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Escasez de agua: ¿de qué tamaño es tu huella hídrica?

Natalie Muller | Neil King
22 de marzo de 2022

El agua en un bien preciado que es necesario preservar. Reducir su consumo tiene más que ver con los alimentos que consumimos que con el tiempo que nos tomamos para ducharnos. Un análisis.

Una taza con un filtro de café y agua saliendo de una pava.
Cada producto que consumimos, desde una taza de café hasta un par de vaqueros, contiene una huella hídrica "oculta".Imagen: Ole Spata/dpa/picture alliance

¿Cuánta agua se necesita para hacer una taza de café? Les damos una pista: es mucho más que solo la taza que tomamos. Una taza de café requiere 132 litros de agua, según cálculos de Water Footprint Network (Red de la Huella Hídrica), una plataforma cuyo objetivo es lograr un uso sostenible del líquido vital.

El porqué de los 132 litros se explica si tomamos en cuenta la cantidad necesaria de agua en toda la cadena de producción, incluyendo el agua necesaria para el cultivo del cafeto o planta de café, para procesar los granos, empacarlos y transportarlos a un supermercado.

Es lo que se conoce como "agua oculta” o "agua virtual”: no la vemos, pero tiene un papel clave en la producción de casi todo lo que consumimos, incluyendo la energía, los alimentos, la vestimenta, los teléfonos inteligentes, los automóviles y el café.

"Todo lo que se produce necesita agua”, dijo a DW Ertug Ercin, un investigador sénior de Water Footprint Network. "Hay una cantidad importante de agua que se usa especialmente para producir alimentos y bebidas. Y, en realidad, esa es la huella hídrica de cada persona, es decir, la cantidad total de agua necesaria para satisfacer sus patrones de consumo”, añade.

En definitiva, el agua que sale del grifo en casa -nuestro consumo "directo de agua- solo representa una pequeña parte de nuestra huella hídrica, configurada también por nuestro uso indirecto o "virtual”.

¿Por qué es importante la huella hídrica?

El agua dulce es un recurso finito. De los 1.386 millones de kilómetros cúbicos de agua que hay en la Tierra, solo un 3 por ciento es agua dulce. Alrededor del 1 por ciento está disponible, ya que el resto está almacenado en glaciares o casquetes polares.

Esa agua está cada vez más en peligro debido al cambio climático y a las necesidades de una población mundial en aumento. La creciente demanda de agua en la agricultura, la industria y los hogares ha generado temores sobre la escasez de agua en ciertas partes del planeta.

Unos 2.000 millones de personas carecen de acceso al agua potable segura, según la ONU, mientras que unos 2.300 millones viven en países que sufren de escasez de agua.

"Estamos en una crisis", señala Ercin. "Esto es alarmante. Al mismo tiempo, los patrones de disponibilidad están cambiando. No encontraremos agua allí donde más la necesitemos, ni cuando más la necesitemos".

Poder prevenir sequías severas en áreas con falta de agua solo será posible si el agua se usa con más cuidado y eficiencia. Lo que nos lleva nuevamente a las huellas hídricas.

¿Cómo se compara la huella hídrica de los diferentes países?

Las huellas hídricas de los diferentes países varían significativamente, dependiendo de las actividades industriales y agrícolas, y de los patrones de consumo de la población.

En Estados Unidos, por ejemplo, la huella hídrica promedio por persona por día es de cerca de 7.800 litros, el doble del promedio global. El consumo directo en los hogares representa alrededor del 3,5 por ciento de esa cantidad o 270 litros por persona por día. Los alemanes usan aproximadamente 125 litros por persona por día, pero esa cantidad aumenta si se toma en cuenta el agua "virtual”. En India, la huella hídrica diaria de una persona es de alrededor de 3.000 litros, mientras que en China es de 2.934 litros.

Según Ercin, el uso global del agua podría aumentar drásticamente si India y China comienzan a consumir al mismo nivel que los habitantes de Europa y Estados Unidos. "En Estados Unidos hay un gran sector de producción de carne…hay un gran poder adquisitivo allí”, explica, y agrega que la dieta menos orientada a la carne de la India es una de las razones por las cuales su huella hídrica es menor.

¿Cómo es la huella hídrica de los diferentes productos?

