expulsará a líder criticado por "nazi"
23 de enero de 2017
La dirección del partido de la derecha radical Alternativa para Alemania decidió hoy no expulsar al polémico líder regional Björn Höcke, que dijo que era "vergonzoso" que hubiera un monumento al Holocausto en Berlín.
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En un comunicado, AfD reconoció este lunes (23.01.2017) que el discurso de Höcke, que la semana pasada desató una tormenta política, "ha dañado al partido", algo que exige tomar "medidas disciplinarias" contra el dirigente, pero pospuso la decisión final a un análisis político y legal.
Ningún comentario hizo sobre su expulsión del partido, propuesta que había defendido parte de la dirección y sobre la que se especulaba en Berlín.
El discurso de Höcke, líder de AfD en el estado federado de Turingia (este), fue criticado por todo el arco parlamentario: el dirigente socialdemócrata Thomas Oppermann lo calificó de "nazi" y un diputado de La Izquierda incluso presentó una demanda penal.
La dirección de AfD abordó ya el viernes la polémica y esta mañana volvió a analizar el asunto, sin tomar ninguna decisión drástica y evidenciando sus divisiones internas.
Petry se reunió con la ultraderecha europea
La copresidenta de AfD, Frauke Petry, que este sábado se citó en Coblenza con los principales líderes de la ultraderecha europea, había advertido de que "las salidas de tono" de Höcke eran "una carga" para el partido y, según la edición digital del semanario Der Spiegel, hoy defendió su expulsión.
Sin embargo, el ala del partido enfrentado a ella, de la que forman parte el otro copresidente, Jörg Meuthen; el vicepresidente, Alexander Gauland, y el líder en el estado de Sajonia, Andre Poggenburg, defendieron a su controvertido compañero.
Discurso criticado como "nazi"
Höcke pronunció su polémico discurso en Dresde (este) el pasado 17 de enero.
"Nosotros, los alemanes, somos el único pueblo del mundo que ha plantado un monumento vergonzoso en el corazón de su capital", afirmó para arremeter después contra la política de refugiados de la canciller alemana, Angela Merkel.
Alemania es una nación "brutalmente vencida", prosiguió, en alusión a la derrota del Tercer Reich por los aliados, que en lugar de recordar como se merecen a "sus pensadores, músicos o geniales inventores" hace que sus escolares aprendan en el colegio una versión "ridícula" de su historia.
AfD es una formación en auge en Alemania, donde en los últimos años ha accedido a las cámaras regionales de 10 de los 16 "Länder" del país.
Sin representación todavía en el Parlamento nacional, las encuestas le auguran entre un 12 % y un 15 % de los votos en las elecciones generales de septiembre, situándola como tercera fuerza política tras conservadores y socialdemócratas.
CP (efe, rtr)
¿Por qué toda Alemania habla tanto de AfD? (15.03.2016)
El partido de extrema derecha apeló a un discurso antiinmigración y obtuvo excelentes resultados en las últimas elecciones regionales alemanas.
Imagen: Getty Images/A. Hassenstein
Al comienzo era el euro
En abril de 2013 se realizó en Berlín el primer congreso del partido Alternativa para Alemania (AfD), que acababa de ser fundado en febrero. Bajo el liderazgo del profesor de Economía de la Universidad de Hamburgo Bernd Lucke, el partido surgió como una variante un poco a la derecha de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y tuvo como principal tema la crítica a la política de rescate del euro.
Imagen: Reuters
Los "euroescépticos"
El objetivo de AfD era convertirse en una alternativa real a los partidos de centro. Numerosos militantes de la Unión Cristianodemócrata (CDU), del partido liberal FDP e incluso de La Izquierda se plegaron a la propuesta, que buscaba el fin de los millonarios rescates financieros, el retorno de las monedas nacionales y la disolución de la eurozona. La prensa empezó a llamarlos "euroescépticos".
Imagen: Reuters
Los tres presidentes
Lucke compartió la presidencia del partido con la empresaria Frauke Petry y Konrad Adam, un reconocido periodista que había trabajado en el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Con las bases listas para competir, se presentaron en las elecciones federales de 2013 con Lucke como principal rostro. Obtuvieron el 4,7 por ciento, muy poco por debajo del 5 por ciento necesario para ingresar al Bundestag.
Imagen: picture-alliance/dpa
Los primeros éxitos electorales
Tras un fracaso en las elecciones regionales de Hesse, AfD comenzó a dar sus primeros golpes electorales en 2014, cuando obtuvo el 7 por ciento en las elecciones al Parlamento Europeo, lo que permitió que Lucke y otros seis militantes se convirtieran en eurodiputados. Luego obtuvo asientos en los parlamentos de Sajonia, Turingia y Brandeburgo, donde alcanzó un 12,2 por ciento de la votación.
Imagen: picture-alliance/dpa
Las dos almas se separan
Pese a nuevos éxitos en Bremen y Hamburgo, las dos almas del partido poco a poco empezaban a chocar. Por un lado, los liberales económicos capitaneados por Lucke, y, por el otro, los ultraconservadores tutelados por Frauke Petry. En el congreso de julio de 2015, Petry fue elegida presidenta y se produjo un cisma. Cinco de los siete europarlamentarios dejaron el partido, entre ellos Lucke.
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Giro a la derecha
Lucke se llevó consigo a unos dos mil militantes de AfD, algo así como el 10 por ciento del total. Con muchos de ellos fundó ALFA, Alianza para el Progreso y el Resurgir. Petry organizó el giro hacia la derecha de Alternativa para Alemania. Hubo reuniones con los islamófobos de Pegida e incluso Petry dijo que la policía debería usar armas de fuego, como último recurso, para proteger las fronteras.
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Discurso antiinmigración rinde frutos
El discurso contra la política de refugiados propugnada por la canciller Angela Merkel, así como la radicalización en distintas áreas, las soflamas nacionalistas y la cercanía con la ultraderecha rindió sus frutos. En las elecciones regionales de Baden-Wurttemberg, Renania-Palatinado y Sajonia-Anhalt (13.03.2016), la AfD obtuvo sus mejores resultados históricos.
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El tiempo hablará
Nadie quiere negociar con ellos. Pero la AfD se ha convertido en un actor de la política alemana, sin que le afectaran las críticas por la cercanía con Pegida o las apariciones de miembros del partido en manifestaciones junto a neonazis.