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Negociaciones con los talibanes serán “ineludibles”

Ralf Bosen
1 de septiembre de 2021

Alemania estudia su postura hacia los talibanes. Para salvar vidas, habrá que negociar con quienes ahora tienen el poder en Afganistán. También para evitar una reacción en cadena y poder brindar ayuda urgente.

Personas a la espera de que abra un banco en un área comercial de Kabul. (31.08.2021).
Imagen: HOSHANG HASHIMI/Getty Images

Con los terroristas no se negocia: eso es lo que muchos gobiernos señalan oficialmente. Pero la realidad política habla a menudo otro lenguaje. Como lo demuestra la historia, siempre ha habido situaciones en las que los representantes de gobiernos se sientan a la mesa de negociaciones con organizaciones y grupos responsables de atentados, para resolver conflictos.

Todo un país como rehén

En el caso de Afganistán, el tema, tan controvertido como sensible, se convierte en un asunto especialmente explosivo, ya que los militantes islamistas han tomado prácticamente a toda la población de rehén. Quien quiera ayudar a la gente no podrá evitar confrontarse con los talibanes, que ya una vez ejercieron durante casi cinco años un régimen del terror con su "Emirato Islámico de Afganistán”, desde que conquistaron Kabul en septiembre de 1996, hasta la entrada de tropas internacionales, en 2001.

Ahora los talibanes vuelven a tener en sus manos la palanca del poder. Desde el punto de vista de la comunidad internacional es necesario evitar lo peor en ese país, ya tan maltratado por la guerra. Graves y continuas violaciones de los derechos humanos, oleadas masivas de personas que huyen, incontables muertes por hambre y el peligro de que Afganistán se convierta nuevamente en un nido de organizaciones terroristas como Al Qaeda o Estado Islámico (EI), que ya volvió a entrar en escena. En el caso de una escalada de la situación, los observadores no descartan una reacción en cadena que podría arrastrar por completo hacia el abismo a este país, una importante interfaz geopolítica entre Asia Central y el sur de Asia. Aunque es amargo, hay que enfrentarse con eso, dicen.

También el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, considera que las negociaciones son ineludibles. "No hay forma de evitar las conversaciones”, dijo Maas en la capital qatarí, Doha. Antes visitó cuatro países vecinos de Afganistán para hacerse una idea sobre la situación en la región. El ministro dejó en claro que, para él, en principio no entra en consideración un encuentro directo con los talibanes. En Doha, el diplomático y experto en Afganistán Markus Potzel está en contacto con los emisarios de los islamistas.

Combatientes talibanes en Kabul celebran en un rally la retirada de tropas internacionales. (31.08.2021).Imagen: HOSHANG HASHIMI/AFP via Getty Images

Freno para expectativas demasiado grandes

Tanto en Doha como en Kabul los talibanes se esfuerzan por cambiar su imagen, se presentan como un poder moderado, un poder al que la población no debe temer. Miembros de la cúpula talibán incluso han dado entrevista a periodistas. Por el otro lado, varias provincias afganas informan sobre ataques violentos. Y también que a las niñas se les prohibió ir a la escuela y a las mujeres trabajar.

Sin embargo, será necesario mantener conversaciones con los talibanes "para poder sacar de Afganistán a empleados locales (de las fuerzas occidentales) y personas amenazadas que aún están allí”, sostiene el director del Instituto de Política de Seguridad de la Universidad de Kiel, Joachim Krause. En una respuesta por correo electrónico a la solicitud de DW, advierte, sin embargo, sobre expectativas demasiado grandes. En su opinión, solo tiene sentido negociar sobre la evacuación de empleados locales. Todo lo demás es inútil, afirma. "¿De qué modo podrían los talibanes impedir una huida masiva de personas, o incluso el regreso de organizaciones terroristas internacionales? Solo dominan en parte el país, y no queremos que impidan una oleada masiva de refugiados disparándoles a quienes huyen”, añade el experto.

Asimismo, Krause considera que Alemania está en una posición débil porque no logró retirar a todas las fuerzas locales y, de ese modo, "se volvió extorsionable”. "Queramos o no, debemos aceptar las condiciones que nos planteen los talibanes para poder ayudar a esas personas a salir por otras vías”. Esas condiciones podrían consistir en pedidos de dinero, y tal vez también de alimentos o medicamentos.

Pacientes en el hospital Wazir Akbar Khan, en Kabul.Imagen: AFP via Getty Images

Urgencia de ayuda humanitaria

Pero el éxito de las negociaciones depende de la predisposición de los talibanes a cumplir con los acuerdos pactados. En ese sentido, el cofundador y codirector del laboratorio de ideas independiente Afghanistan Analysts Network (AAN), Thomas Ruttig, es más optimista que Joachim Krause. Ruttig cuenta con que los islamistas quieren avances por interés propio. "Los talibanes necesitan todo tipo de ayuda económica, no importa de dónde provenga, porque el país, luego de 40 años de guerra, está simplemente por los suelos a nivel de infraestructura”, aclara. Si los talibanes empezaran a extorsionar a los gobiernos "se les dificultaría que los gobiernos accedan a hablar con ellos y que el dinero llegue de verdad al país”, dice Ruttig.

Algunos países, entre ellos Alemania, frenaron la ayuda al desarrollo. Además, también se congelaron fondos del gobierno afgano en el extranjero, lo cual complica las transferencias de pagos hacia el país, es decir, las remesas no están llegando. Casas de cambio y oficinas de envío de dinero, como Western Union, están cerradas. Afganistán, que ya sufría serias dificultades para abastecer a sus cerca de 39 millones de ciudadanos en mejores épocas, corre peligro de caer en el caos total.

Familias afganas hacen fila para recibir comida de una organización humanitaria en la frontera con Pakistán. (31.08.2021).Imagen: AP Photo/picture alliance

Ruttig piensa que, debido a la situación humanitaria, está por verse si aumenta la represión por parte de los talibanes. Además, Occidente no debería negociar desde una posición moral de superioridad. Pero debe dejar en claro a los talibanes que existen estándares internacionales que deben respetar. Y cree que los talibanes no permitirán que el país vuelva a ser el centro del terrorismo islámico.

No queda mucho tiempo para un éxito en las negociaciones. La situación en Afganistán empeora cada día. Sobre eso alertó también el secretario general de la ONU, António Guterres, en un tuit. El Programa Mundial de Alimentos abasteció con ayuda alimentaria a 80.000 personas la semana pasada. "Se  necesitan urgentemente recursos adicionales a fin de asegurar que la ayuda pueda seguir llegando a los más vulnerables”, escribió Guterres. Un pedido de socorro sin ambages a la comunidad internacional.

(cp/ers)

 

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