La agricultura es responsable de más del 70 por ciento del consumo global de agua. Los productos provenientes de cultivos o de animales que se alimentan de cultivos, como nuestra comida y nuestra vestimenta, necesitan grandes cantidades de agua.

Los productos cárnicos y las nueces son grandes consumidores de agua. Según Water Footprint Network, se necesitan más de 15.400 litros de agua para producir un kilogramo de carne de res, por ejemplo. Un kilo de nueces necesita 9.063 litros. Las verduras están en el extremo inferior de la escala, con 322 litros por kilogramo.

Luego está la ropa, que proviene de cultivos de algodón que requieren mucha agua. Un informe de 2015 de los analistas de datos de Trucost situó el consumo de agua de una camiseta de algodón en 3.900 litros. Un par de pantalones vaqueros requiere alrededor de 8.000 litros, según un informe de Water Footprint Network. Esto incluye los recursos para regar y cosechar el algodón, convertirlo en tejido y confeccionar la prenda final.

Casi el 20 por ciento de las extracciones mundiales de agua se destinan a fines industriales. El agua utilizada para fabricar un teléfono inteligente, por ejemplo, suma 12.760 litros, unos 160 baños de agua. Gran parte de esa agua se utiliza en la producción y ensamblaje de sus componentes, principalmente para diluir los contaminantes en las aguas residuales liberadas durante el proceso de manufactura.

¿De qué manera podemos reducir nuestra huella hídrica?

El agua que utiliza cada persona en su hogar no es tanta comparada con la que se usa en la industria y en la agricultura. Pero hay ciertas cosas que los consumidores podemos hacer para limitar nuestra huella hídrica.

Ertug Ercin hace hincapié en que el objetivo debería ser consumir menos en general, dado que el agua se usa para fabricar todo lo que adquirimos. Eso significa usar menos energía en el hogar, comprar productos de segunda mano siempre que sea posible, reciclar y evitar el desperdicio de alimentos. "Cada uno de los alimentos que se desperdician puede verse, indirectamente, como un desperdicio de agua”, indica.

Ser consciente de la huella hídrica de los alimentos que compramos ya puede hacer la diferencia, dice Susanne Schmeier, profesora asociada de Leyes sobre el Agua y Diplomacia en el Instituto Delft para la Educación relativa al Agua (IHE).

Los 132 litros "ocultos” detrás de cada taza de café, aclara, "es algo que hay que tener en cuenta, definitivamente, y algo con lo cual, probablemente, podamos tener un mayor impacto en Europa que cerrando el grifo mientras nos lavamos los dientes”.

Tomar menos café, o tomar en su lugar té -para el cual se usan 27 litros por taza, un quinto de lo necesario para una taza de café- es una de las opciones. Otra es comer más vegetales en lugar de productos cárnicos, que requieren de mayores cantidades de agua.

¿Se debería colocar un sello de huella hídrica a los productos?

Ya ha habido algunos llamados para que las compañías coloquen sellos de huella hídrica en los alimentos que producen, como lo hacen con los sellos con datos nutricionales, con el objetivo de elevar la conciencia de los consumidores acerca del agua oculta en los productos. Pero, hasta el momento, no se ha llegado a un consenso al respecto.

"Pienso que, en definitiva, tiene sentido hacerlo”, sostiene Schmeier. "Usar sellos de ese tipo es un paso decisivo hacia adelante para que los consumidores, aquí en Europa y también en Estados Unidos, se den cuenta de lo que sucede y puedan tomar sus propias decisiones.

El nexo entre el agua, el comercio mundial y los productos que adquirimos es complicado. Sin embargo, Schmeier señala que, a menudo, hay otros factores a considerar si se trata de bienes importados que necesitan gran cantidad de agua para ser producidos.

"En Europa y Estados Unidos consumimos un montón de alimentos, así como otros productos, que requieren recursos de otras regiones, incluyendo las que sufren de escasez de agua”, dijo a DW.

"Desde una perspectiva hídrica, tal vez deberíamos dejar ya de consumir uvas sudafricanas. Pero, por el otro lado, ese es un sector económico importante para Sudáfrica, que necesita desesperadamente, por ejemplo, para el progreso en la educación y en los servicios de salud. Por eso, pienso que tenemos que mirar los dos lados de la moneda”, concluye.

(cp/ms)

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