Airbus prueba aceite de fritura como carburante de aviones
18 de marzo de 2021
La compañía realizó una prueba con un Airbus A350-900 para ver si el Carburante Sostenible de Aviación (SAF) es totalmente compatible con los sistemas de la aeronave, además de analizar su impacto ambiental.
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Airbus ha lanzado el primer estudio en el mundo para evaluar las emisiones y el funcionamiento de un avión de línea que funcione únicamente con el llamado Carburante Sostenible de Aviación (SAF), obtenido con el reciclaje de aceite de fritura.
Airbus se ha asociado para esta experimentación con el centro alemán de investigación DLR, con el fabricante de los reactores Rolls Royce y con el productor de SAF Neste, explicó el grupo aeronáutico europeo este jueves (18.03.2021) en un comunicado.
En sus instalaciones de Toulouse, al sur de Francia, ya se han realizado una serie de pruebas con la aeronave escogida, un Airbus A350-900 de fuselaje ancho equipado con motores Rolls Royce Trent XWB.
Estas pruebas han incluido un primer vuelo para verificar que utilizar un 100 % de SAF -en lugar de queroseno- es compatible con todos los sistemas del avión.
En abril se llevará a cabo otra fase de test sobre las emisiones en vuelo, que se reanudará en otoño con la ayuda de un avión Falcon 20-E de DLR para realizar medidas sobre el impacto en las emisiones contaminantes de ese combustible.
Entre tanto, se van a realizar pruebas en tierra sobre las partículas generadas para conocer el impacto medioambiental del uso de SAF en las operaciones en los aeropuertos.
Se trata de comparar las emisiones generadas por este combustible fabricado mediante la tecnología HEFA a partir del aceite alimentario reciclado, con el queroseno (derivado del petróleo) y con otros carburantes con bajo contenido en nitrógeno.
Hasta ahora, los aviones solo pueden utilizar hasta un máximo del 50 % de combustible sostenible junto al queroseno.
El responsable del programa de Airbus para nuevas energías, Steven Le Moing, señaló que estos experimentos permitirán en primer lugar evaluar cómo funcionan los motores de turbina con un 100 % de SAF de cara a su certificación técnica.
También permitirán determinar las reducciones de emisiones potenciales y las ventajas de utilizar ese combustible en la aviación comercial.
Según Neste, un estudio independiente ha demostrado que su carburante sostenible permite reducir hasta en un 80 % las emisiones de gases de efecto invernadero respecto al queroseno.
JU (afp, efe)
¿Cómo actuar para proteger el clima?
El próximo 20 de septiembre, el Gobierno alemán tiene previsto concretar su política climática para poder alcanzar sus objetivos de protección ambiental.
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Fenómenos climáticos extremos
En los últimos 50 años, los fenómenos climáticos extremos han aumentado a más del doble en Alemania. Pese a ello, el Gobierno alemán va con retraso respecto a sus objetivos de protección ambiental. El próximo 20 de septiembre, un "gabinete del clima" aprobará nuevas medidas para poder cumplir con el Plan de protección climática 2050" que se aprobó a finales de 2016.
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Causante del cambio climático
El efecto invernadero es provocado por gases que provienen mayoritariamente de la actividad humana, como el metano, el óxido de nitrógeno o el dióxido de carbono (CO2). Este último representa casi un 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Entre 1990 y 2017 estas emisiones se han reducido en un cuarto, pero el objetivo para 2030 de una reducción del 55% sigue estando lejos.
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Seguir desarrollando las energías renovables
El plan de protección climática prevé que las emisiones del sector energético se reduzcan en hasta un 62% para 2030 respecto a 1990. ¿Cómo? A través de la consolidación de las energías renovables, de una mayor eficiencia energética y de la reducción de los combustibles fósiles.
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La industria, el segundo mayor pecador
La industria emite más del 20% de los gases de efecto invernadero alemanes, sobre todo en la producción de hierro y acero, de productos minerales (cemento) y de sustancias químicas. Dos tercios de las emisiones del sector provienen del uso de energía, el resto de los procesos de producción industrial. En los últimos 15 años la emisión de gases de efecto invernadero solo se ha reducido ligeramente.
