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Agua para los molinos de Schröder

Emilia Rojas22 de agosto de 2002

Por primera vez en semanas, los sondeos indican que la oposición democristiana-liberal ya no lograría mayoría para gobernar en Alemania. A un mes justo de las elecciones, el viento comienza a soplar a favor de Schröder.

El canciller alemán es considerado un hombre de acción.Imagen: AP

No hay mal que por bien no venga. Por lo menos en lo tocante a las expectativas electorales de la coalición de socialdemócratas y verdes, el proverbio parece cumplirse. La catástrofe de las inundaciones que padece Alemania ha hecho pasar a un oscuro segundo plano los escándalos y escandalillos políticos de los meses anteriores, e incluso el agobiante problema del desempleo ha quedado rezagado de momento en la lista de preocupaciones de buena parte de la población.

Buenas notas

La prioridad número uno de estos días es paliar los daños causados por las riadas y brindar ayuda a los millones de damnificados. En esta situación de emergencia, los bonos se los lleva el gobierno. El canciller Gerhard Schröder y su gabinete han reaccionado con rapidez y sin perder lucidez. Un 55% de los alemanes lo premia con buenas notas en el manejo de la crisis, de acuerdo con los últimos sondeos de opinión. Y, lo que es más determinante con miras a las elecciones, también sus aliados recobran protagonismo en términos positivos.

Los Verdes, desgastados durante los últimos años por la responsabilidad gubernamental y las duras decisiones que tuvieron que respaldar en política exterior, vuelven a concentrarse en su tema más propio: la defensa del medio ambiente. Sus políticas ecologistas adquieren una vez más prioridad para la opinión pública, ante la creciente sospecha de que las inundaciones algo pueden tener que ver con el calentamiento de la atmósfera terrestre.

Oposición inhibida

La Unión Cristianodemócrata-Cristianosocial, en cambio, se ve en la necesidad de defender su ventaja demoscópica desde una posición bastante incómoda. Por un lado, debe admitir que la tarea de coordinar la ayuda corresponde por principio al gobierno; y, por otro, tiene que calibrar muy bien sus críticas, para que no se la pueda acusar de torpedear la labor del ejecutivo, en estos momentos en que el país enfrenta un desafío de unidad nacional.

La oposición conservadora, junto con sus potenciales aliados liberales, sigue encabezando las encuestas, por un margen considerable. Pero los expertos coinciden en que la pugna aún no se ha dirimido. De hecho, según el jefe de Forsa, uno de los grandes institutos demoscópicos del país, cerca de la mitad de los alemanes aún no ha resuelto por qué partido ha de votar el 22 de septiembre. Y las aguas siguen corriendo Elba abajo, impulsando los molinos electorales del gobierno.

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