Agentes federales estadounidenses podrán actuar en Guatemala
28 de mayo de 2019
El secretario de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, firma un acuerdo con el país para combatir el tráfico de drogas y de migrantes. Mañana se espera que se reúna también con representantes salvadoreños y hondureños.
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El acuerdo fue rubricado por el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, y el secretario de Seguridad Nacional estadounidense, Kevin McAleenan, quien acudió este lunes (27.05.2019) al país en una visita sorpresa. El alto funcionario norteamericano llegó a Guatemala en horas de la tarde y se dirigió al Palacio Nacional de la Cultura, en el centro histórico de la capital, para una breve reunión con Morales.
El ministro de Gobernación (Interior), Enrique Degenhart, dijo a los periodistas que el convenio incrementará la capacidad de las fuerzas guatemaltecas para atacar a las estructuras criminales que trafican migrantes, calificando de "histórico" el acuerdo y destacando que contempla "apoyo humano" de la Secretaría de Seguridad Interna estadounidense en el país. "El intercambio de información y de buenas prácticas, así como la persecución penal que vamos a hacer en conjunto, deben permitirnos como países evitar que se siga generando ese abuso hacia nuestra población (migrante)", señaló.
Según detalló Degenhart, el acuerdo establece el envío de investigadores para afrontar dicho problema, como así también combatir el narcotráfico, el tráfico de armas de fuego y el lavado de dinero. Degenhart recordó que las unidades de Administración Criminal Federal de EE.UU. "ya tienen oficinas en Guatemala" y agregó que el nuevo convenio refuerza "un plan que fuimos a plantear a Washington hace algunos meses".
Fuentes cercanas al tema indicaron extraoficialmente que McAleenan se reunirá el martes con los ministros del Interior del llamado Triángulo Norte de Centroamérica, formado por Guatemala, El Salvador y Honduras, para analizar la migración irregular desde esos países hacia Estados Unidos.
lgc (efe/afp)
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La larga marcha de los migrantes latinos hacia EE. UU.
Luego de caminar miles de kilómetros para llegar a la frontera con EE. UU., los migrantes se topan allí con un cerco de ocho metros de altura, de acero u hojalata. Para ellos, simboliza rechazo y discriminación.
Imagen: Getty Images/AFP/G. Arias
Ocho metros hasta EE. UU.
Se estima que el cerco que conforma la frontera entre México y EE. UU. tiene ocho metros de altura. Los migrantes quieren cruzarla cueste lo que cueste, ya que sueñan con poder llevar una vida digna en ese país. Pero detrás de la frontera los espera la política represiva de Donald Trump, que, como casi ningún otro gobierno estadounidense, continúa azuzando a la gente con su discurso antimigración.
Imagen: Getty Images/AFP/G. Arias
El ingreso ilegal a la "Tierra prometida"
Uno de los migrantes ha logrado cruzar la frontera y llegar a EE. UU. Pero si podrá permanecer allí, está por verse. Si las autoridades de EE. UU. lo atrapasen, sería deportado de inmediato a México.
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Poco antes del salto hacia una nueva vida
Luego de miles de kilómetros de caminata, solo una pared de hierro separa a los migrantes de su meta. Cruzar el cerco requiere de mucha energía y valor, que ellos ya tuvieron al tomar la decisión de irse de su país en pésimas condiciones. Viajan en grandes grupos, para poder defenderse de la violencia de bandas criminales que aprovechan su indefensión.
Imagen: Getty Images/AFP/G. Arias
"Somos mexicanos, somos imparables"
Así reza este cartel, en la playa de Tijuana, insuflando coraje a los que se van de México y de países centroamericanos hacia EE. UU., en busca de un futuro mejor. Desde hace generaciones, personas de Centro- y Sudamérica intentan ingresar a EE. UU. desde México para quedarse a vivir y a trabajar allí.
Imagen: Getty Images/AFP/G. Arias
Cerco de hojalata
Esta parte de la frontera México-EE. UU. aún deja mucho que desear, como lo demuestra la hojalata de la que está hecha. Pasar al otro lado no parece ser tarea difícil para muchos de los que lo intentan.
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Miedo a la invasión
No es un sitio en guerra, sino solo el punto geográfico donde termina EE. UU. y comienza México, en San Diego, California. Esa gran ciudad en la frontera es a menudo un foco de atención debido al temor que tiene EE. UU. de que entren migrantes a través de ella. Por eso reforzaron la zona limítrofe con cientos de soldados y con cercos de alambre de púas.
Imagen: Getty Images/AFP/G. Arias
Agotamiento después del viaje
Estos migrantes no pueden más: luego de la caminata de miles de kilómetros, tratan de dormir donde y como pueden. Aquí, en Juchitán de Zaragoza, la gente descansa en el suelo, a falta de alojamiento. Luego de una corta pausa, seguirán su largo camino hacia EE. UU., con la esperanza a prueba de todo, y luchando por llegar a cumplir su sueño.
Imagen: Getty Images/S. Platt
La caravana de la pobreza
Al igual que llegaron los migrantes en 2015 desde Siria o Irak, a través de las autopistas austriacas, hasta Alemania, esta caravana marcha por las rutas de México en dirección a la frontera con EE. UU. La mayoría de los migrantes provienen de países donde reinan la corrupción, la pobreza y la violencia, como Honduras, Nicaragua, Guatemala y El Salvador.