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Planes para la industria
De aquí a 2030, la industria debería sumar no más de la mitad de las emisiones de 1990, de acuerdo con el plan de protección ambiental. Las empresas deberían emplear menos energía e invertir en procesos productivos más eficientes. El calor de escape también tendría que utilizarse mejor. La investigación es clave para dar con nuevas posibilidades de ahorro.
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Buenas razones para avergonzarse del tráfico
El tráfico es el origen de casi el 18% de los gases de efecto invernadero alemanes. En 2016, las emisiones absolutas de este sector estaban incluso por encima de las de 1990. Más del 60% de las emisiones provienen de los automóviles y en torno al 30%, de los vehículos de servicio.
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Mejor evitar volar
El que piense que volar no es tan perjudicial, se equivoca. Además de las emisiones de CO2, la combustión de sustancias de queroseno, aerosoles y vapor de agua contribuye al efecto invernadero, pues a esa altura tardan mucho más en descomponerse que en tierra.
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La electromovilidad y otras ventanas al futuro
Para 2030 las emisiones del tráfico tienen que reducirse en aproximadamente un 40% respecto a 1990, ello a través de la digitalización y de vehículos con mayor eficiencia energética, así como de alternativas en la tracción y en los combustibles. Asimismo, deberían impulsarse los transportes de cercanía públicos, como el tren, el uso compartido de automóviles, la bicicleta o el ir a pie.
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Calentar el planeta al calentar la casa
Los hogares emiten un 10% de los gases de efecto invernadero en Alemania. Desde 1990, estas emisiones se han reducir en más de un 30%. Si se tuvieran en cuenta las emisiones indirectas (como las provenientes de la producción de electricidad y calefacción para los hogares), el porcentaje de emisones conjuntas sería en realidad más del doble.
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Potencial de ahorro en las viviendas
Para 2030 los hogares deberían haber reducido sus emisiones en dos tercios respecto a 1990. Las principales vías para lograr esto son la contrucción de nuevos edificios capaces de ahorrar energía, la renovación de edificios antiguos y el abandono progresivo de los sistemas de calefacción que utilizan combustibles fósiles.
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También en el campo se contamina
La agricultura es responsable de casi el 8% de las emisiones. Sobre el problema aquí son el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), no tanto el CO2. Las vacas, al rumiar, producen estos gases, pero también vienen de los abonos y fertilizantes y de la ganadería. Por lo menos, desde 1990 estas emisiones se han reducido en un 20%.
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Algunas emisiones son inevitables...
De aquí a 2030 la agricultura debería emitir un tercio de gases de efecto invernadero menos que en 1990. muchas emisiones vienen de procesos naturales y no se pueden evitar por completo. Se pretende fomentar la agricultura biológica, que no hace uso de fertilizantes minerales o químicos, lo cual reduce las emisiones de CO2.
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Un brindis (y a seguir trabajando)
Las emisiones de las empresas, el comercio y los servicios suponen un 4% del total y se han reducido desde 1990 en más de un 50%. Una gran parte de estas emisiones provienen de la calefacción (o el aire acondicionado) de los edificios. También a este respecto es necesario actuar.
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La basura como ejemplo
El porcentaje de emisiones procedentes del reciclaje, incluyendo el tratamiento de las aguas residuales, es muy pequeño, y pese a ello se han logrado avances: desde 1990 las emisiones han caído tres cuartos, la disminución más fuerte de todos los sectores. En el futuro debería reciclarse más y los residuos deberían utilizarse de forma más efectiva para la producción de electricidad y calefacción.
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Los bosques como almacenes de CO2
En los bosques se almacena el CO2. En 2016 se redujeron las emisiones totales por esta vía en 14,5 millones de toneladas. Pero la agricultura y la silvicultura intensivas liberan el CO2 almacenado. A día de hoy, las tierras alemanas almacenan solo la mitad de los gases de efecto invernadero que en 1990.