Una nueva ola de violencia sacude a Irak. En la noche del jueves, un atacante suicida causó la muerte de 13 personas e hirió a otras 40 en un café en las cercanías de Bagdad. Poco antes, tropas gubernamentales habían iniciado un ataque a Faluyá. Por lo menos 15 personas murieron en medio de los tiroteos y enfrentamientos entre soldados y rebeldes, según informó uno de los médicos de un hospital de la zona.

Las fuerzas iraquíes combaten desde hace meses con el movimiento yihadista Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL). Sobre todo la ciudad de Faluyá, bajo el control del ISIL, es víctima de una escalada de violencia. Faluyá está ubicada en la provincia de Ambar, poblada por una mayoría sunita, en la frontera con Siria.

Los sunitas se sienten discriminados

Los habitantes de Irak sufren día a día a causa de la violencia y los atentados. Una serie de ataques suicidas en Bagdad dejó el pasado sábado 22 muertos y 70 heridos. Las explosiones se realizaron de manera coordinada y afectaron especialmente los barrios de Bagdad habitados por chiítas.

Sobre todo los sunitas están en conflicto con el Gobierno de Bagdad, dominado por chiítas. Es por eso que los observadores creen que los responsables de los atentados son los seguidores radicalizados de dicha minoría religiosas. Los sunitas acusan al gobierno de discriminarlos, ya sea en el ámbito político o en el económico. De acuerdo con un informe de Naciones Unidas, los enfrentamientos dejaron más de 8.800 víctimas mortales en 2013.

CP (dpa, afp, ap)