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“Aguas verdes”: celos e inseguridades de un padre de familia

Emili Vinagre13 de febrero de 2009

Unas plácidas vacaciones familiares se volvieron una auténtica tortura para Juan en “Aguas verdes”, cinta que se presentó en la sección Forum de la Berlinale. DW conversó con su director, el argentino Mariano de Rosa.

Escena "de Aguas Verdes".

El encuentro fortuito con un seductor desconocido hace aflorar en Juan la paranoia. El joven se ganará la confianza de su familia, mientras él se siente cada vez más marginado. “Aguas verdes” consigue convencer en su objetivo: demostrar que cualquiera de nosotros podría ser Juan –interpretado por Alejandro Fiore-, un padre que, fruto de los celos, observará al enigmático y seductor Roberto –Diego Cremonesi- como una amenaza para la estabilidad familiar. ¿Comportamiento irracional? Ahí ya debe ser el propio espectador el que juzgue, en función de su experiencia personal –y, por qué no decirlo, de sus propios miedos-, hasta qué punto el comportamiento paranoico de Juan está justificado.

Lo cierto es que “Aguas verdes” consigue enfrentarnos a nuestros propios fantasmas, a todo aquello que no podemos controlar y, sobre todo, a asumir que la vida –y, por ende, la familia- es inestable por definición. Que lo que hoy se da por seguro mañana puede dejar de existir. “Yo creo que es un tema universal”, afirma De Rosa. “No en el extremo que plantea la película, pero yo creo que a cualquier hombre que quiera formar una familia se le pasa por la cabeza que pueda llegar a ocurrirle eso”, asegura.

“Sin seguridades es imposible vivir”

¿Qué hay de personal en el personaje de Juan, un hombre atormentado porque ve como su mujer, su hija adolescente e incluso su hijo pequeño se quedan prendados por la simpatía y seducción de un perfecto desconocido? Algo hay, reconoce De Rosa: “La pregunta que me hacía era la siguiente: ‘¿Qué pasa cuando un padre falla?’ Era como una especie de preocupación que yo tenía en ese momento. Pero luego, cuando escribo la historia, es absoluta ficción”.

El realizador argentino explica que lo que pretende la película es confrontar esas seguridades que todos necesitamos –“si no, es imposible vivir”, afirma- a una circunstancia que, de golpe, parece arrebatarnos la estabilidad de la que creíamos disponer. “Algo va a fallar, siempre”, afirma. Eso sí, sin llegar a los extremos paranoicos a los que llega Juan en la película. El objetivo es, para De Rosa, simplemente “abrir un interrogante acerca del tema”.

Primera presencia en la Berlinale

Mariano de Rosa no es, ni mucho menos, un director novato. En 1998 rodó “Mala época”, una película colectiva en la que participaron otros tres directores argentinos. Desde entonces, sin embargo, las circunstancias hicieron que De Rosa no volviera a hacer cine. Ahora ha vuelto, y por la puerta grande. Estar en un festival como el de Berlín es “un premio”. Por un lado, porque supone “abrir muchas puertas”. “Sólo el hecho de mencionar que una película participó en la sección Forum de Berlín hace que la gente te escuche de otra manera”, reconoce.

Además, en lo personal, para el realizador argentino supone una dosis de autoestima nada despreciable: “Después de diez años, esto es buenísimo. Realmente, uno está en su casa, editando, apasionado por el cine, pero no sabes si esa pasión se la vas a lograr transmitir a alguien o no”. Pues sí que la transmite, y a tenor de las críticas recibidas, a buena parte de los que han podido ver “Aguas verdes” en Berlín. “Provocó que en Argentina salieran muy buenos reportes, y también internacionales, pero no los he visto todavía”, dice.

Cine modesto, pero de altura

En un festival como el de Berlín, las grandes producciones conviven con otras más modestas. Es el caso de “Aguas verdes”, que contó con un presupuesto total de apenas 190.000 dólares. Rodaje al margen, el equipo se redujo prácticamente al propio De Rosa, que no solamente dirigió, sino que llevó adelante muchos roles técnicos y de producción. Está claro que Berlín podría abrirle las puertas para hacer un cine con mayores medios –“me gustaría hacer una película de ciencia ficción de 10 millones de dólares”, bromea-, pero tiene clara su filosofía: “no me gusta la comodidad, yo creo que haría lo mismo con una película de 10 millones que lo que estoy haciendo con ésta”.

Ideas no le faltan. Asegura que, a raíz de “Aguas Verdes”, le dio “como un ataque de ilusión”. Explica que tiene seis proyectos en marcha, todos ellos películas “con presupuestos acotados”. Y parece que el tema de la familia sigue siendo el predilecto. En este caso, sobre un hombre que lleva una doble vida: “Se trata de un tipo que tiene dos familias, decide huir de ellas y se acaba topando con una tercera familia”. Sin tratarse de una comedia, el nuevo proyecto de De Rosa sí que tendría “un cierto toque cómico, como ‘Aguas verdes’”. De un padre de familia paranoico a un padre de familia doble. Los problemas crecen.

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