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Afganistán: seguir o no seguir

Mirra Banchón21 de mayo de 2007

Después del atentado suicida perpetrado contra efectivos de la Bundeswehr estacionados en Afganistán, el sentido de la misión y la participación alemana se encuentra en el blanco de la discusión política.

Un Airbus llega al aeropuerto de Colonia/Bonn con los soldados heridosImagen: AP

"Tenemos que ganar el corazón de la población. Y en el norte hemos puesto en marcha 650 proyectos para abastecimiento de agua, para construcciones viales, hospitales y jardines de infantes. Ése el camino correcto, y ésa es la estrategia que seguiremos", declaró el ministro alemán de Defensa, el cristianodemócrata Franz Josef Jung, al ser preguntado si el mortal atentado en Kunduz llevará a una revisión de la estrategia a seguir en Afganistán. "Gracias a esta misión seis millones de niños y niñas han podido volver a la escuela", recalca el ministro Jung, evitando entrar en más detalles, acaso negativos.

El socialdemócrata Rainer Arnold, encargado de política de defensa, si bien defiende la misión -que en su momento fue aprobada con cierta reticencia al interior de la bancada del SPD- declara en el diario Frankfurter Rundschau que se requiere un amplio debate acerca de la responsabilidad que tiene Alemania en la política mundial. Resultado de éste debería ser "una clarificación del sentido de este misión", exige por su parte Bernhard Gertz, portavoz del Ejército alemán.

El atentado suicida en Kunduz, mayo 19Imagen: AP

Afganistán en bien propio

Una finalización anticipada de la misión, como lo exige el opositor partido de izquierda Die Linke, no vendría de ninguna manera al caso, declara por otro lado el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier. "Las tropas alemanas están en Afganistán también en interés propio: se trataba de aportar a la estabilización del país y evitar que el país se volviera en el campamento de formación de nuevos cuadros terroristas internacionales", coincide Walter Kolbow, de la bancada socialdemócrata en el Bundestag y se hace eco de muchos otros que tienen por necesaria la presencia alemana en esa misión internacional "contra el terrorismo".

El ministro de Defensa, Franz Josef JungImagen: AP

Es decir, si bien cada vez son más las voces que se levanten proponiendo un cambio de estrategia en la misión, la mayoría no la ve con malos ojos. Es más, para muchos, exigir que se retiren los 3000 efectivos alemanes que participan en Enduring Freedom no sería más que una manifestación de populismo.

Expertos opinan

El contingente de soldados alemanes estacionados en el norteño Kunduz forma parte de las fuerzas de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), al mando de la OTAN, no tiene fines militares y pretende colaborar con el desarme, la desmovilización y la restauración de la región. Sin embargo, aquello de que el norte de Afganistán se distingue claramente del convulso sur -un sangriento campo de batalla en donde los enfrentamientos y los bombardeos se han cobrado ya unas 1500 vidas en lo que va del año- es una ilusión.

"Los alemanes no pueden crearse una islita de felicidad", declaraba a la emisora Deutschlandfunk Christoph Hörstel, analista político especializado en el tema Afganistán. Según Hörstel, la situación está muy lejos de ser la que pintan los líderes alemanes, la democracia afgana existe sólo en el papel y este maquillaje es posible debido al permanente y necesario intercambio del presidente Karzai con las fuerzas talibanes que nunca han dejado de tener poder en el país.

En resumen, varios de los soldados gravemente heridos vuelven hoy a territorio alemán para ser hospitalizados; los cuerpos de los tres que perdieron la vida en el atentado serán repatriados a mitad de semana. A cuatro años de comenzada la misión y llevando 21 soldados alemanes muertos, la consternación no está ausente de la escena política. Sin embargo, la mayoría no pone en duda la participación de Alemania en la misión. El parte aguas radica en el cómo: si para algunos este atentado significa que el Gobierno afgano necesita de más ayuda internacional y de más esfuerzos en la formación de las fuerzas de seguridad y del sistema judicial, otros querrían haber entregado ya mayor responsabilidad al gobierno local, cualesquiera que éste sea.

Lo único que está claro es que este atentado ha puesto puntos sobre algunas íes y que antes de que en octubre se decida a favor de una prolongación del mandato, una estrategia más clara y un balance bastante más honesto se harán imperativos.

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