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"Ahora es más fácil que el poder mienta"

18 de marzo de 2019

“Las mentiras ahora circulan con una facilidad pasmosa”, dijo a DW el periodista español Álex Grijelmo, quien se apresta a viajar a la Argentina para participar en el próximo Congreso Internacional de la Lengua Española.

Álex Grijelmo
Imagen: Carlos Rosillo

Álex Grijelmo es un hombre ocupado. Es periodista, es autor de libros (acaba de publicar su primera novela "El cazador de estilemas”), da clases, da conferencias, y bastantes cosas más. Ahora se apresta a viajar de España a la Argentina para participar en el próximo Congreso Internacional de la Lengua Española. Pero encara sus múltiples actividades con gusto. Y el buen talante no lo pierde ni siquiera ante un considerable atasco en Madrid, aunque el imprevisto le haga llegar algunos minutos más tarde a esta entrevista.

DW: ¿Qué fue lo que encontró y encuentra en el idioma español para dedicarle casi toda su vida?

Álex Grijelmo: Es la herramienta de mi profesión. Desde muy joven decidí que sería periodista y por tanto, mi herramienta profesional iba a ser el lenguaje. Entonces, me interesó mucho lo que iba a ser ese instrumento, igual que a un tenista le interesa su raqueta o a un jugador de billar, le interesan el taco y la tiza.

Pero también es una pasión y no le aburre...

Es que una vez que me puse a pensar y a escribir sobre el idioma, pues fui descubriendo nuevos mares. Uno se pone a mirar dentro de las palabras y es fascinante. Las palabras son la mayor tecnología que ha inventado el ser humano.

Y para usted el español es una pasión casi al mismo nivel que el fútbol...

Sí, son dos pasiones que pueden andar parejas (responde entre risas).

¿Alguna le gana a la otra?

Los domingos gana el fútbol...

¿Usted cree que los hablantes del español están suficientemente orgullosos de serlo? O, dicho de otro modo: ¿Tiene el amor que se merece el español?

Yo creo que no. Creo que, en general, los hispanos sufrimos cierto complejo de inferioridad, sobre todo ante el inglés. Y creemos que si expresamos algo en inglés, usamos un lenguaje más prestigioso. Eso significa que menospreciamos nuestra propia lengua y nuestra propia cultura. Y por eso a veces, sobre todo en los medios de comunicación, llenamos de anglicismos nuestros textos. Yo ahí veo una falta de amor por la lengua.

¿La manipulación de la información es cada vez más preocupante o,  en definitiva, va tomando diferentes formas para lo mismo?

Es cada vez más preocupante, porque empezamos a entrar en el reino de la mentira. Las mentiras ahora circulan con una facilidad pasmosa, y hay muchos líderes políticos que se comunican directamente con sus seguidores, sin ningún filtro de por medio. Es paradigmático el caso de Trump, y como hay millones de personas que creen las mentiras de Trump y que no leen el New York Times o el Washington Post, que cuentan cómo miente Trump, entonces ahora las mentiras circulan con más facilidad entre políticos y electores, porque están desapareciendo los filtros, previamente desprestigiados por esos políticos. Ahora es más fácil que el poder mienta.

¿Y los antídotos  para eso pasan básicamente por el papel de la prensa?

Por una prensa honrada, ecuánime, y que verifique todos los datos.

Imagen: Congreso Internacional de la Lengua Española

¿Qué expectativas tiene para este Congreso de la Lengua 2019?

Siempre es una fiesta de las palabras y una manera de acercarnos a la riqueza del idioma; a valorar lo que tenemos y a debatir sobre ello; y a estar en desacuerdo, pero estamos en desacuerdo con palabras que significan lo mismo y eso es lo que me parece maravilloso.

En su calidad de director de la Escuela de Periodismo UAM-El País participará además del Seminario de Periodismo previsto como actividad preparatoria al Congreso de la Lengua: ¿qué nos puede adelantar?

Yo voy a hablar sobre la ética del silencio, de cómo la omisión de datos influye en los mensajes que transmitimos. Ahora la principal vía de manipulación en la información no es tanto la falsedad, sino la omisión de datos, el silencio. Es decir, contamos realidades parciales, en las que se expresa una parte de la realidad pero se omite otra, y eso significa que se miente con datos verdaderos.

Acaba de publicar la novela "El cazador de estilemas”, un novedoso "thriller lingüístico”...

Sí, se han publicado muchas novelas con rastros de sangre, de ADN en un cabello, de huellas dactilares, pero no estoy seguro de que haya alguna novela dedicada por entero al rastro que dejan las palabras para desenmascarar a un delincuente. Y desde ese punto de vista, pues espero que sea original.

(er)

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