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Agujero bélico en el presupuesto

25 de marzo de 2003

Tras meses de silencio en cuanto al costo económico de la intervención en Irak, el presidente Bush puso las cifras sobre la mesa: 75.000 millones de dólares es el monto que pide al legislativo para financiar la guerra.

¿Cuánto costará realmente la guerra a los contribuyentes?

Durante mucho tiempo han venido multiplicándose las especulaciones sobre cuánto habrá de costar, en metálico, esta operación militar. El presupuesto complementario, de 75.000 millones de dólares, que desea la Casa Blanca, no llega a las alturas que se barajaban. No obstante, la cifra resulta inquietante si se toma en cuenta la actual debilidad de la economía estadounidense y el hecho de que el presupuesto regular ya exhibía un déficit récord, cercano a los 300 mil millones de dólares.

Cálculos optimistas

Por otra parte, las cuentas presentadas por el presidente estadounidense, George Bush, se basan, según diversos entendidos, en cálculos más bien optimistas. Por lo pronto, presuponen que la guerra se prolongará a lo sumo durante seis meses. Desglosado, el presupuesto adicional que solicita el gobierno contempla una partida de 63.000 millones de dólares para el Pentágono, aproximadamente 4.000 millones para la seguridad interna, y otros 5.000 para "fines internacionales". Esta última suma se traduciría en ayuda económica directa para los aliados de Estados Unidos, comenzando por Turquía e Israel, y otros países de la "coalición de los dispuestos", entre los que se cuentan, por ejemplo, Afganistán y Colombia.

Para la reconstrucción de Irak se prevén en el paquete 3.5000 millones de dólares, una suma bastante modesta en comparación con las estimaciones de expertos, según los cuales se necesitarían al menos 100.000 millones para tales tareas. Desde ya, los entendidos advierten que no se ha dicho la última palabra en materia de financiamiento, y que ésta probablemente será sólo la primera "cuota" a saldar por los contribuyentes.

Otro factor a considerar es que la principal carga recaerá esta vez en Estados Unidos, a diferencia de lo ocurrido en la Guerra del Golfo de 1991, que costó 61 mil millones de dólares. En aquella oportunidad, Washington sólo pagó unos 7 mil millones, equivalentes al 12% del total. El resto corrió por cuenta de sus aliados: Arabia Saudita, 29%; Kuwait, 26%; Alemania, 16%; Japón, 10%; y Gran Bretaña, 7%. En el 2003, en cambio, la "coalición de los dispuestos" no se muestra tan generosa como entonces.

Efectos internacionales

También en Alemania hay expertos que consideran que los cálculos de Washington son demasiado optimistas. Klaus Jürgen Gern, del Instituto de la Economía Mundial (IfW), estima que los gastos se elevarán a unos 85.000 millones de dólares en el primer año. En su opinión, el presupuesto adicional solicitado por Bush no constituye de momento un problema para la economía mundial, pero el creciente déficit en las arcas estadounidenses podría a largo plazo frenar el repunte económico después de la guerra. Por otra parte, hizo notar que la duración de 6 meses que prevé el jefe de la Casa Blanca ya no corresponde a la idea que tienen los mercado financieros de una "guerra corta", lo que podría provocar decepción en este ámbito.

Friedrich Heinemann, del Centro de Investigaciones Económicas Europeas, se muestra bastante tranquilo. "Si el déficit fiscal estadounidense sube de unos 300.000 millones a cerca de 400.000 millones de dólares, significará un incremento del 3 al 4%", indica el especialista. Agrega que ello no afectará considerablemente a la economía mundial, aunque a mediano plazo podría hacer subir un tanto las tases de interés en Estados Unidos. En cambio, Tilmann Brück, del Instituto Alemán de Investigaciones Económicas (DIW) teme a mediano plazo graves consecuencias para las expectativas de crecimiento de la economía mundial, no sólo por el déficit presupuestario estadounidense, sino también por los costos adicionales que sobrevendrán en la postguerra y la consiguiente inseguridad.

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