Una vez más, Amnistía Internacional (AI) constata que el mundo va de mal en peor en materia de derechos humanos. Pero esta vez queda de manifiesto que no es asunto de fatalismo, sino que el fenómeno obedece a circunstancias políticas determinadas. Las principales críticas de la organización apuntan claramente contra Estados Unidos. No es sólo el caso puntual de las torturas a que soldados estadounidenses sometieron a prisioneros iraquíes lo que lleva a Washington al banquillo de los acusados. Los reproches tienen mucho más de fondo y aluden a una actitud adoptada en el marco de la "guerra contra el terrorismo", que favorece el aumento de los atropellos de los derechos humanos constatado en el informe referido al 2003.

"Guerra al derecho"

Según Amnistía Internacional, Estados Unidos debe comprender que la "conculcación de derechos humanos en su propio territorio, el ignorar el atropello de derechos humanos en terceros países y las arbitrarias intervenciones militares preventivas, no contribuyen en lo más mínimo a fomentar los derechos de seguridad y libertad". Tales palabras de la secretaria general de AI, Irene Khan, no podían ser más duras. Tampoco sus reproches a la doble moral que exhibe Washington cuando lanza una campaña contra el terrorismo y a favor de los derechos humanos, que al mismo tiempo pisotea. Que no son acusaciones vanas lo demuestran casos como el de Irak y Guantánamo, por ejemplo.

Tampoco se quedó atrás la jefa de la sección alemana de Amnistía internacional, Barbara Lochbihler. "La actuación de gobiernos en nombre de una estrategia unilateral de seguridad está derivando crecientemente en una declaración de guerra contra valores fundamentales del hombre y el derecho internacional", afirmó. En su opinión, "muchos gobiernos han perdido su orientación moral" en la guerra contra el terrorismo y el sistema de protección de los derechos humanos jamás se había visto sometido a intentos tan masivos por socavarlo como ahora.

También Europa

Claro está que el informe anual de Amnistía Internacional no se limita a este tipo de advertencias. Como es habitual, el listado de lugares en que se atropellan de diversas formas los derechos fundamentales del hombre es largo y triste. Por ejemplo, se indica que en 132 países se practica la tortura. Y tampoco Europa está libre de culpas. Alemania, Francia, Irlanda, Italia, Bélgica España, Portugal, Grecia, Turquía, Austria y hasta Suecia y Suiza se cuentan entre aquellos países desde los que se han recibido reportes de torturas o maltratos.

La sección alemana de Amnistía Internacional demanda, en consecuencia, el establecimiento de una instancia de control que investigue los excesos de la policía germana. Lochbihler afirma que ya es hora de contar con semejante organismo, aunque los pedidos al respecto siguen encontrando oídos sordos en las autoridades policiales. A su juicio, "es increíble que en un país como Alemania no existan aún estadísticas sobre tales casos". Además, condenó tajantemente el rebrote de la discusión sobre la legitimidad de la tortura, subrayando que dicha práctica es "un absoluto tabú en nuestro Estado de Derecho", lo cual debe valer también en la lucha contra el terrorismo internacional.