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Afganistán: ¿a dónde van a parar los miles de millones?

Pablo Kummetz30 de marzo de 2005

Los donantes internacionales aspiran a una rápida reconstrucción de Afganistán. Pero en primer lugar no prospera el país. Bien les parece ir sobre todo a los asesores y expertos internacionales.

Niños en Afganistán a la búsqueda de agua.Imagen: medica mondiale


Dinero sólo no basta para reconstruir un país desolado por décadas de guerra, la rivalidad de clanes, la invasión soviética y los talibanes, amén de una intervención occidental.

Unos 4.000 millones de dólares han enviado hasta ahora a Afganistán los donantes internacionales. Más que a cualquier otra región en crisis, salvo Irak. Por las calles de Kabul circula un sinnúmero de todo terrenos. Al volante, expertos, técnicos, ingenieros y todo de tipo de asesores de los países industrializados.

Pero para la mayoría de los afganos, tres años después de la liberación de los talibanes, muy pocas cosas han cambiado, dice el renombrado semanario alemán Der Spiegel. Corriente eléctrica hay sólo unas pocas horas por día, el alcantarillado no funciona y agua corriente fluye, incluso en las zonas privilegiadas, sólo de cuando en vez. Las calles son, salvo algunas excepciones, una interminable fila de hoyos.

Rendición de cuentas

Todo lo contrario en el distinguido barrio de Vazir Akbar Khan. Allí, donde vive la mayoría de los expertos extranjeros, se pagan hasta 8000 dólares mensuales por el alquiler de una casa. El ex ministro de Planificación Ramazan Bachardoust quiso saber un buen día en qué gastaban las organizaciones de ayuda el dinero y exigió una rendición de cuentas.

De las 2355 organizaciones que operan en el país, sólo 437 respondieron al llamado, dice el semanario. El ministro amenazó con cerrarlas, pero el presidente, Hamid Karzai, lo frenó. Al fin y al cabo, los países donantes planean invertir en Afganistán más de 15 mil millones de dólares hasta 2009. Y justamente en gran parte a través de esas organizaciones que el ministro había atacado. La cosa no podía salir bien.

Bachardoust renunció a su cargo. Lo que quedó es la pregunta: ¿a qué bolsillos van a parar esos miles de millones? La respuesta no parece muy difícil. Cientos de consultoras internacionales compiten por los presupuestos. "De un día para otro hubo en Kabul más asesores que moscas y perros", dice un miembro de la embajada norteamericana que trabaja ya desde hace dos años en la ciudad. Más de un cuarto de la ayuda va directamente para pagar a los asesores internacionales, dice un diplomático alemán.

Consultada por DW-WORLD, la agencia alemana de cooperación GTZ relativizó las cifras. "El país avanza, despacio, pero avanza", dijo un portavoz. "La ayuda se coordina con el gobierno y también entre los diversos dadores", agregó. Y en cuanto a que los asesores tengan agua y corriente eléctrica permanentemente, "es algo normal". La GTZ "trabaja con mano de obra local, pero supervisando permanentemente la calidad de las obras y servicios", resaltó el portavoz.

Casi ningún ministerio funciona bien

Der Spiegel informa, sin embargo, de otros casos. La empresa Bearing Point, por ejemplo, ha logrado colocar a 70 asesores en el entorno del gobierno, afirma. Der Spiegel. Pero luego de casi tres años de asesoramiento continuo, en Afganistán prácticamente no funciona bien ningún ministerio ni hay el número suficiente de afganos capaces de ponerlos a andar, agrega.

Los empleados de la empresa en realidad no deben hablar con la prensa. Pero uno de ellos concedió --anónimamente, se entiende-- una entrevista a Der Spiegel. En Kabul, explica, gana lo mismo que ganaría en Irak, que es mucho más peligroso: un importe diario, más 50% por dureza de condiciones más una bonificación por peligro. Acerca de la suma total no da detalles. Pero cualquiera sabe que el importe diario que paga USAid, la agencia de ayuda norteamericana, son 840 dólares.

Y eso no es todo. El ex ministro del gobierno interino Ashraf Ghani, no deja títere con cabeza: sólo el 10% de sus asistentes eran excelentes, el 35% aceptables y el resto, desastrosos. Al final, con tanto asesor ¿quién hace el trabajo y cómo?

El juego de la calesita

Los grandes donantes, como USAid, dan los encargos a organizaciones no gubernamentales occidentales, éstas se los pasan a organizaciones no gubernamentales afganas y éstas a menudo a otras organizaciones o a subempresarios. Cada una de las organizaciones retiene entre el 5% y el 20% del total de encargo para sí.

Las agencias de cooperación pagan por un puesto sanitario entre 80.000 y 100.000 dólares y hasta 145.000 dólares por una escuela: en promedio un tercio más de lo usual en el país. Las empresas constructoras, a su vez, se presentan a menudo como organizaciones sin fines de lucro, para aparecer más simpáticas y poder importar bienes sin pagar aranceles aduaneros.

Al final las obras son realizadas por "ingenieros" y trabajadores locales sin mucha experiencia, a los que se les pagan los sueldos bajos locales. El "monitoreo" de las obras es realizado por afganos, que forman a su vez parte del "sistema", dice Der Spiegel. Y las concesionarias quedan así libres de toda culpa.

Como es de imaginar, y como se conoce de otras medidas de cooperación, además a menudo se llevan a cabo proyectos duplicados o con escaso sentido.

En Kandahar, los alemanes construyeron un hogar estudiantil para mujeres. Sólo que hasta hoy ninguna estudiante vive en él. En la ciudad caracterizada por un gran número de hombres tradicionalistas, hay sólo 20 mujeres estudiantes y éstas viven en casas de sus familias. Para colmo, la ONU planea construir ahora un segundo hogar estudiantil para mujeres, al lado del alemán.

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