Al mayor primate jamás conocido le faltó resiliencia
10 de enero de 2024
El Gigatopithecus blacki medía tres metros y se extinguió por su falta de movilidad y resiliencia ante el cambio climático, dice estudio.
Publicidad
El mayor primate jamás conocido fue el Gigatopithecus blacki y los indicios de su existencia se limitan a 2.000 dientes fosilizados y cuatro mandíbulas. Las causas de su extinción han sido un misterio, pero un nuevo estudio indica que ocurrió hace unos 295.000 años debido a su incapacidad para adaptarse.
Con su tres metros de altura y 250 kilos de peso, estos antepasados humanos muy remotos vivían en las llanuras del sur de China, donde se extinguieron hace entre 295.000 y 215.000 años, señala un estudio que publica Nature, realizado en 22 cuevas de ese país.
El estudio, encabezado por investigadores de la Academia de Ciencias China, contó con la participación, entre otros, del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (Cenieh) de Burgos (norte de España).
Publicidad
Vulnerable al cambio climático
Este gran simio se extinguió, antes de que los humanos llegaran a la región, debido a su incapacidad de adaptar sus preferencias alimentarias y comportamientos, además de por su vulnerabilidad a los cambios climáticos.
Sin embargo, otros primates como los orangutanes sí fueron capaces de adaptarse, explica la Universidad MacQuarie (Australia) una de las participantes en la investigación.
"La historia de G. blacki es un enigma en paleontología: ¿cómo pudo extinguirse una criatura tan poderosa en una época en la que otros primates se adaptaban y sobrevivían?”, indica la paleontóloga Yinggi Zhang, de la Academia China de Ciencias y una de las firmantes del estudio.
El equipo se propuso desentrañar el enigma y encontraron las pruebas en 22 yacimientos de cuevas repartidos por una amplia región de la provincia de Guangxi, en el sur de China.
Pies, patas y garras: obras maestras del diseño evolutivo
Leonardo da Vinci describió el pie humano como una "obra maestra de ingeniería y una obra de arte". Las patas de los animales son igual de impresionantes. Les permiten escabullirse, escalar, correr y huir.
Imagen: picture-alliance/Evolve/Photoshot
¿Perdiste un miembro? No hay ningún problema. Ya crecerá otro.
Los ajolotes son anfibios endémicos del valle de México. Es una de las especies de salamandras más inusuales y únicas del mundo. No sufren metamorfosis cuando alcanzan la edad adulta, como la mayoría de los insectos o anfibios (orugas y renacuajos, por ejemplo). Tienen una capacidad única para poder regenerar sus órganos y extremidades perdidas.
La pata de una rata nebulosa gigante junto a la de una rata nebulosa pigmea. Ambos animales viven en el sudeste asiático, en Filipinas. Técnicamente, en realidad no son ratas, sino herbívoros que viven en los árboles. Su hábitat y comportamiento es como el de una ardilla. Sus patas son idóneas para trepar por los árboles y escabullirse rápidamente de los depredadores.
Imagen: Privat/D. Balete/Field Museum Luzon
Spiderman: cuidado con este depredador
Los geckos son un tipo de lagarto que se pueden ver en casi todos los continentes. Les encanta comer insectos y arañas. Pueden moverse tan rápidamente como el hombre araña con su pegasas patitas. Los geckos tienen pelos microscópicos, llamado setae, en sus dedos. Les permite trepar mejor incluso por superficies muy resbaladizas.
Imagen: DW
Jesús pudo caminar sobre el agua, pero el basilisco común puede correr
Cuando el "lagarto Jesús Cristo" huye de sus depredadores, corre con las dos patas de atrás. Los basiliscos comunes tienen patas grandes con franjas escamosas a los lados de los dedos tercero, cuarto y quinto. Al saltar al agua, se forman bolsas de aire entre ellos. Con cada paso, esas bolsitas se llenan nuevamente de aire. Los basiliscos más pequeños pueden correr sobre el agua hasta 20 metros.
Los guérridos no necesitan correr sobre el agua. La tensión de la superficie del agua los mantiene a flote. La parte inferior de sus patas está cubierta con miles de pelos microscópicos, similares a los del gecko. Los pequeños surcos entre los pelos hacen que las patas sean resistentes al agua. A este caminante acuático le gusta cazar insectos más pequeños en la superficie del agua.
Imagen: picture-alliance/dpa
Una trepadora de montaña
Las cabras son criaturas divertidas, tanto en casa como en las montañas rocosas. Sus increíbles pezuñas les brindan un agarre y una tracción increíbles en terrenos resbaladizos y rocosos. Las cabras montesas pueden saltar por encima de huecos de varios metros de largo. Utilizan sus habilidades únicas de escalada para evadir a los depredadores, como osos y leones de montaña o lobos.
Imagen: picture-alliance/T. Dressler
Relajándose con la cabeza hacia abajo
Los murciélagos pueden ver en la oscuridad usando un sistema de sonda especial llamado "ecolación". Cuando no están volando, pasan el día colgados boca abajo en espacios oscuros. Sus patitas están diseñadas como perfectas herramientas de escalada, que se aferran a superficies rocosas y boscosas.
Los orangutanes son conocidos por sus dedos largos y curvados. Tener cuatro "manos" es ciertamente mejor que solo dos. Sus pies y manos están estructurados y perfectamente diseñados para trepar árboles, agarrarse y balancearse. Los orangutanes viven en la selva tropical, principalmente en la superficie, donde están protegidos de los depredadores que viven en el suelo.
Imagen: AFP/C. Mayhyuddin
Un minuto, solo tengo que ponerme los zapatos
Su nombre en latín significa "cien pies". Pero a pesar de su nombre, suelen tener de 30 a 354. Los ciempiés son miembros de una clase de invertebrados llamada artrópodos. Se pueden encontrar en casi todos los continentes, excepto en la Antártida. Sus numerosos pies ayudan a orientarlos en áreas oscuras (como antenas) y evitan quedarse atrapados en espacios reducidos.
Imagen: ISNA
9 imágenes1 | 9
Resiliencia de orangutanes
Zhang destaca la importancia para estos resultados de una sólida datación de los restos y un análisis medioambiental coherente.
Los hallazgos muestran que G. blacki se extinguió hace entre 295.000 y 215.000 años, mucho antes de lo que se suponía, y antes de esa época el mayor primate conocido prosperaba en un bosque rico y diverso.
Hace entre 700.000 y 600.000 años, el entorno se hizo más variable debido al aumento de la fuerza de las estaciones, lo que provocó un cambio en la estructura de las comunidades forestales.
En cambio, los orangutanes, que eran sus parientes cercanos, adaptaron su tamaño, comportamiento y preferencias de hábitat a medida que cambiaban las condiciones, lo cual les permitió sobrevivir.