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Afganistán - la guerra olvidada

Gabriel González6 de noviembre de 2003

La seguridad sigue siendo el principal problema en Afganistán, estimó una delegación del Consejo de Seguridad de la ONU, después de una visita oficial de cinco días en este país.

Gunter Pleuger en Mazar i Sharif.Imagen: AP

“El tema crucial de la seguridad dominó todas nuestras conversaciones con los políticos, líderes tribales, los señores de la guerra o representantes de ONG”, declaró en Kabul el embajador de Alemania ante la ONU, Gunter Pleuger.

La misión del Consejo de Seguridad de la ONU, compuesta por Alemania, Francia, el Reino Unido, México, Bulgaria y España, viajó a Afganistán para “demostrar el apoyo de la comunidad internacional al presidente Hamid Karzai” y transmitir “un mensaje de firmeza” a los señores de la guerra.

Situación instable

Es más que dudoso que al presidente afgano le hayan alegrado las declaraciones de apoyo y los mensajes de firmeza. Lo que este país necesita urgentemente son hechos y no palabras. Hamid Karzai, el “presidente de todos los afganos”, sigue siendo sólo el “alcalde de Kabul”. Fuera de los limites de la capital en donde se encuentra la mayor parte de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), nadie le hace caso.

La visión difundida por gran parte de los medios de comunicación en EEUU, según la cual, impera la “normalidad” en Afganistán es insostenible. Las luchas con fuerzas Talibán y las batallas entre los señores de la guerra son el pan de cada día. Ni siquiera las fuerzas de la ISAF, compuesta por unos 5500 soldados de una treintena de países, parecen atreverse a salir de Kabul. Su comandante, el general alemán Görtz Gliemeroth, advirtió recientemente que “terroristas especializados” se preparan para infiltrar la capital.

Guerras entre ‘aliados’

Para colmo, la lucha contra los Talibán se ve entorpecida por las guerras internas entre los señores de la guerra. Hace cuatro semanas, al menos 60 personas murieron al enfrentarse cientos de milicianos de dos facciones rivales con tanques y artillería, a unos 30 kilómetros de la ciudad norteña de Mazar i Sharif.

La delegación del Consejo de Seguridad, encabezada por Pleuger, también visitó a los dos jefes de esas facciones rivales, el tayico Mohamed Atta y el general uzbeco Rashid Dostum. Según Pleuger, los miembros de la delegación “comunicaron claramente” a esos jefes, que “el Consejo de Seguridad espera que cooperen con el gobierno central y que desempeñen un papel en un Afganistán democrático”. ¿Habrán realmente entendido los comandantes rivales ese “mensaje de firmeza”?

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